La “conspiranoia” puede arruinar el análisis en Podemos
La importancia de los sondeos radica en la influencia que tienen sobre las decisiones que van a tomar los políticos. En estos momentos, los dirigentes de los partidos viven tan pendientes de las tendencias de la opinion pública como de las negociaciones para los presuntos pactos que deberían llevar a la formación de Gobierno. Un objetivo tan lejano la semana pasada como está.
En una situación de estancamiento como la actual –salvo sorpresas de negociaciones en la oscuridad-, el deterioro o la mejora del voto para cada organización podría ser determinante a la hora de fijar una posición con respecto a un acuerdo de investidura.
Además de dar por hecho que la abstención aumentaría de forma destacada en caso de repetirse las elecciones generales, los sondeos publicados en los últimos días arrojan unos cuantos datos a tener en cuenta a la hora de digerir el devenir de las próximas semanas.
Podemos es la fuerza que más sufre en la caída de votos en estos momentos. Con su descenso no mejora el PSOE como muchos podrían pensar, sino IU y el liderazgo de Alberto Garzón. Lo cual lleva a algunos analistas a concluir –con prudencia- que si el deterioro de la formación liderada por Pablo Iglesias continúa, quizá sus líderes contemplen la posibilidad de hacer cualquier cosa con tal de no ir a unas elecciones generales. Ese cualquier cosa, por ejemplo, podría incluirse la abstención en la investidura de Pedro Sánchez para evitar unos comicios que fueran una debacle electoral para ellos.
Este análisis –racional para algunos demóscopos- es totalmente incorrecto para un experto politólogo, que estudia a Podemos desde hace tiempo. “No creo que ni Iglesias ni los suyos vayan a la abstención, ni aunque los datos les den una bajada importante. Ellos están convencidos de que todos los sondeos responden a la conspiración montada contra su partido por parte de los poderes fácticos y aunque Carolina Bescansa les enseñara la caída con cifras incontestables, tienen otros argumentos. En los dos últimos años han sido los mejores analizando sondeos y se escudarán en que nadie hace las campañas tan bien como ellos. Lo cuál es cierto, hasta ahora nadie ha manejado los sentimientos del votante con tal fuerza. Frente a la crudeza de los malos datos –si se mantiene la tendencia- estarán quienes argumenten que precisamente una campaña electoral es lo que les permitirá remontar”.
Ciudadanos es la fuerza política que mejor soporta la situación. Por ahora. Aunque en unos sondeos solo sube unas décimas y en otros varios puntos, la tendencia clara es que sube. Pero despierta recelos entre los expertos. Sus votantes son poco fiables a la hora de encasillarlos, no tienen una clara identificación de partido –aunque han hecho daño al PP en primer lugar- y la volátilidad entre sus seguidores es la más elevada, como se demostró a lo largo de la campaña electoral.
En cuanto a los dos partidos clásicos, los datos indican que, punto arriba punto abajo, en conjunto siguen estancados con respecto al 20 de Diciembre. Si en el PP se pensó que podía influir la corrupción –la segunda preocupación de los españoles según el ultimo CIS- la tendencia ahora es que ese bache se diluye y recupera algunas décimas. Mientras que el PSOE, por contra, en unas encuestas sube y en otras baja con oscilaciones no excesivas. En conjunto, a los expertos les sorprende que Pedro Sánchez no mejore todo lo que debiera tras los esfuerzos que ha realizado, dando un paso al frente para la investidura. La sentencia sobre la organización socialista es contundente: el problema no es de candidato sino se siglas. La marca Partido Socialista Obrero Español (PSOE) está dañada, no logra quitarse de encima la imagen de viejuna al no contactar con la era digital ni con el votante urbano. Por eso cuando se interroga a los expertos sobre si la subida de Susana Díaz de Andalucía a Madrid sería un acicate para el votante socialista, se encogen de hombros. El problema socialista está en el voto urbano y joven y ese sector, precisamente, no está claro que vaya a sentirse representado por la líder andaluza.
Por último, hay otro dato que no conviene aparcar cuando escuchen o lean las cifras de sondeos. Aunque no siempre, en un gran número de ocasiones la cocina de las encuestas –necesaria por cierto, cosas como recuerdo de voto y simpatía son clave- suele ir ligada también a los deseos de la empresa periodística que contrata a la compañía demoscópica. Pero eso ya lo saben los lectores, sin llegar a caer en la teoría de la conspiración de Podemos.