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Las dos alas del Gobierno armonizan el discurso: Iglesias y Calviño comparecen juntos para anunciar nuevas medidas

Pablo Iglesias, María Jesús Montero y Nadia Calviño en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Aitor Riveiro / Irene Castro

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La crisis del coronavirus está poniendo a prueba al primer Gobierno de coalición en España. El Covid-19 ha obligado a poner en marcha medidas excepcionales e inéditas que han provocado importantes roces dentro del gabinete de Pedro Sánchez, con dos alas diferenciadas para gestionar el Estado de Alarma: una representada por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y la otra por el vicepresidente social, Pablo Iglesias. En la tercera semana desde que se decretaron las medidas excepcionales y con el país confinado y todos los sectores de la economía paralizados salvo los servicios esenciales, Moncloa trata de mandar un mensaje de unidad. Tras el Consejo de Ministros de este martes, comparecieron juntos los representantes de las dos alas del gobierno para anunciar un nuevo paquete de medidas económicas y sociales. Calviño es la máxima exponente de la ortodoxia fiscal en el gabinete de Sánchez: hizo carrera en las instituciones comunitarias y ejerce junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el control de las cuentas. Iglesias como vicepresidente de Asuntos Sociales y líder de un partido que promete una salida a la crisis distinta a la de 2008 donde se repartan las cargas y no acaben pagando el coste los más débiles, defiende políticas expansivas del gasto público para afrontar la pandemia.

Ambos, acompañados de la portavoz, María Jesús Montero, este martes dieron cuenta del tercer paquete de medidas económicas y sociales aprobado por el Consejo de Ministros. Sin discrepancias públicas sobre lo acordado, los discursos de los dos dejan patente la distinta aproximación que hacen a la crisis y a la respuesta que debe ofrecer el Ejecutivo.

La división en el seno del Ejecutivo quedó clara en la adopción de las primeras medidas para hacer frente a la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia. Un importante sector del Gobierno, en el que se encontraban los cinco ministros de Unidas Podemos pero también algunos pesos pesados de los socialistas, apostaba por iniciativas contundentes para abordar la propagación del virus y por importantes inyecciones de gasto público para paliar los efectos sobre la población. Calviño y Montero, por su parte, se han posicionado de forma habitual como las defensoras de la ortodoxia económica, sobre todo mientras no haya certezas sobre la respuesta europea a la crisis y la presión del Gobierno español, que junto a Portugal y Francia defienden los llamados coronabonos, o lo que es lo mismo, la mutualización del presupuesto para hacer frente a la crisis.

El sector de Unidas Podemos dentro de la coalición había situado a Calviño en la diana al acusarla de frenar en última instancia algunas de las iniciativas que posteriormente se han aprobado. Sus enfrentamientos en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, la reunión previa a los Consejos de Ministros, con los ministros de Unidas Podemos, especialmente con la de Trabajo, Yolanda Díaz, han sido constantes. Sucedió, por ejemplo, con las medidas destinadas a facilitar la aplicación de expedientes de regulación temporales de empleo mientras dura la crisis y la cobertura a los trabajadores afectados. O de las restricciones impuestas al despido.

También hubo diferencias a la hora de abordar las moratorias hipotecarias y las del alquiler. En este último caso, la competencia depende del ministerio que dirige José Luis Ábalos, donde no sentó bien que Unidas Podemos presionara hasta el punto de presentarse en la comisión delegada una propuesta ya redactada para los alquileres, pese a no depender de sus áreas.

Finalmente Calviño, Ábalos e Iglesias se intercambiaron propuestas hasta llegar al punto intermedio que se ha aprobado este martes y que está lejos de las pretensiones del vicepresidente segundo y de las organizaciones sociales.

Calviño ya había mostrado también sus reticencias al confinamiento decretado con el estado de alarma por el impacto que tendría en la economía, así como a su posterior ampliación, cuya aplicación se reclamó con premura desde Unidas Podemos. Sánchez se resistió hasta el final bajo la premisa de que España ya había adoptado las medidas “más drásticas” de los países de su entorno y también con el argumento del necesario equilibrio entre la protección de la salud y las consecuencias económicas que tendría el parón de la economía. Finalmente el criterio de los científicos no se cuestionó y el presidente tomó la decisión de paralizar toda la actividad no esencial aprovechando la cercanía de la Semana Santa, cuando ya de por sí se produce una importante reducción.

