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Las acusaciones de Casado enfangan la campaña y causan más malestar en el PP

Pablo Casado, uno de los precandidatos para presidir el PP.

Iñigo Aduriz

“No desprestigien el partido”. La Comisión Organizadora del próximo congreso del PP lanzaba este jueves una contundente reprimenda a los candidatos a la presidencia de la formación que en las últimas horas han exigido una flexibilización de las reglas internas con la intención de aumentar la previsible irrisoria participación en las primarias para elegir al sucesor de Mariano Rajoy después de que solo se inscribiera en el proceso el 7,6% de los afiliados. Pero las palabras de Luis de Grandes, presidente de esa comisión, resonaban con especial fuerza contra el aspirante que sigue teniendo un puesto en la dirección del partido y al que se le supone un mayor respeto a la normativa: Pablo Casado.

El vicesecretario de Comunicación había asegurado querer respetar las normas, pero el miércoles se mostraba favorable a que “de aquí al día 5 todos los afiliados que pasen por su sede a regularizar los pagos de las cuotas puedan votar directamente”. Esto generó un malestar en el organismo regulador del cónclave que se reflejaba en el tono de De Grandes, que recordaba que “la Comisión Organizadora no puede ni innovar ni flexibilizar sino que tiene que ejecutar y aplicar las normas”.

La incomodidad generada en la cúpula del partido por el más joven de los aspirantes a la Presidencia del PP se ha agravado en las últimas horas a raíz de las acusaciones de juego sucio realizadas por el propio Casado. Unas insinuaciones que, sin embargo, no ha querido argumentar ni atribuir.

En los últimos días había hablado de la existencia de “presiones” en contra de su candidatura. Y este jueves iba más lejos, al denunciar que otros aspirantes le estaban poniendo “zancadillas”. “¿Quién le está poniendo zancadillas?”, se le preguntaba en la sede nacional de Génova. “No lo sé”, respondía, sin dar más detalle. “Hay comunidades autónomas o provincias que se están declarando de un determinado candidato, que están movilizando hacia un determinado candidato o que no están acudiendo a determinados actos de los candidatos”, aseguraba, sin querer dar nombres.

De las “presiones” a las “zancadillas”

En el partido se da por hecho que se refería a las dos favoritas, la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría y la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, dos aspirantes a las que la estrategia de Casado para llegar a la Presidencia del partido les volvía a dejar descolocadas.

Primero fue el gran número de avales que presentó el vicesecretario –más de 5.000–, que sorprendió a las precandidatas. Después, esas supuestas “presiones” que este jueves se convertían en “zancadillas”, en un tono del que han querido huir Sáenz de Santamaría y Cospedal a lo largo de la campaña, y eso que se esperaba que la batalla fuera encarnizada entre ambas candidatas dadas las diferencias que han caracterizado su relación en los últimos años. Finalmente, uno de los últimos mensajes trasladados por Casado, marcando más distancia aún con sus contrincantes: “Yo no voy a pedir absolutamente nada porque no me siento representado por ningún otro proyecto”, aseguraba, poniéndose en el escenario de lo que ocurriría si pierde la votación el próximo 5 de julio.

Oficialmente, tanto Cospedal como Sáenz de Santamaría evitaban entrar al trapo del fango en el que ha empezado a instalar la campaña el vicesecretario candidato. Preguntada sobre las acusaciones de Casado, la primera sostenía: “Es la primera vez que oigo hablar de esto y, francamente, me sorprende. No había percibido eso ni me había comentado nadie cosa semejante”, aseguraba, antes de concluir: “Yo no voy a entrar en reproches”. Más escueta era la exvicepresidenta: “Yo no tengo a mis adversarios entre mis compañeros de partido”.

Desde sus equipos preferían también no hacer declaraciones para valorar las palabras del vicesecretario. Ambas quieren seguir manteniendo la “lealtad” a sus compañeros y a las siglas de los populares, sin entrar en provocaciones. Pero la incomodidad era palpable en los rostros tanto de una como de la otra al ser preguntadas sobre Casado, y reconocida por algunos de sus apoyos más destacados en el partido. Si el vicesecretario quiere hacer juego sucio, apuntaban, que por lo menos se “atreva” a poner nombre a sus acusaciones, señalan en el PP.

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