Ignacio González cumple un año de Gobierno bajo la sombra de Esperanza Aguirre
Ignacio González encara este lunes su primer debate del estado de la región como presidente. Lleva 12 meses a los mandos de la Comunidad de Madrid. Y tiene otros 12 frentes abiertos, tanto dentro como fuera del Partido Popular.
Privatización sanitaria. La medida, que no estaba en el programa electoral con el que el PP concurrió a las elecciones en 2011, fue anunciada hace un año, en la presentación de los presupuestos para 2013, y se ha culminado en lo relativo a los seis hospitales cuya gestión se está transfiriendo a Capio, HIMA San Pablo y Ribera Salud. Queda pendiente la otra pata de la privatización, la de la gestión de una veintena de centros de salud, sobre la que planea la amenaza de dimisión de los gerentes de los ambulatorios en el momento en que se produzca.
La marea blanca, que contó con la movilización de pacientes y empleados sanitarios, llegó a convocar una consulta popular cuyo resultado contra las medidas del Ejecutivo rozó el 100%, y también numerosas manifestaciones y actos de protestas durante todo el año. Sin embargo, Ignacio González ha seguido con su plan inicial y, a partir de este mes, un millón de madrileños ven cómo su hospital pasa a estar gesionado por empresas privadas.
Corrupción. Madrid fue uno de los epicentros de la trama Gürtel, junto con Valencia. Y uno de los excompañeros de filas y de Gobierno como Alberto López Viejo, exconsejero de Deportes, acabó expulsado del PP por su vinculación con la red. Recientemente se ha conocido que llegó a ingresar en Suiza en un solo año medio millón de euros. Quien ha tardado más en ser definitivamente expulsado es el exalcalde de Pozuelo de Alarcón y exesposo de la ministra de Sanidad, Ana Mato, el “funcionario” del PP –en palabras de Carlos Floriano– Jesús Sepúlveda, a quien la trama Gürtel agasajó generosamente, según indica la investigación.
En los próximos días, el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que investiga Gürtel y los papeles de Bárcenas, abordará las adjudicaciones de la Comunidad de Madrid y de varios ayuntamientos a empresas de la trama Gürtel y tomará declaración el 16 de septiembre a Teresa Gabarra, esposa del exconsejero López Viejo; el exdiputado de la Asamblea de Madrid Benjamín Martín Vasco; el exalcalde de Arganda del Rey Ginés López; el presidente de Martinsa Fernando Martín Álvarez, y el presunto blanqueador de Gürtel Ramón Blanco Balín.
Entretanto, el PP acaba de llevar a los tribunales al secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, por “dejar un pufo de 42 millones en el tranvía de Parla”. El PSM se defiende diciendo que la obra dependía del Consorcio de Transportes de la Comunidad de Madrid.
Bronca parlamentaria. El PP lleva gobernando la Comunidad de Madrid con mayoría absoluta desde 1995. Es decir, tanto Alberto Ruiz-Gallardón como Esperanza Aguirre, y ahora, Ignacio González, han gobernado sin necesidad de pactar una sola norma con la oposición. Y eso se nota. Esa ausencia de cultura del pacto en la Asamblea de Madrid eleva el tono de los debates y hace del Parlamento regional una Cámara legislativa en la que prácticamente nadie escucha a nadie. Todo ello, junto con las acusaciones mutuas de corrupción –dialécticas y judiciales–, hacen que el ruido cada vez sea mayor, sobre todo en esta legislatura, en la que el portavoz socialista, Tomás Gómez, ha tirado de la cuerda como nunca, y el presidente de la Cámara, José Ignacio Echeverría, ha preferido gobernar la Asamblea expulsando a diputados de la oposición en vez de practicar la mano izquierda.
Bicefalia. Esperanza Aguirre pasó de decir que "la bicefalia es para el PNV" a que se quedaba al frente del PP madrileño para evitar "una bicefalia de choque". Es decir, se mantiene en el cargo por temor al desembarco de Génova. La relación entre Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre es muy mala, dicen fuentes del partido, que llegan a hablar de que el problema ya “es de piel”. Rajoy se enteró una hora antes que la prensa de la dimisión de Aguirre y, desde aquel día en que anunciaba que se iba para “disfrutar de la familia y los nietos”, se ha convertido en la principal voz discordante de algunas de las principales medidas del Gobierno de Rajoy, como las subidas de impuestos y el reparto del déficit fiscal. Este discurso, de gran repercusión mediática y que seduce como pocos a la militancia, convierte a Aguirre en un referente permanente del PP en Madrid y eclipsa al propio presidente González. Y no sólo eso, impide la proyección que necesita para convertirse en un hipotético candidato ganador e interfiere en sus relaciones con Génova, imprescindible para tener futuro político en el PP.
