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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

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Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

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Partido Democrático y Movimiento 5 Estrellas: ¿dos fuerzas condenadas a entenderse?

El líder del Movimiento 5 Estrellas, Giuseppe Conte.

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Se ha hablado mucho de la victoria de Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia) estos días. No es para menos, ya que por primera vez la derecha radical populista, en este caso con genealogía posfascista, gobernará en un país fundador de la Unión Europea. El desafío será importante para las instituciones europeas, pero más todavía para las fuerzas de oposición a Giorgia Meloni, que deberán rearmarse en los próximos años para plantear una alternativa de cara a 2027. ¿Cuáles son los pasos que podrían seguir ahora el Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5S)? Sobre ello hay varias teorías que expondremos brevemente a continuación. 

Tesis de los tres bloques

La tesis de la democracia de tres bloques plantea una reestructuración importante del bloque progresista. Según ella, presente de forma evidente en Francia desde las últimas elecciones legislativas, los sistemas de partidos estarían en transición hacia tres bloques: el nacionalista de derechas, el socio-liberal y el progresista-ecologista.

El primer bloque estaría protagonizado por las derechas radicales, nuevas y viejas, los conservadores, y en algunos países los partidos de tradición liberal que han optado por el camino de los anteriores. Es un bloque donde las derechas radicales han generado un efecto arrastre a los demás hacia la oposición multicultural, cierto cuestionamiento a la integración supranacional y un programa económico derechista que puede variar entre las recetas neoliberales y las de corte chovinista o igualitarismo derechista.

En el segundo existiría toda una tradición de avance y defensa en derechos civiles con políticas económicas que pueden pivotar entre liberales y socialdemócratas según la coyuntura. Este bloque liberal puede tener una gran centralidad en el tablero (Francia) o estar difuminado (España).

El tercer y último bloque apela a un entendimiento entre fuerzas ecologistas, nueva-izquierda y poscomunistas que defenderían un cuestionamiento de las reglas económicas imperantes y abrazarían la ampliación de derechos (feministas, ecologistas, sociales).

Si aplicamos este enfoque al caso italiano, la reestructuración del bloque progresista llevaría a un mayor entendimiento entre el Movimiento 5 Estrellas y partidos minoritarios como la Alianza Roji-Verde (proveniente de la unión entre Izquierda Italiana y Verdes) y la nueva Unión Popular del antiguo alcalde de Nápoles Luigi De Magistris. El objetivo sería doble, afianzar la independencia de este bloque progresista-ecologista del centroizquierda e instituirse como una fuerza competitiva en el plano electoral (en las elecciones del domingo las tres obtuvieron más del 20% de los votos, con una gran penetración el parte del sur del país).

Sin embargo, esta tesis solo puede sostenerse bajo el supuesto de un Movimiento 5 Estrellas que reafirme el giro socialdemócrata de la campaña electoral. El partido del populismo puro según Marco Tarchi, ha apostado claramente en esta campaña por medidas de expansión del Estado de Bienestar, promoción de políticas ambientalistas y protección de derechos civiles. Una decisión que según muchos analistas obedece más a razones electorales que a convicciones ideológicas. La defensa de la Renta Ciudadana (una suerte de Ingreso Mínimo Vital), el Salario Mínimo y mayor inversión en educación y sanidad les ha llevado a robar una cantidad importante de votos al Partido Democrático (+10%), activar a los abstencionistas (15%) y seguir teniendo fuerza entre parados y rentas bajas (uno de cada cuatro ha votado por la formación de Giuseppe Conte).

De cumplirse este spostamento definitivo, y sabiendo que en el actual sistema electoral existen importantes incentivos para concurrir en coaliciones, sería interesante explorar una competición virtuosa entre un bloque progresista (M5S, Alianza y UP) y uno socio-liberal (PD, Azione, Italia Viva).

La tesis de la coalición

Existe otra alternativa que puede tomar el bloque progresista que, como su propio nombre indica, abogaría por una entente entre M5S y PD para formar una coalición electoral de cara a la próxima cita con las urnas. Queda mucho tiempo por delante, suficiente para que el panorama italiano cambie por completo, pero si estos dos partidos conservaran su actual masa de votantes durante la legislatura, la hipótesis de la coalición sería una de las más convenientes a nivel electoral.

Quienes defienden esta postura aducen razones tanto mecánicas como sociológicas. Mecánicas, ya que el sistema electoral italiano penaliza notablemente no ir en coalición. Un 37% de ambas cámaras se reparte por escaños uninominales, lo que favorece a las candidaturas que concurren en coalición. En esta elección se vio claramente, y las tres derechas, unidas en una sola coalición, arrasaron en los escaños uninominales llevándose 121 de 146 escaños en el Congreso y 56 de 67 en el Senado. Frente a ellos, el centroizquierda se presentó dividido en tres bloques separados, lo que hizo que finalmente la derecha se hiciera con casi el 60% de los escaños contando con apenas un 43% de votos.