En el fondo de las diferencias concretas subyace una visión diferente sobre cuál debe ser el papel del Gobierno ante una emergencia como la provocada por el coronavirus.

Calviño, que en el pasado ha trabajado en diferentes cargos técnicos en la Comisión Europea, es una defensora de la estabilidad presupuestaria y de limitar la acción del Estado para afrontar crisis como la financiera desatada en 2008 o la actual.

En los días previos al Eurogrupo del 16 de marzo, desde el Ministerio de Economía apostaban por mantener los objetivos de consolidación fiscal y por no aprobar amplias medidas de estímulo para la economía para que no se produjeran “comportamientos irresponsables” en los países de la zona del euro. Sánchez siempre ha defendido, no obstante, que la solución a esta crisis debe de llegar de la mano de la UE a través de figuras como los 'coronabonos'. De hecho, en la reunión del Eurogrupo, y ya con el estado de alarma decretado, el discurso de Calviño se alineó con países como Francia, Italia o Portugal para reclamar a sus socios europeos abrir el grifo y permitir a los gobiernos rescatar a sus respectivas economías.

El Eurogrupo acabó sin acuerdo. También el del pasado día 24, con Alemania y Holanda como principales defensores de la ortodoxia presupuestaria. Pero este martes, en la primera rueda de prensa de Pablo Iglesias tras un Consejo de Ministros, el vicepresidente aprovechó para “felicitar” a Sánchez por lo que en Unidas Podemos consideran que es una aproximación a su posición frente a la de Calviño.

“El camino del escudo social debemos recorrerlo en el conjunto de la Unión Europea”, apuntó el líder de Unidas Podemos. “El discurso que hizo el presidente a este respecto hace dos días [en referencia a la comparecencia de Sánchez el sábado para anunciar la ampliación del confinamiento] fue histórico. Quiero agradecerle su visión y su firmeza a la hora de defender la solidaridad como base del proyecto común europeo. El egoísmo jamás podrá ser un valor que vertebre el proyecto europeo, que solo será viable si se basa en la solidaridad, el apoyo mutuo, los derechos humanos y un marco moral mínimamente común”.

En esa comparecencia en la que Moncloa pretendía dejar claro que el Gobierno es una piña frente al coronavirus, Calviño reivindicó su labor en la gestión de las medidas económicas aprobadas al recordar que Sánchez delegó en ella la coordinación de los once ministerios involucrados y se han vislumbrado los matices del discurso dentro de la coalición. Calviño y Montero suavizaron el cese de la actividad no esencial -“no es un cierre”, dijo en dos ocasiones la portavoz- en un mensaje de tranquilidad para las empresas al asegurar que podrán “mantener un mínimo de plantilla o turnos para actividad mínima”.

“Hemos hecho un real decreto ley que reduce la movilidad, no la actividad económica dando a las empresas flexibilidad para amoldarse a las circunstancias y minimizar la actividad de sus trabajadores, pero manteniendo un nivel basal de la economía para no perder contratos ni capacidad productiva”, expresó Calviño.

Iglesias defiende así una visión más activa del Estado, en el que no solo es garante de las relaciones económicas, sino que interviene directamente para modularlas llegado el caso. “Las medidas de restricción de movimientos y de suspensión de actividades laborales no son viables socialmente si desde las instituciones y desde el Estado no se ofrece seguridad a la gente. El decreto que aprobamos hoy va en esa dirección, la de seguir dando seguridad”, sostenía el martes tras el Consejo de Ministros.

Iglesias citó expresamente los artículo de la Constitución “que protegen la seguridad económica de los trabajadores y de los hogares; el sistema de salud; el derecho a la vivienda; y los derechos de los consumidores” como “la base democrática para afrontar esta crisis”. “Si en algún momento cobra sentido la noción patriótica de la primacía del interés general del país tal y como la concibieron los padres y madres de nuestra Constitución, es ahora”, zanjaba Iglesias

“Lo más importante es la red de solidaridad que se está creando en nuestro país. El Gobierno no puede reemplazar esa red de solidaridad. El Gobierno puede apoyar y cubrir aquellos ámbitos a los que esa red a lo mejor no llega”, señaló, por su parte, Calviño: “Espero que las medidas excepcionales sean eso, excepcionales”.

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