Juego de tronos. “Nacho [Ignacio González] no es Esperanza, igual que Ana no es Alberto”, dicen en el PP. Ni el presidente regional ni la alcaldesa son grandes referentes políticos para los madrileños, y así lo demuestran las recientes encuestas. Independientemente del desgaste que alcanza a Madrid por el arrastre negativo del Gobierno de Rajoy, lo cierto es que ninguno de los dos ha llegado después de unas elecciones y tienen que demostrar en estos años, hasta las elecciones de 2015, que se han ganado el puesto. En eso está González, intentando ganarse el favor de un Rajoy que le vetó para presidir Caja Madrid, con quien se está peleando por el déficit fiscal y que no congenia en absoluto con su mentora política, Aguirre. A favor de González juega su amistad con María Dolores de Cospedal, tocada por la gestión del caso Bárcenas, y el paso del tiempo. Fuentes del PP madrileño confiesan que hace un año se sentían huérfanos sin Aguirre en la puerta del Sol. Ahora, sin embargo, reconocen que González se ha ido “ganando al partido”.
No obstante, la decisión final se tomará, como cuando José María Aznar desplazó a José María Álvarez del Manzano de la alcaldía, meses antes de las elecciones y en función de lo que digan las encuestas. La decisión final sobre los Juegos Olímpicos, que se sabrá este sábado, influirá en el futuro político de Ana Botella, a quien González sigue defendiendo, mucho más que Esperanza Aguirre, quien siempre anheló ser alcaldesa aunque últimamente se haya autodescartado. El otro gran referente para la militancia del PP es la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, que se recupera estos días en el hospital La Paz de un accidente de tráfico, y cuya actitud de dureza contra las manifestaciones y los movimientos sociales le ha granjeado grandes simpatías entre la militancia popular.
Eurovegas. Aguirre peleó por el proyecto del megacasino, el Gobierno modificó normas fiscales que favorecen a Las Vegas Sands y González logró que se concretara la ubicación (Alcorcón). Sin embargo, aún quedan muchos detalles pendientes, desde cambiar la ley contra el tabaco hasta la financiación que requiere el grupo de Sheldon Adelson (en torno al 75% del proyecto) y rehabilitar un aeropuerto de lujo. A partir de ahí, se verá cuántos de esos 200.000 puestos de trabajo terminan produciéndose y de qué tipo son.
Educación. En este año se ha ampliado la llamada Área Única. Sin embargo, el frente más grave que tiene abierto González es con la universidad. El dinero que aporta a las universidades se ha reducido año tras año hasta el punto de que las matrículas en Madrid son el doble de caras que en otras comunidades, lo que ha motivado que muchos alumnos se hayan visto al borde de la expulsión por no poder hacer frente a los pagos aplazados de la matrícula. Las protestas han incluido clases en la calle impartidas por profesores y diversos encierros, alguno de los cuales terminó con la policía desalojando a los alumnos de las facultades.
Objetivo de déficit. Aguirre no alcanzó el objetivo de décifit impuesto para 2011, cosa que sí ha logrado González con respecto a 2012 (cerró el año con 1,13%, en lugar del 1,5% exigido). Sin embargo, el Gobierno de Mariano Rajoy ha establecido un déficit a la carta autonómico para 2013 (1,07% para Madrid; 1,58% para Cataluña, por ejemplo), lo cual ha desatado las críticas de González, su Ejecutivo y, también, las de Aguirre, que siempre son las que más se oyen y se escuchan en el resto de España. “Madrid no puede asumir más recortes”, llegó a decir el presidente regional, quien, esta vez, evitó eufemismos del tipo ajustes, medidas de ahorro o racionalización del gasto.
Presión fiscal. Otro de los focos de conflicto entre Moncloa, Sol y Aguirre. Desde el Gobierno central deslizaron que Madrid debería subir algún impuesto. Sin embargo, González prefirió mantener los impuestos actuales y presionar para que se los bajaran a proyectos como Eurovegas, para lo cual, además, ideó un traje a medida normativo y fiscal (con bonificaciones en el impuesto sobre transmisiones y actos jurídicos) llamado Centros Integrados de Desarrollo (CID). En este ámbito de promoción económica, además de Eurovegas figura la liberalización de horarios comerciales, muy contestada por los pequeños comercios.
Telemadrid. Desde que Aguirre llegó al Gobierno regional se manifestó en contra de las televisiones públicas autonómicas. Pero, mientras se aprobaba una ley que permitiera privatizarla, marcó la línea editorial, cambió la programación y los informativos. El despolme de la audiencia junto al agujero económico, la pérdida progresiva de prestigio y la reciente relación con los papeles de Bárcenas de sus directivos han situado al ente público de la radio y la televisión públicas al borde de la desaparición. Lo último es un ERE de más de 800 personas tumbado por la justicia.
Reforma de la ley electoral. Es una de las recientes banderas del PP madrileño. Sin embargo, tiene muy pocas posibilidades de prosperar porque requiere modificar el estatuto de autonomía, para lo cual se precisa el voto favorable de dos tercios de la Asamblea. El proyecto busca organizar el territorio en circunscripciones y reducir drásticamente el número de diputados –de 135 a 65– con el argumento de recortar el presupuesto en políticos.
Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Es el primero de la Comunidad de Madrid. No obstante, el trazado aprobado finalmente excluye lugares de gran valor ecológico como el pinar de los Belgas y el de Valsaín, por lo que ha contado con la crítica de la izquierda y los ecologistas. Además, hay tres espacios protegidos cuya gestión está poco definida: el parque natural de la Cumbre, Circo y Laguas de Peñalara en Madrid, y en Castilla y León, el parque natural Sierra de Guadarrama.