En 732, el ejército de Carlos Martillo detuvo el avance inexorable de las tropas musulmanas del Califato Omeya en la batalla de Poitiers. Unos años más tarde, su nieto Carlomagno, crea la Marca Hispánica, una primera línea de defensa más allá de los Pirineos para evitar nuevas incursiones. Desde tiempos inmemoriales, las grandes potencias han querido tener bajo control los territorios circundantes en sus fronteras. Ahora, violando el derecho internacional, Putin anhela lo mismo. Los drones y la guerra híbrida envían un mensaje claro, no se entrometan en Ucrania. A pesar de las palabras catastróficas del sr. Mark Rutte, que evocando una Europa devastada y el miedo de la gente, busca reforzar aún más los beneficios de la industria militar. Este dinero nos podría servir para captar los cerebros que Trump ya no valora, invertir en I+D que hace mucha falta en Europa y buscar una transición energética envidiable. Si no, corremos el peligro de quedarnos armados hasta los dientes sí, pero en la cola de la innovación y un actor secundario a nivel global.