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La familia de Piotr Piskozub insiste en que hubo negligencia en la atención sanitaria

Un día después de la muerte del joven (2 de octubre de 2013), una mujer mostraba así su repulsa ante las "muertes sociales" durante una concentración

Javier Ramajo

La representación legal de la madre y el hermano de Piotr Piskozub, el joven sin hogar de nacionalidad polaca que murió el 2 de octubre de 2013 en un albergue municipal de Sevilla pocas horas después de haber sido dado de alta en el hospital Virgen del Rocío, sigue pensando que la conducta de los sanitarios imputados, al menos indiciariamente, podría ser constitutiva de un delito homicidio por imprudencia grave del artículo 142.3 del Código Penal.

En su recurso de apelación contra el auto que archiva provisionalmente las actuaciones, se recogen manifestaciones de testigos e imputados, por ejemplo la de un forense que dijo que el joven hubiera muerto igualmente, que “desgraciadamente esta es la realidad”. El escrito dirigido a la Audiencia se pregunta si también es “la desgraciada realidad de la atención insuficiente de estos servicios de urgencias para estos casos excepcionales”. A su juicio, la investigación ha conllevado el conocimiento de que “las lagunas de los protocolos de la atención en la atención a las personas en exclusión en urgencias son muy grandes”.

“Los protocolos que en la práctica se han utilizado estaban dirigidos a 'expulsar' cuanto antes del sistema a este colectivo y atender de manera prioritaria su derivación fuera del sistema sanitario sin aplicación de pautas médicas especiales por el hecho de ser precisamente un colectivo más vulnerable a la hora del padecimiento de determinadas enfermedades y sus recaídas”, denuncia el recurso.

“¿Es razonable que enfermedades olvidadas por fortuna en Sevilla, como la lepra por ejemplo, o la desnutrición en este caso, si no existe protocolo específico, no fuera detectada y atendida por el médico correspondiente del Sistema Sanitario Andaluz?”, se pregunta el recurso, que estima que “existen indicios razonables para la continuación, contra todos los imputados, del procedimiento penal”.

Pruebas complementarias

Además, la familia del joven apunta que a Piotr “se le etiquetó como problemática social desde que entró por las puertas, sin que él mismo por su estado de deterioro supiera por a qué le habían llevado allí, qué le pasaba, qué síntomas tenía (y estaba a pocas horas de fallecer), no podía hacerse entender bien en español ni comunicarse y nadie trasmitió la información de que había llegado en ambulancia, por qué motivo se activó el servicio de ambulancia y nunca llegaron a saberlo si quiera los médicos de triaje ni los doctores que le atendieron”.

Según la acusación, los protocolos actualizados por la Consejería de Salud a raíz de esta muerte “no contienen cambios reales existiendo enormes lagunas, muy parecidas a las del momento del fallecimiento de Piortz”, ya que “siguen existiendo, por ejemplo, enormes deficiencias a la hora de transmitir información en el traslado de pacientes sin hogar de las ambulancias convencionales a las urgencias” y sigue siendo posible “que la ambulancia'aparque' a un paciente en admisión sin que se comunique los motivos de la asistencia, en qué condiciones se le ha recogido en la calle, quién ha activado el servicio o por qué se ha considerado oportuno el desplazamiento hasta urgencias”.

“Si se hubiera realizado alguna prueba complementaria, las graves enfermedades de Piotr que le llevarían a la muerte en pocas horas habrían sido puestas de manifiesto”, concluye el recurso, que apunta los médicos y el enfermero imputados “deberían haber manifestado la insuficiencia de esos recursos dispuestos por el SAS y la Consejería de Salud al objeto de evitar lo que horas después sucedió” ya que “la omisión de diligencia no debe suplir con el cumplimiento del protocolo si este es insuficiente”.

Recoge también el escrito de la acusación que los forenses indicaron en la instrucción que, si se hubiera detectado en la auscultación el mayor peso de los pulmones del paciente, “habría que haber practicado otras pruebas complementarias para las patologías que presentaba Piortz”. Incluso recuerdan que una de las forenses afirmó que en una persona que llega en ese estado como mínimo y si se sospecha que puede haber consumido alcohol se le practique la prueba de glucemia en sangre que pudiera dar otros indicadores de patologías, y esas pruebas “tampoco se practicaron”.

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