Cómo viajar sin plásticos y no morir en el intento

Al viajar dejamos un reguero de plásticos a nuestro paso.

Roberto Ruiz

Viajar sin plásticos es posible. O bueno, quizá lo será algún día. En realidad hoy por hoy intentar viajar sin utilizar plásticos de un solo uso es a todas luces un reto difícil de lograr, pero por poco que consigas reducir la producción de desechos a tu paso ya será un gran favor que le habrás hecho al planeta, y conseguirás viajar de manera más sostenible.

Si ya es difícil dejar de consumir plásticos y envases desechables en nuestro día a día más lo es cuando estamos de viaje, las opciones y alternativas que tenemos a nuestro alrededor son limitadas y a veces parece que no nos va a quedar otra que comprar esa botella de agua de plástico, utilizar esa pajita de plástico que nos han puesto o gastar platos y cubiertos de plástico, porque eso es lo que tienen en el bar en el que nos hemos sentado.

Pero viajar sin dejar un reguero de plásticos a nuestro paso puede ser posible, si sabemos cómo. Con un poco de preparación y esfuerzo, porque desde luego fácil no va a ser, podemos prescindir de esas bolsas, pajitas, platos, cubiertos, envases de comida, botecitos de champú de los hoteles, vasos, botellas y muchos otros utensilios de un solo uso que vamos a tener al alcance de nuestra mano. Y para conseguirlo tenemos que saber dónde vamos, qué necesitamos llevar en nuestros viajes y cómo hacer respetar nuestra cruzada contra el plástico.

Saber lo que te espera y a lo que te enfrentas

Antes de un emprender un viaje a tu próximo destino vas a necesitar investigar un poco para ampliar información. En los países menos desarrollados verás con tus propios ojos que la gestión de residuos es en muchos casos muy deficiente, y que cada plástico que tú tires a la basura tendrá altas posibilidades de terminar en un campo, o directamente en el mar. Pero no te confíes, porque incluso en los países más punteros te puedes encontrar con un abuso absurdamente frecuente del plástico (Estados Unidos o Japón son un buen ejemplo de esto), así que es mejor contar con la preparación necesaria.

Te vendrá bien saber si en tu próximo destino el agua del grifo es potable, y si no es así cuál es la manera de beber agua que implique la menor cantidad de plástico posible. Entérate de si en ese lugar existen medidas antiplástico, como la prohibición de dar bolsas de plástico en los establecimientos, si se lleva a cabo una separación efectiva de los residuos o si existe una mínima conciencia sobre la problemática que supone el uso de plásticos de un solo uso.

Ir con la preparación necesaria

Aquí es donde empieza el trabajo de campo. En cuando emprendas tu viaje verás que la opción rápida, cómoda, barata y fácil siempre implicará algún plástico desechable, y ahí estáis tu mochila y tú para ofrecer una alternativa mucho más ecofriendly. Para poder hacer frente a los plásticos en tu equipaje deberás contar una serie de accesorios de viaje que faciliten el respeto al medio ambiente, como por ejemplo:

  • Una botella reutilizable, preferiblemente de acero. Podrás rellenarla con agua del grifo o de garrafas, bidones o fuentes de agua tratada en caso de no ser potable. También hay filtros purificadores que te pueden hacer el apaño. Cada botella de plástico que no compres será un éxito.
  • Unos cubiertos metálicos. Muy útiles para evitar los de plástico que te imponen en tantos y tantos sitios.
  • Una pajita metálica, o de bambú. Pero lo primero es recordar pedir tu bebida sin pajita, por favor. Si te la ponen ya será demasiado tarde, y no imaginas la cantidad de pajitas de plástico que se llegan a consumir.
  • Una fiambrera plegable. Lo de plegable es para que ocupe menos en tu espacio en tu mochila, pero no es imprescindible. Te servirá para llevarte las sobras o de plato o cuenco si te van a dar uno de plástico.
  • Una bolsa de tela. No ocupan nada y te permitirá prescindir de un montón de bolsas de plástico.
  • Jabón y champú sólidos. Tanto uno como otro se venden en pastillas y así puedes evitar recurrir a los botes de plástico de los hoteles.
  • Un cepillo de dientes de bambú. Uno biodegradable siempre será mucho menos dañino que uno de plástico.
  • Envoltorios reutilizables, como los de algodón con cera de abeja. Muy útiles para envolver comida una y otra vez.

Como ves todo es cuestión de organización, preparación y mucha voluntad. Piensa que por muy bueno que sea tu “kit antiplástico” muchas veces tendrás que negarte a consumir determinadas cosas porque sí o sí implican este material, o “pecar” y caer si no te queda otra opción. Pero todo lo que reduzcas, eso que ganamos todos.

Hacer valer tus principios

Aquí lo de “Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros” no nos vale, por mucho que nos guste Groucho Marx. Querer viajar sin consumir plásticos va a acompañado de llevar la contraria a mucha gente, pero si con nuestro esfuerzo conseguimos abrir unos cuantos ojos, concienciar y predicar con el ejemplo, ya habremos conseguido muchísimo.

Podemos ir con la mochila cargada de utensilios antiplástico, pero como no les demos uso no valdrán para nada. Para eso en muchas ocasiones nos tendremos que anticipar a lo que va a ocurrir, y avisar de que no queremos usar productos de plástico. Frases como “No me ponga pajita por favor”, “Póngame las sobras en mi recipiente por favor” o “No necesito cubiertos, gracias” tienen que estar a la orden del día para hacer valer nuestros principios.

Mucho mejor aún si además explicas por qué prefieres prescindir del plástico, por qué no es bueno usar y tirar utensilios de plástico constantemente y por qué el turismo, que mueve millones y millones de personas por todo el mundo, puede ser perjudicial para el medio ambiente y cómo es su responsabilidad frente al consumos de plásticos de un solo uso.

Etiquetas
stats