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Las mentiras que nos envuelven

Suso de Toro

Cada semana, cada día un vértigo. ¿Qué ocurrirá hoy, qué nueva desgracia, qué nueva miseria se desvelará? La realidad virtual en la que hemos vivido décadas se cae a cachos de podrida y no hay pilares que la sostengan. Tampoco hay columnas que la retraten, haría falta toda una serie de televisión con medios que contasen el entramado de corrupción, poderes económicos, monarquía, judicatura, partidos...Las únicas series que produjeron las cadenas de televisión españolas son simplemente cómplices de la gran mentira en la que hemos vivido. Una excepción es la serie “Crematorio” basada en una novela del escritor Rafael Chirbes que narra con solvencia la corrupción urbanística y política en el Mediterráneo español. Haría falta el talento, el pulso y el valor de un escritor de novela negra que contase el entramado de delitos que reina en la vida pública y que estrangula nuestras vidas. Cómo me gustaría una serie escrita por Andreu Martín. O por Juan Madrid, o Pérez Merinero, o ...., que contase los manejos en torno a Bankia, la toma del poder en Madrid tras el “tamallazo”, Cuevas, Bárcenas, Aznar, Rajoy, Camps...¿Por qué no hay una cadena que encargue una ficción que desentrañase la madeja de poderes criminales e iluminase nuestra confusión? No es por falta de dinero, el talento artístico puede compensarlo, es porque los grupos de comunicación forman parte de ese núcleo de poderes que sostienen el entramado de mentiras.

Mentiras. Se muere Margaret Thatcher y el mensaje de conjunto que nos ofrece el espacio central de los medios de comunicación es que fue una gran estadista o una figura de mérito. Nos quedan los márgenes de la información para decir que fue una mala persona y una gobernante sin corazón ni escrúpulos. Traicionó su apellido, “techador”, para dejar a muchas personas sin techo, sin trabajo y sin abrigo alguno. Thatcher fue una hija de la clase media baja muy inteligente, tanto que comprendió perfectamente los mecanismos de opresión y dominio entre las clases sociales en su país y utilizó ese conocimiento en su provecho personal para ascender en la escala del poder político, una vez ascendida a lo alto aumentó la distancia entre los poderosos arrojando a grupos sociales enteros al abismo. No puede haber perdón para las políticas sociales de Margaret Thatcher, una cínica que destruyó el sistema de bienestar británico construido tras los desastres de la II Guerra Mundial. No hay personalidad política más egoísta y odiosa que esa persona que extrajo su energía del resentimiento de ser mujer, y por lo tanto destinada a la marginalidad, y de no pertenecer a las clases dirigentes. Un alma llena de encono, envidia y ambición sin límites. Es natural que encontrase a sus pares en Pinochet o Ronald Reagan. Personajes que se realizaron destruyendo, la destrucción fue su labor creador y su forma de afirmarse en el mundo.

Mentiras. Estos días volvemos a leer y oír con nuevo énfasis lo que nos han contado décadas, “el Rey trajo la democracia”, “le debemos al rey la democracia”. Es tan riguroso atribuírle al rey “haber traído” (¿de dónde?) la democracia como atribuírselo a Francisco Franco, que fue al cabo quien lo nombró su sucesor. Esta democracia, con sus defectos, virtudes y límites, se basó en muchos factores pero si alguien la trajo fueron precisamente los enemigos de Franco y de cualquier sucesor suyo, los antifranquistas. Sé perfectamente, porque he sentido algunas veces la mordedura, que inmediatamente habrá quien señale que los antifranquistas no eran demócratas, que en realidad eran de ideología autoritaria, etc. No me extiendo aquí en contestar a eso, la paradoja de la historia es que quienes defendieron la República también eran abrumadoramente personas de ideologías con un aspecto autoritario, incluso totalitario. Nadie es perfecto, excepto Tartufo, pero permitan que diga que fui y soy antifranquista con todos sus pecados y, lo que es peor, sólo diré que me arrepiento bajo tortura. No, la democracia no la trajo rey alguno.

Pero le oigo a una periodista en la radio, excelente profesional por otra parte, “la monarquía es el principal activo de la democracia” e inmediatamente al actual Ministro de Justicia, señor Gallardón, cantar los servicios que nos hizo el Rey, todo lo que le tenemos que agradecer. En fin. Sin duda que hay una relación indisoluble entre esta democracia restaurada tras Franco y la Monarquía pero precisamente por eso la situación política y social española es tan grave: porque están en parejo en crisis la democracia y la Monarquía. Venir ahora con el cuento de que tengamos miedo a los militares, recordar el supuesto papel salvador del rey en el 23-F y todo eso es, simplemente, una mentira inútil. Nadie en su sano juicio desea el agravamiento de nuestros ya graves problemas pero sólo se puede salir adelante con verdades y debatiendo que cosa es democracia y que cosa no. Mentir no lo es, mandar cargar a la policía contra los que protestan no lo es, protestar sí lo es.

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