El euro de la receta lo pongo en un fondo de inversión
En casa, por problemas de salud varios, visitamos la farmacia semanalmente. Así que he echado cuentas de lo que nos va a salir el euro por receta, y es un pico, que sumado al aumento en el copago que ya nos metieron en verano, es como para pensárselo. Tanto, que hemos tomado una decisión: dejar de medicarnos, y todo el dinero que entre medicamentos, copagos y recetas nos ahorraremos, lo invertiremos en productos financieros.
En concreto hemos pensado colocar ese dinerillo en un fondo de capital riesgo con sede en Luxemburgo: CVC Capital Partners, que maneja más de 46.000 millones de dólares en inversiones, y es propietaria, entre otros negocios lucrativos, de la Fórmula Uno. ¿Qué por qué lo invertiremos ahí? Porque CVC es el dueño de Capio Sanidad, una de las empresas que más se va a beneficiar de los cambios que el presidente madrileño acaba de anunciar para la sanidad pública: la privatización de la actividad sanitaria (sí, sanitaria: médicos, enfermeros, todo) en seis hospitales, la privatización de los servicios no sanitarios en el resto de centros (primer paso para la privatización total, como se ha visto en aquellos seis hospitales), y la extensión de estos sistemas de “colaboración público-privada” también a los ambulatorios. Es decir, pasito a pasito hacia la privatización total de la sanidad.
La cosa se veía venir: tantos años tratando de convencernos de que suscribamos un seguro privado, que abandonemos la rancia sanidad pública y nos pasemos a la modernísima sanidad privada, y como nosotros no hemos hecho caso y hemos persistido en nuestro médico de toda la vida, pues al final, como la montaña a Mahoma, es la sanidad privada la que viene a nosotros, sin movernos del sitio.
Entre las empresas beneficiadas con estos cambios, a la cabeza está Capio Sanidad, que lleva años haciéndose hueco, sobre todo en la Comunidad Valenciana y Madrid, cuyos gobernantes nunca han ocultado sus intenciones privatizadoras. Y siendo propiedad de un fondo de capital riesgo que tiene sede en un paraíso fiscal, ya imaginarán cuál es su prioridad: ¿nuestra salud? Frío, frío.
Se trata de la atención sanitaria convertida en una “oportunidad de negocio”. Y la expresión no la he tomado de una pancarta a la puerta del hospital, sino del folleto con que la Comunidad de Madrid citó a las principales empresas del sector sanitario a una reunión en el hotel Ritz hace cuatro años: “Conozca las peculiaridades del nuevo pliego de condiciones administrativas particulares de nuevo Plan de Infraestructuras y aproveche las oportunidades de negocio para su empresa”.
Lo de que la gestión privada es más eficiente y permite ahorrar dinero es un mito bien alimentado por los neocon desde hace años, y que ahora se vuelve a usar como argumento convincente en tiempos de austeridad. Pero es mentira: la gestión privada, de ser más eficiente (que lo dudo), sólo lo es hasta que deja de serlo, y entonces toca rescatarla con dinero público. Si el día de mañana a los socios de CVC Capital Partners no les salen las cuentas y no obtienen la rentabilidad esperada, no duden que se largarán y nos tocará pagar la fiesta una vez más.
Pero incluso aunque fuese cierto que ahorrase dinero, ¿a costa de qué? ¿Médicos peor pagados? ¿Limitar pruebas diagnósticas porque son demasiado costosas? ¿Acortar los tiempos de hospitalización no en función del bienestar del paciente sino de su coste? ¿Someter la atención a enfermos a criterios de rentabilidad empresarial?
Por eso en casa vamos a dejar de medicarnos e invertir ese dinero en la empresa que se quedará con nuestros hospitales. Sí, nuestra salud se resentirá por no tomar las medicinas necesarias, pero también se va a resentir cuando el médico tenga que rendir cuentas ante inversores de Luxemburgo. Y al menos nos ganaremos un dinerillo, que esa gente sabe donde mete su dinero, y tiene olfato para las grandes “oportunidades de negocio”.