Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Ayer Ignacio Urquizu nos narraba con “meridiana claridad” el excepcional desgaste sufrido por el Partido Popular en su primer año en el Gobierno. Una caída de 13 puntos en intención de voto en apenas nueve meses es, efectivamente, todo un record en la historia electoral de nuestro país. En esta breve anotación me gustaría aportar algunos datos más sobre la precaria situación en la que se encuentra la popularidad del Gobierno de Mariano Rajoy.
Para ello, he estimado con un sencillo modelo estadístico cuál debería haber sido la nota del Presidente (del 0 al 10) si sólo tuviéramos en cuenta la situación económica del país*. En el gráfico 1 comparo mis estimaciones con las notas reales que ha cosechado Rajoy según las encuestas del CIS. De este ejercicio podemos extraer al menos tres conclusiones:
1-Mariano Rajoy tuvo su luna de miel. Normalmente los presidentes suelen tener picos de popularidad justo después de las elecciones. El primer mandato de Mariano Rajoy no ha sido una excepción. A finales de 2011, justo después de las elecciones, Rajoy vio cómo su valoración mejoraba tanto con respecto a su predecesor en el cargo –tampoco era muy difícil- , como con respecto a sus propias notas cuando era líder de la oposición.
2-Mariano Rajoy se estrenó con un suspenso. En efecto, Rajoy tuvo una luna de miel “Low Cost”, pues aunque su valoración aumentó, ésta no alcanzó el aprobado. Se trata en realidad del primer Presidente del Gobierno en todo el período democrático que inicia una legislatura con una nota inferior a 5. A pesar de ello, su popularidad no estuvo muy por debajo de la esperada según mis estimaciones.
3-Mariano Rajoy ‘necesita mejorar’. El Gobierno de “lo que necesita España es confianza” y del “sabemos lo que hay que hacer y lo hacemos” no parece haber despertado, por el momento, demasiado entusiasmo. Rajoy vuelve en tan sólo dos trimestres a situarse en valoraciones por debajo del 4. Esta caída es particularmente acusada en los dos últimos trimestres, pasando de un 4,5 en enero a un 3,3 en julio. Se trata de una caída, como sugería Urquizu, excepcional. En efecto, el desgaste sufrido por el Presidente es muy superior al que deberíamos esperar si nos atenemos exclusivamente a la evolución de la situación económica. La nota de Rajoy se sitúa a partir del segundo semestre de este año considerablemente por debajo de mis estimaciones.
En definitiva, la precaria situación económica y el desánimo de los ciudadanos podrían, en parte, justificar unas valoraciones no demasiado generosas de nuestro Presidente. Pero un suspenso cercano al 3 no deja margen a dudas: Rajoy empieza su legislatura sin haber devuelto a España esa confianza que tanto prometió.
(*) Nota: Las estimaciones se han efectuado a partir de un modelo AR(1) con datos de evaluación del presidente desde 1982-2011 (encuestas CIS). Las variables que incluimos son: porcentaje de parados, trimestres en el que el presidente se encuentra en el gobierno, y dummies que recogen el presidente de turno y el trimestre en que se efectúan las elecciones.
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