Cinco hombres y mujeres sin piedad

Que la prueba de oposiciones al profesorado está desfasada lo reconoce la propia administración y la cantidad de aspirantes que no han podido superarla por una normativa obsoleta y trasnochada. Pero que los miembros de los tribunales se comporten como siervos serviles de la propia administración que, según reconoce el Director General de Personal en Andalucía, tienen autonomía para no ser tan estrictos en el cumplimiento de las normas, es de una soberbia humana y pedantería un poco cutre con aquellos que pueden ser posibles compañeros.

La administración también comenta que estos tribunales son asesorados por el servicio de inspeción que suele vivir en una torre de marfil administrativa alejada del mundanal ruido de las aulas. Son muchos los casos que han aparecido en la prensa de opositores a los que han invalidado la prueba por el tamaño de la letra, el título de la programación, el formato de una hoja, la elección del número de una bola por parte del opositor que el tribunal invalida por anotar este otro número y no decírselo al aspirante hasta después de la exposición, programaciones que un año son puntuadas con un 7.5 y otro con 3.5, por faltas de ortografía en la acentuación…

Por otra parte, la mayoría de los lingüistas considera que la ortografía de la tilde es como una etiqueta en el vestir no tan importante como la riqueza léxica o la correcta sintaxis. Por cierto algún miembro de un tribunal iba en pantalón corto y nadie de los opositores pensó que estaba invalidado para formar un tribunal. Es de admirar la actuación de ese héroe opositor, que, como un Dalí contemporáneo, ha optado por no someterse a estos hombres y mujeres sin piedad.