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Holanda, Noruega y Suiza, entre los países con más ideas machistas sobre las científicas

Una científica española

Teguayco Pinto

Un reciente estudio realizado en 66 países muestra que existe una tendencia global a identificar la ciencia como una actividad más propia de hombres y apunta que este estereotipo machista es mayor en aquellos países con menor número de mujeres científicas.

Aunque estudios anteriores ya habían demostrado la persistencia de estos estereotipos y su resistencia al cambio, el autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Northwestern (EEUU), David Miller, ha asegurado a eldiario.es que “la buena noticia es que tenemos la capacidad de cambiarlos, ya que nuestro estudio demuestra que éstos se reducen conforme hay más mujeres dedicadas a la ciencia”.

El estudio, publicado en el Journal of Education Psychology, se ha realizado a través de encuestas a más de 350.000 personas. Para medir la intensidad de los estereotipos machistas se han definido dos índices, uno referido a los explícitos y otro a los implícitos. El primero de ellos se ha obtenido pidiendo a los encuestados que valoraran si asociaban más la ciencia a los hombres o a las mujeres. El segundo se obtuvo realizando una serie de test en los que se medía la velocidad con la que los participantes relacionaban palabras científicas como “matemáticas” o “física” con palabras masculinas como “hombre” o “chico”. Según Miller, este segundo índice permite “evaluar los aspectos de los estereotipos que suelen ser más automáticos y menos conscientes”.

Holanda, a la cola

Entre los resultados que a priori pueden resultar más sorprendentes está el de varios países del norte de Europa, que pese a los esfuerzos históricos de algunos de ellos por lograr la igualdad de género, presentan estereotipos muy acusados. Destaca sobre todo Holanda, que tiene los mayores índices de estereotipos machistas de todos los países analizados. Pero entre los 20 con peores resultados también se encuentran Dinamarca, Alemania, Suiza o Noruega.

Precisamente el profesor Curtis Rice, director del Comité para la equidad de género y la diversidad en la investigación de Noruega, ha sido uno de los que ha valorado positivamente el estudio y ha asegurado a eldiario.es que “aunque creamos que somos justos, los resultados muestran que tenemos actitudes y creencias de las que ni siquiera éramos conscientes”.

La explicación de casos como el de Noruega, según el trabajo de Miller, está en el número de mujeres que se dedican a la ciencia en estos países en comparación con el de los hombres. En Holanda hay cinco veces más hombres que mujeres dedicadas a la ciencia, mientras que en Dinamarca o Alemania, la relación es de cuatro a uno. Suecia, por el contrario, tiene una mayor paridad en el mundo científico (un 43% de mujeres), lo cual se refleja en unos mejores resultados, con unos estereotipos ligeramente menores a la media. Rice ha añadido que, aunque las conclusiones de este trabajo pueden parecer una obviedad, “es importante disponer de un estudio que avale esta hipótesis con evidencias”.

Irán, un ejemplo de equidad

Esta interpretación de los datos también podría explicar los buenos resultados de Irán, cuyos estereotipos son también menos acusados que la media. Atendiendo a los datos, este resultado se podría asociar al hecho de que en este país los puestos de relevancia en el mundo científico están mayoritariamente ocupados por mujeres (un 67%).

Sin embargo, aunque el estudio establece una relación causal entre la diversidad de género en el mundo científico y los estereotipos machistas, esto no explica las particularidades de cada caso. Uno de los casos peculiares es el de España, dado que teniendo prácticamente el doble de hombres que de mujeres dedicadas a la ciencia, es uno de los tres países con menos estereotipos machistas, solo por detrás de Portugal y Macedonia.

Educar desde el colegio

Para Miller, estos resultados deben servir para que los gobiernos establezcan estrategias políticas y educativas que ayuden a reducir estos estereotipos y las diferencias de género asociadas. Según Rice el trabajo “debe empezar en los primeros años escolares, mostrando la contribución de mujeres científicas a lo largo de la historia”.

Sobre este apartado Miller considera que se debería dejar de “abusar” de ejemplos “como el de Marie Curie”, ya que el hecho de presentarla como un caso particular y aislado resulta contraproducente. “La alteración de las creencias culturales machistas exige que se muestren múltiples ejemplos de mujeres científicas en muchos contextos diversos. Los estudiantes necesitan ver ejemplos más allá de Marie Curie para hacerse una idea más precisa sobre quiénes son los que realmente ejercen la ciencia”.

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