Las derechas supieron entender mucho mejor las reglas del juego y aparcaron sus diferencias para maximizar sus esfuerzos electorales. Por supuesto que Fratelli d’Italia, la Lega y Forza Italia tienen divergencias en sus posicionamientos políticos, pero el pragmatismo primó entre sus líderes, que, por pura conveniencia electoral, se presentaron unidos y han obtenido números suficientes para gobernar. Por ello, numerosas voces abogan estos días por tratar de llegar a un acuerdo de este tipo entre las fuerzas del centroizquierda para la próxima cita electoral. Un pacto pragmático y que busque beneficiarse de los jugosos premios que ofrece el sistema electoral a las coaliciones.

En cuanto a los motivos sociológicos, nos referimos a que PD y M5S apelan a sectores muy distintos del electorado, por lo que si consiguieran combinar sus fortalezas podrían armar una coalición muy competitiva a nivel electoral. El PD es un partido que, a diferencia de otras socialdemocracias europeas, penetra mejor en los sectores con un nivel socioeconómico y educativo más elevado. Un partido de profesionales liberales, funcionarios y profesores, que tiene sus grandes feudos en el centro de Italia, principalmente en Toscana y Emilia Romagna, y que cuenta con un votante mucho más envejecido.

El M5S, como hemos apuntado anteriormente, se ha consolidado como el partido de los jóvenes, los precarios y los ciudadanos del sur de Italia. Los de Conte fueron los más votados en la franja de 18 a 34 años según las encuestas de salida de la Radio Televisión Italiana (RAI), y desde su irrupción en 2013 llegan mucho mejor que el PD a los sectores más precarizados de la población. También se han consolidado como el partido del sur de Italia, una zona donde históricamente arrasaban la Democracia Cristiana y más adelante la Forza Italia de Silvio Berlusconi. El M5S no obtuvo los abrumadores resultados del 2018, donde llegó al 50% de voto en algunas circunscripciones sureñas, pero ganó en porcentaje de voto en esta zona del país y se llevó los 7 escaños uninominales de la ciudad de Nápoles, superando por sí solo a la candidatura de las tres derechas unidas. Unos resultados que confirman el arraigo territorial del antiguo partido de Beppe Grillo en la parte del país más castigada económicamente.

Por último, y no menos importante, también hay que destacar la sinergia que los cuadros y élites de ambos partidos ganaron durante el segundo ejecutivo de Conte, donde ambos gobernaron sin estridencias y se camaleonizaron. Un momento en el que algunos analistas como Piero Ignazi colocan el origen de esta adaptación socialdemócrata del Movimiento. Si hubo entendimiento una vez, podrá haberlo de nuevo en el futuro.

¿Cómo recomponer el centroizquierda italiano?

La pregunta una vez llegado hasta aquí es: ¿cuál de estas dos hipótesis debería seguir el centroizquierda de cara a las próximas citas electorales? En este punto hay partidarios y detractores de ambas estrategias.

En el caso de la tesis de la coalición, a pesar de los enormes rendimientos electorales que podrían conseguir PD y M5S al concurrir juntos, hay quien permanece escéptico respecto a esta hipotética unión. En política, 2 + 2 no siempre suman 4, y los vetos cruzados entre ambas formaciones podrían hacer que la unión no resultara tan fructífera como pudiera parecer. Una parte del electorado del PD es muy reacia al M5S, a quien considera un partido populista y poco fiable. No es para menos, y es que no hace tanto tiempo el M5S centraba buena parte de su discurso en atacar al PD, a quien consideraba como el partido de las élites, culpable de buena parte de los males del país. Pero también existen vetos en la otra dirección, y habría que ver si algunos seguidores del M5S aceptarían una coalición con el PD.

Aunque los de Conte parecen haberse inclinado definitivamente hacia el electorado progresista, el M5S sigue teniendo un importante componente antiélites, tanto en su retórica como en su trayectoria política. Su defensa de la Renta Ciudadana fue una de las claves de la campaña, lo que explica su apabullante victoria en Nápoles, la ciudad que cuenta con mayor número de beneficiarios en toda Italia. Por tanto, aunque el electorado del M5S se incline mayoritariamente hacia posiciones progresistas, hay una parte importante de este que proviene de los sectores más golpeados económicamente, que hace años que no votan al Partido Democrático.

Como vemos, la coyuntura no es tan sencilla, sobre todo si tenemos en cuenta que aún no sabemos qué Partido Democrático saldrá de su próximo Congreso, tras el anuncio de que Letta no revalidará el puesto de secretario general. El PD, además de llevar a cabo un profundo proceso de renovación de cuadros y liderazgos, deberá decidir quién quiere ser y a quien quiere representar de cara a los próximos años. Ser la cabeza de un polo socioliberal y competir virtuosamente con un polo liderado por el M5S, o integrarse con estos en una misma coalición que trate de abarcar una parte más amplia del electorado progresista.

Al centroizquierda italiano le quedan años de profunda reflexión por delante. Estas elecciones estuvieron marcadas desde el primer momento por unas expectativas rotas para el centroizquierda, que parece que asumió su derrota desde julio. Ahora, una vez consumada la victoria de Meloni se abre un periodo donde habrá opciones de recomposición para llegar a las próximas elecciones siendo competitivos. La demanda política existe, ahora solo falta una oferta que se coordine y sea capaz de dibujar un escenario en el que pueda disputar la victoria a la derecha.

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