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Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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Formar gobierno en tiempos de crisis

Firma invitada: ALBERT FALCO-GIMENO. Investigador posdoctoral "Juan de la Cierva" en el Depto. de Derecho Constitucional y Ciencia Política en la Universidad de Barcelona

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Hoy se constituye el nuevo Parlament de Catalunya para la X legislatura. Asimismo, antes del próximo 4 de enero se convocará una nueva sesión de investidura para elegir al presidente de la Generalitat. Parece ser que Convergència i Unió y Esquerra Republicana de Catalunya han cerrado un pacto para prolongar el mandato de Artur Mas al frente del gobierno, aunque el acuerdo de estabilidad para toda la legislatura no ha llegado aún. Todo apunta desde hace semanas a que CiU formará gobierno en solitario y en minoría.

Lo cierto es que el escenario post-electoral catalán generaba una situación interesante donde múltiples resultados eran posibles. Lo que parecía claro en cualquier caso era que el gobierno que se formase tenía que ser fruto de un pacto entre varios partidos. De hecho, ya antes de la medianoche del mismo 25-N, el propio Artur Mas exigía lo que denominó como “co-responsabilización” de otras fuerzas políticas. Y es que si gobernar en tiempos de crisis ya es costoso, todavía lo es más cuando toca enfrentarse a las urnas habiendo gobernado en solitario.

Los sondeos preelectorales antes del 25-N parecían dibujar un escenario de excepcionalidad, pronosticando que el partido gobernante saldría bastante indemne después de dos años de duros ajustes fiscales. Sin embargo, los resultados electorales ofrecieron un panorama completamente distinto: CiU perdía casi cien mil votos y doce escaños. La excepcionalidad catalana no fue tal, pues. Muchas son las lecturas que se han hecho de ese importante varapalo. Pudo deberse a la apuesta soberanista de CiU (por demasiado fuerte o demasiado leve, depende de quién lo interprete), a la gestión del “día a día” durante los dos años que duró la legislatura, o a ambos. En cualquier caso, lo que parece claro es que cuando Mas hablaba de co-responsabilización tenía en mente que los costes de gobernar la agenda económica del gobierno durante los siguientes cuatro (?) años no podían ser internalizados por CiU únicamente. Ante el castigo electoral sufrido, Mas parecía preferir tener que compartir el gobierno a tener que asumir, en solitario, un programa económico de austeridad altamente impopular.

Así las cosas, el discurso de Mas desde el Majestic sonaba a invitación a un gobierno de coalición. Ante un contexto donde PP y PSC no parecían socios estables viables, la invitación, de facto, se estaba ofreciendo a ERC, la segunda fuerza política en el Parlament en términos de escaños. Durante las últimas semanas hemos visto como ERC rechazaba entrar en un gobierno de coalición, aceptando únicamente colaborar desde la oposición. Y es que económicamente hablando los tiempos son duros, y aunque los políticos quieran en general tocar poder, participar en el gobierno puede ser un arma de doble filo si a uno se le visibiliza como responsable de severos ajustes económicos.

Pero, más allá de lo que nos parece intuitivo, ¿existe una relación entre la dureza del contexto económico y los tipos de gobierno que tienden a formarse? ¿Qué nos dice la experiencia de formación de coaliciones en Europa? Si exploramos datos desde 1945, emergen tendencias bastante curiosas. Analizando solo situaciones postelectorales en las que ningún partido ha obtenido mayoría absoluta y por lo tanto no puede formarse un gobierno unipartito mayoritario, vemos que la economía no parece influir demasiado en el tipo de gobierno que se forma. Dicho de otro modo, en el momento de formación, la distribución de tipos de gobierno es muy similar tanto en contextos económicos de vacas gordas como de vacas flacas. La relación entre economía en el momento de la formación y tipo de gobierno está lejos de ser estadísticamente significativa.

Sin embargo, uno podría pensar que lo que importa para decidir si entrar en el gobierno o no hacerlo no es tanto el estado de la economía en el presente sino cuál será éste en el momento de rendir cuentas ante los votantes en las próximas elecciones. Obviamente, los políticos no pueden conocerlo, pero sí pueden formarse sus expectativas sobre si la cosa irá mal o irá bien en términos económicos. Si tomamos como punto de referencia el momento final del gobierno (en lugar del momento inicial), vemos que existe una relación bastante fuerte y estadísticamente significativa entre estado futuro de la economía y formación de gobierno en el presente. En períodos de vacas flacas hay más gobiernos unipartito en minoría y coaliciones de excedente (aquellas en las que hay más partidos de los que sería necesario para tener una mayoría en el parlamento) que en épocas de vacas gordas y en cambio hay menos coaliciones minoritarias y sin excedente (las coaliciones más habituales).

Estos datos deben tomarse con prudencia: obviamente, en el momento de formar gobierno los partidos no saben exactamente cómo acabará la legislatura en términos económicos. Pero en cualquier caso, parece que cuando los partidos candidatos a formarlo prevén tener que dar malas noticias cuando lleguen nuevas elecciones, se forman menos coaliciones de las habituales, más gobiernos unipartito minoritarios y, puestos a compartir la patata caliente, más coaliciones de excedente tipo gobiernos de concentración nacional (con más partidos de lo que sería necesario aritméticamente).

Volviendo al caso catalán, el rechazo de ERC a entrar en un gobierno de coalición es acorde con el panorama europeo comparado. Bajo un contexto económico más favorable, la estrategia del partido hubiera sido seguramente distinta. Aunque quizás la propia oferta de CiU ya no hubiese existido. Quién sabe.

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