Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

La mayoría absoluta en Andalucía refuerza el eje Feijóo-Moreno frente a la “batalla cultural” de Ayuso

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y el de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, durante la Convención Nacional del PP en Valencia.

Aitor Riveiro

14

“¡Es una mayoría absoluta en Andalucía!”. Así de exultantes se mostraban en la sede nacional del PP cuando el escrutinio en Andalucía confirmaba un hecho histórico: Juan Manuel Moreno ha logrado este domingo una victoria incontestable en las urnas. Un triunfo que también refrenda la alianza fraguada por el barón andaluz y el nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el XX Congreso Nacional (extraordinario) que entronizó al gallego. Lo dejaba claro el coordinador general del partido y mano derecha de Moreno, Elías Bendodo, este lunes ante los periodistas: “El tándem Moreno-Feijóo ha dado una gran expresión de hasta dónde pueden llegar”.

Un dúo que se afianza también en la pugna interna que existe en el partido sobre cuál es la mejor forma de hacer oposición al Gobierno de Pedro Sánchez y de bregar con la ultraderecha. Hasta ahora, la única que había ofrecido una fórmula para recuperar una posición dominante ante una derecha electoralmente fragmentada había sido Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña perdió las elecciones de mayo de 2019, como Moreno las de diciembre de 2018, pero una coalición con Ciudadanos y el apoyo parlamentario de Vox permitió a ambos gobernar. Ayuso disolvió la Asamblea de Madrid y convocó elecciones en mayo de 2021 al calor de la moción de censura de Murcia, se comió a Ciudadanos y obtuvo una amplia victoria que superaba a la izquierda.

Ayuso se presentó a aquellas elecciones con el lema “socialismo o libertad” y basó su campaña en los supuestos agravios del Gobierno central con Madrid, personalizados en el hipotético odio de Pedro Sánchez y su Ejecutivo a la región. La presidenta llevó al límite la máxima de ofrecer una batalla ideológica “sin complejos”. “Madrid es España”, decía la lideresa, que empujaba a su por entonces jefe de filas, Pablo Casado, al precipicio por el que se acabó despeñando.

Pero no logró la mayoría absoluta y solo pudo ser investida, otra vez, gracias al voto favorable de la ultraderecha, que optó por quedarse fuera del Gobierno. Una decisión de la que debieron arrepentirse pronto porque poco después anunciaron que no iba a volver a ocurrir: si sus votos eran necesarios, iban a exigir presencia en los ejecutivos.

La primera prueba del giro de Vox llegó el pasado mes de febrero. Alfonso Fernández Mañueco (que tampoco ganó las elecciones en 2019) expulsó a Ciudadanos del Gobierno y convocó elecciones, convencido de lograr un resultado, en el peor de los casos, como el de Ayuso. Pero quedó lejos y el partido de Santiago Abascal le exigió una Vicepresidencia y tres consejeros.

Los tracking en la última semana de campaña eran tan ajustados que el barón de Castilla y León reclamó la presencia de Ayuso para remontar. Ella fue la gran protagonista del cierre, en el que eclipsó a los demás representantes del PP.

En las semanas posteriores a las elecciones, y mientras Mañueco negociaba el primer Gobierno de coalición del PP con la ultraderecha, se desató la gran batalla entre Casado y Ayuso, que concluyó con Feijóo de presidente del partido y la presidenta madrileña señalada por las comisiones de su hermano. El gallego optó por una estrategia doble: alabar en público a Ayuso mientras le restaba capacidad de movimiento orgánico fuera de sus fronteras.

Feijóo ha cedido el control total del PP de Madrid a Ayuso, pero su presencia en la dirección nacional es testimonial. Y, pese a sus advertencias, Feijóo no se ha dejado arrastrar al terreno en el que tanto ella como Casado mejor se movían: el de la batalla cultural. Contra las lenguas cooficiales, las políticas de igualdad o la ampliación de los derechos laborales. Y el de asumir a Vox como un socio natural, tolerable y mejor que otras opciones, incluso mejor que Ciudadanos. De hecho, Ayuso dijo que ella gobernaba “en coalición” con Vox.

“El centro derecha no puede dejar que la izquierda colonice problemas y pervierta hasta las palabras y pasar después a arreglar solo la economía mientras se asientan las transformaciones ideológicas de la izquierda”, dijo Ayuso al ser designada presidenta del PP de Madrid, hace menos de un mes. “Somos una nación sin la que Occidente no se entendería; Cuba es una dictadura”, dejó dicho entonces Ayuso, quien denunció un “ataque a la capital y a la Corona, que representan lo mismo”. Dos meses antes, con Feijóo todavía como candidato, ya le advirtió: “Somos un mensaje nacional al servicio de España. (...) Somos una retaguardia, un equipo de soldados que te vamos a acompañar en este momento crítico. Pero un equipo que tiene poca paciencia para las tonterías, poco aguante para las imposiciones”.

Pero Feijóo se ha mantenido fiel a su estrategia. Economía, economía y economía. Da igual lo que haya que retorcer los datos, en eso hay plena correspondencia con Ayuso, pero el discurso debe ser más tranquilo; con Vox se cohabita solo en caso de que sea imprescindible, sin mancharse a poder ser; y la alternancia en el poder que se produjo durante el bipartidismo es un escenario inmejorable. Y nada de batalla ideológica que movilice a la izquierda.

“Gestión”, “moderación” y “sentido común”

Juan Manuel Moreno representa esta tesis. Él apoyó en el congreso de 2018 que encumbró a Casado a su rival, Soraya Sáenz de Santamaría. Y este domingo, el andaluz ha logrado una mayoría absoluta histórica que, además, rebaja la figura de Ayuso como principal referente electoral del PP. Aunque en la Puerta del Sol no están muy de acuerdo con esta última afirmación.

