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La pelea por el voto a la derecha del PP lleva a Rivera a no apoyar la retirada de los restos de Franco

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos

Carmen Moraga

Albert Rivera ha decidido alinearse de nuevo con el PP de Pablo Casado. Tras sumarse a la batalla emprendida por los conservadores contra la política de inmigración del Gobierno, Ciudadanos también hace suyos los argumentos de los populares para no apoyar el decreto ley que el Ejecutivo tiene previsto aprobar este viernes para iniciar el proceso para exhumar a Franco. Como el PP, Rivera explica su abstención en que en la salida de los restos del dictador del Valle de los Caídos no está motivada la urgencia que requiere la Constitución para legislar a través de un decreto ley y, por tanto, sin pasar los trámites del Congreso de los Diputados.

Con la abstención anunciada Ciudadanos considera que podrá mantener una razonable equidistancia con el 'no' y explicar las razones que le han llevado a no apoyar un asunto en el que saben que arriesgan mucho dado que suscita una especial sensibilidad en la mayoría de los españoles.

De hecho, según ha podido saber eldiario.es, entre algunos miembros de la dirección del partido ha habido dudas sobre qué postura tomar, si la abstención o apoyar la medida “con condiciones”, como hicieron en 2017. De ahí a que todos los dirigentes del partido que han estado de guardia en agosto se pusieran 'de perfil' cuando eran preguntados por los periodistas en sus comparecencias públicas sobre el asunto de la tumba del dictador. Ninguno se atrevió a desvelar cuál iba a ser el sentido del voto de su grupo.

La decisión de no que iban a apoyar el decreto fue desvelada este miércoles por Rivera en una entrevista en Onda Cero, y será abordada el lunes próximo en la primera Ejecutiva que mantendrá el partido tras el paréntesis vacacional.

En Ciudadanos explicaron después que se abstendrán porque no ven que “jurídicamente se pueda justificar” el uso de esta fórmula legislativa tan excepcional como es el decreto ley. Además, reprochan a Sánchez que no se haya dignado a abrir un diálogo con los grupos parlamentarios antes de llevar al Consejo de Ministras el decreto, del que desconocen su contenido. Aún así, el propio Rivera se ha apresurado a criticarlo.

La postura ha sido afirmar que están “dispuestos a pactar una solución global al Valle de los Caídos”, como aseguró la portavoz nacional, Inés Arrimadas el lunes pasado.

Unos argumentos similares a los del PP

Aunque en Ciudadanos no les gusta reconocerlo, coinciden con el PP en muchas de las razones de fondo para rechazar la decisión de Sánchez: “No hay que remover el pasado”; no está justificada esa “urgencia”, y hay asuntos “más prioritarios” que ese, como atajar la “escalada independentista” en Catalunya tras “la amenaza de Quim Torra de atacar al Estado”.

Esa fue la primera línea argumental de Rivera en la entrevista que concedió hace unos días a la Cadena Cope en la que tampoco dudó en coincidir con el exvicepresidente del Gobierno del PSOE, Alfonso Guerra, que unos días antes había señalado que a él no le gustaba “boxear con los fantasmas del pasado” y “no le interesaba nada hablar del dictador”. Guerra recordó que Franco “ya hizo sufrir mucho a España”, pero “se murió, está enterrado y ojalá que la piedra esa que tiene encima se hundiera”, añadió.

Este martes, Rivera abundaba en el asunto en otra entrevista con Onda Cero en la que adelantó el rechazo al decreto de su grupo parlamentario, con el que se reunirá en el Congreso, como suele ser habitual, en cuanto comience el nuevo periodo de sesiones en septiembre.

Durante la entrevista Rivera desgranó los mismos motivos que en la cadena de radio de los obispos. “No comparto que la exhumación de Franco se haga por decreto ley”, “después de 40 años no es una urgencia”, mientras señalaba que su partido “no lo haría así”, “sin contar con la mayoría parlamentaria”.

Hace un año, Cs votó a favor de exhumar a Franco

Sin embargo, Ciudadanos votó hace tan solo un año a favor de la retirada de los restos del dictador del Valle de los Caídos la primera vez que se debatió y aprobó en el Congreso este asunto. Fue en mayo de 2017, aunque fue de manera simbólica a través de una proposición no de ley (PNL) presentada por el PSOE. El PP se abstuvo.

