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Benedicto XVI reacciona a la acusación de encubrir a pederastas: “Expreso a las víctimas mi profunda vergüenza”

El papa emérito Benedicto XVI, en una fotografía de archivo. EPA/CLAUDIO PERI

Jesús Bastante

En religiondigital.org —

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“Pronto me enfrentaré al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento, sin embargo, feliz, porque creo firmemente que el Señor no solo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya ha sufrido él mismo mis defectos”. El Papa emérito, Benedicto XVI, acaba de hacer pública una carta en la que aporta sus reflexiones ante las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales durante su época como arzobispo de Münich.

Aunque en la misiva no las refuta expresamente (de eso se encarga un análisis posterior, también publicado por la Santa Sede, de un equipo de colaboradores), Ratzinger sí admite su equivocación (y la de su equipo) al negar su asistencia a una reunión en la que se habría aceptado el ingreso en la diócesis de un cura acusado de abusos.

“Este error, que desgraciadamente se ha producido, no ha sido intencionado y espero que sea disculpable. Ya he dispuesto que el arzobispo Gänswein lo comunique en su declaración de prensa del 24 de enero de 2022. Esto no quita en absoluto el cuidado y la dedicación que era y es un imperativo evidente para esos amigos”, apunta el Papa emérito, quien quiere “dar las gracias de corazón” por “tanto ánimo, tanta amistad y tantas muestras de confianza como no hubiera imaginado”.

Entre ellas, añade, la del propio Papa Francisco: “Estoy especialmente agradecido por la confianza, el apoyo y las oraciones que el Papa Francisco me ha expresado personalmente. Por último, quiero agradecer a la pequeña familia del Monasterio Mater Ecclesiae, cuya comunión de vida en los momentos felices y difíciles me da esa solidez interior que me sostiene”.

“Me chocó profundamente que el descuido se utilizara para dudar de mi veracidad, e incluso para presentarme como un mentiroso”, lamenta Ratzinger, quien confiesa “nuestras culpas y la petición de perdón” de la Iglesia por sus faltas. “Roguemos públicamente al Dios vivo que perdone nuestra culpa, nuestra gran y más grande falta. Está claro que la palabra ”mayor“ no se refiere de la misma manera a todos los días, a todos los días”.

“El señor me perdona”

“Pero todos los días me pregunta si no debería hablar también de la gran y grandísima culpa de hoy. Y me dice de forma reconfortante que por muy grande que sea mi culpa hoy, el Señor me perdona, si me dejo escudriñar sinceramente por Él y estoy realmente dispuesto a cambiar”, apunta el emérito.

“En todos mis encuentros, especialmente durante mis numerosos Viajes Apostólicos, con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, he mirado a los ojos las consecuencias de una culpa muy grande y he aprendido a comprender que nosotros mismos somos arrastrados a esta culpa tan grande cuando la descuidamos o cuando no la afrontamos con la decisión y la responsabilidad necesarias, como ha sucedido y sucede con demasiada frecuencia”, admite, expresando “a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón”.

“He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. A las víctimas de abusos sexuales va mi más profunda simpatía y lamento cada uno de los casos”.

Apuntando al encubrimiento en la Iglesia católica, el Papa emérito recuerda al momento en que los discípulos se quedaron dormidos en el Monte de los Olivos, cuando Cristo “experimentó la repugnancia y el miedo”. “Ese momento es, por desgracia, una situación que también se repite hoy y por la que también me siento interpelado”, concluye.

El Vaticano exculpa a Ratzinger

Junto a la carta de Ratzinger, el Vaticano adjunta un análisis llevado a cabo por varios colaboradores del Papa emérito, en el que se admite que sí estuvo presente en la famosa reunión de 15 de enero de 1980 en la que se habló del sacerdote X, pero se añade que “no es cierto” que el hoy Benedicto XVI conociera los abusos.

“Los documentos muestran que en la reunión en cuestión no se trató el hecho de que el sacerdote hubiera cometido abusos sexuales. Se trataba exclusivamente del alojamiento del joven sacerdote X en Múnich, porque tenía que hacer terapia allí. Esta petición fue atendida. El motivo de la terapia no se mencionó durante la reunión”, aducen los defensores del Papa emérito.

Los amigos de Ratzinger también tildan de falsa la afirmación del informe de abusos que acusa al emérito de perjurio: “Benedicto XVI no mintió ni cometió perjurio a sabiendas: en la redacción de las memorias, Benedicto XVI contó con el apoyo de un grupo de colaboradores”.

“Este error de transcripción no puede ser imputado a Benedicto XVI como una declaración falsa consciente o ”mentira“, constatan sus colaboradores, que sostienen que ”no habría tenido sentido que Benedicto negara deliberadamente su presencia en la reunión“.

Respecto al mal comportamiento del Papa emérito en otros tres casos, los colaboradores de Ratzinger también lo niegan, aduciendo que “en ninguno de los casos analizados por el informe pericial, Joseph Ratzinger tuvo conocimiento de los abusos sexuales cometidos o de las sospechas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. El informe no aporta ninguna prueba de lo contrario”.

“El informe pericial no contiene ninguna prueba que apoye la acusación de mala conducta o de conspiración para cometer encubrimiento”, culmina el documento, que aclara que “como arzobispo, el cardenal Ratzinger no estuvo involucrado en ningún encubrimiento de actos de abuso”.

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