Moreno y Feijóo tejieron una alianza ante la caída de Casado que les ha permitido repartirse el poder orgánico. Ahora, además, el gallego se apoyará en el triunfo del malagueño en su pugna interna. Lo dejaba claro la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, el mismo domingo por la noche. “Creemos en sumar, abrir las puertas y las ventanas para quienes quieran sumar desde la estabilidad”, dijo. “Iniciamos una nueva etapa, con tremenda ilusión y una enorme responsabilidad”, apuntó. “Este es el triunfo de la gestión, la moderación y de que hay otra manera de hacer política. Es muy bueno para toda España”, añadió. Y zanjó: “El PP ha frenado a Vox en Andalucía y lo ha hecho por sí mismo”.

Desde el PP de Madrid llegó una doble respuesta que busca afianzar su propio mensaje. “Andalucía ya es 'Socialismo Free”, tuitearon primero. “LIBERTAD”, después. “Ante el sectarismo, convencimiento”, dejó escrito la presidenta madrileña.

El lunes, Elías Bendodo reforzó el mensaje en una rueda de prensa en la que dejó algunas perlas a los periodistas. “Juan Manuel Moreno ocupa con claridad el centro del tablero político, ha abierto las puertas a muchos votantes socialistas que no se reconocen en su actual líder”, dijo. ¿Y qué pasa si ocupas ese centro? Que, según ese relato, te irá bien: “El PP siempre ganó centrado y moderado. El PP desde el centro saca grandes resultados. El PP debe tener siempre un pie en el centro y pivotar el otro pie a izquierda y derecha”. Anatema para quien ha hecho bandera de ser una derecha dura.

Las claves, según quien ha sido mano derecha de Moreno desde 2018 y actual número tres de Feijóo en el PP, pasan por una “buena gestión” y “resolver problemas sin crearlos”. Además, explicó Bendodo, “los ciudadanos están cansados de trincheras, quieren gobiernos capaces de pactar y dialogar con todos”. Por si quedaban dudas, refrendó: “Juan Manuel Moreno pactó y habló con todos”. Además, “servicios públicos que funcionen bien” y “bajadas de impuestos”. Justo el día en el que Ayuso ha condenado la mayoría de los servicios de urgencias médicas de la Comunidad de Madrid. “No es una cuestión de ideología, sino de sentido común”, apuntó el número tres del partido.

Los que no suman, fuera de la campaña

Así es como, según Bendodo, Moreno ha “frenado las expectativas de Vox”. Y gracias al apoyo del presidente del partido. “El PP ha contado con el apoyo total de Feijóo y Cuca Gamarra”, dijo. “El presidente ha estado en siete de las ocho provincias. Feijóo ha sido un gran activo, se ha volcado y fajado en la campaña andaluza”, añadió.

“Los principales activos del PP son el presidente y la secretaria general”, remarcó, para insistir en que “se acabó” con la política de “trincheras”. “Dividir no es un plan”, dijo, aunque esta vez concretó un poco más: “Es una maniobra que ha utilizado el socialismo, y ha fracasado. Es una maniobra para resistir, no es un plan”.

“El presidente nacional suma, y mucho”, insistió, para que el mensaje quedara bien claro. Y lanzó la bomba: “Nosotros en la campaña electoral no nos andamos con miramientos. El que sumaba venía, y el que no, no venía. Vinieron los que sumaron. Y el presidente sumaba. Y la secretaria general sumaba”.

El problema es que la dirección del PP de Andalucía excluyó expresamente a los presidentes autonómicos, incluida Ayuso, de la campaña. Bendodo matizó luego que sí estuvieron “en precampaña”, pero en realidad todos fueron más bien a cumplir con el expediente un día y sin mucho bombo.

“Los presidentes autonómicos sumaban”, dijo. Pero inmediatamente añadió: “Ha quedado claro que el tándem Moreno-Feijóo ha dado una gran expresión de hasta dónde es capaz de llegar”.

Ayuso ha intentado quitar hierro a las diferencias. Este mismo lunes, declaró: “Nadie me va a enfrentar a Feijóo ni a Moreno”. Pero en la misma frase advirtió: “Y yo no voy a cambiar ni un milímetro mis políticas”.

En la Puerta del Sol el domingo por la noche echaban cuentas y rebajaban un poco el éxito de Moreno, que en el PP de Madrid atribuyen en parte al hecho de que Andalucía tiene ocho provincias, por lo que el resultado no es del todo proporcional, como sí ocurre en Madrid, uniprovincial. De hecho, Ayuso en mayo de 2021 logró un 44,73% del voto, y Moreno el domingo un 43,13%.

Tampoco les vale en la sede del Gobierno de Madrid la reflexión de que Moreno ha parado a Vox. El 19J, la ultraderecha obtuvo el 13,46% de los votos y subió un par de escaños, de 12 a 14. En Madrid, hace un año, un 9,13% y solo un diputado más, 13. “¿Quién frena a quién?”, se pregunta la dirección de Ayuso.

Este martes Feijóo ha convocado a su Junta Directiva Nacional. El máximo órgano entre congresos, con centenares de integrantes, en lugar del habitual Comité Ejecutivo Nacional, mucho más pequeño. El presidente ofrecerá en abierto ante los dirigentes de su partido su lectura del resultado en Andalucía y marcará la estrategia para lo que viene por delante en apenas un año: municipales y autonómicas, en mayo; generales, cuando Pedro Sánchez quiera. A su lado se sentará Moreno, quien también ofrecerá un mensaje que cualquiera podrá seguir. Para que no quede duda de qué PP es el que manda ahora.

Etiquetas
stats