La PNL socialista era bastante ambiciosa. Además de crear una Comisión de la Verdad sobre la represión del franquismo, pedía reconocer el trabajo esclavo y lograr la nulidad de las condenas dictadas por tribunales franquistas, un extremo que ahora exige ERC para apoyar el decreto de Sánchez.

Además, incluía exhumar también de la Basílica de Cuelgamuros al fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, “para su reubicación en un sitio no preeminente del edificio”; reanudar la búsqueda y exhumación de fosas comunes; crear un Banco de ADN de víctimas y familiares o reabrir la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura que Rajoy cerró en 2012.

Tras aquel debate en el que su partido apoyó al PSOE, Rivera aseguró que estaban “convencidos de que hay que aplicar la ley” y que el dictamen de la comisión de expertos era “razonable”. Pero advirtió también de que “el propio dictamen advierte a los partidos de que todas esas medidas tienen que tener consenso, porque estamos hablando de cuestiones de Estado, no de cuestiones de partido”.

¿Qué ha pasado para que en tan poco tiempo Rivera haya cambiado de opinión?. Según Ciudadanos, que ni existe ese consenso, dado que el PP se opone, que es el partido mayoritario en el Congreso, ni el decreto ley es la fórmula adecuada para solventar el asunto.

Como el debate se celebrará a mediados o finales de septiembre, Rivera tendrá tiempo para preparar bien la línea argumental de este nuevo giro ante un tema de especial sensibilidad social, algo en lo que el líder de Ciudadanos ya ha dado muestras de ser todo un especialista.

El cambio de criterio ante la prisión permanente

Lo hizo ante el debate sobre la prisión permanente revisable que el PP había introducido en el Codigo Penal en 2015 gracias a su mayoría absoluta. Un año después, en el acuerdo de investidura -fallida- suscrito con Pedro Sánchez, Rivera se comprometió a “la derogación inmediata de la prisión permanente revisable”.

Cuando se planteó por primera vez el debate en el Congreso, en octubre de 2017, la diputada y portavoz de Igualdad de Ciudadanos, Patricia Reyes, fue muy dura contra la medida que llegó a calificar como “inhumana”, recordando lo dicho por el catedrático y ex Letrado del Tribunal Constitucional, Juan Antonio Lascuraín, “si la pena es permanente es inhumana, y si es revisable, es imprecisa”. Además, rechazó utilizar acontecimientos trágicos, como el asesinato de un menor, para legislar “en caliente” porque ello suponía “jugar con el dolor”.

Pese a todas esas críticas, Ciudadanos optó entonces por la abstención con la excusa de que consideraba que debía ser un tema a tratar en la comisión de Justicia que estudiaba una reforma global del Código Penal y otras leyes.

Después del trágico asesinato del niño Gabriel, el partido de Rivera olvidó lo dicho y cambió de criterio anunciando que no iban a a votar a favor de la propuesta del PNV, que pedía su derogación. A cambio, presentaron una enmienda a la totalidad en la que defendían endurecer los permisos penitenciarios -como el acceso al tercer grado-y el cumplimiento íntegro de la penas en delitos “extremadamente graves”.

En marzo de 2018, cuando llegó ese debate al Congreso, todavía con Mariano Rajoy en el Gobierno, Rivera dejó muy claro su nuevo viraje en su perfil de Twitter. “Ciudadanos se opondrá a la derogación de la prisión permanente revisable, endureciendo además el agujero del tercer grado para garantizar el cumplimento efectivo de las penas”, proclamó.

Esta circunstancia obligó al partido a cambiar también de portavoz en el debate. La diputada Patricia Reyes fue sustituida por Juan Carlos Girauta.

Ahora, ante la exhumación de Franco, Ciudadanos ha vuelto a hacer un quiebro político, mirando quizá al dato del último CIS que señala que la fuga de votantes conservadores al partido de Rivera es constante. En abril, el PP perdía un 18,7% de sus votantes en favor de Ciudadanos. Pero la cifra se disparaba al 21,5% tras la moción de censura a Mariano Rajoy.

El último barómetro certificaba que los españoles ven Ciudadanos cada vez más a la derecha, distanciándose del centro en el que le situaban hace cuatro años. Esa 'derechización', que el líder de Ciudadanos se apresuró a calificar como “una distorsión de la realidad”, coincide con la batalla que se libra desde hace meses en ese espectro ideológico entre PP y Ciudadanos, y se ha visto acrecentada desde que Pablo Casado ganó las primarias a la presidencia de su partido y sustituyó en el cargo a Mariano Rajoy. El caladero para poder seguir creciendo ya saben donde está.

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