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Todos los grupos menos el PSOE piden a la alcaldesa que cese a Lafuente

Amparo Marco (PSOE) y Ali Brancal (Compromís) durante el Pleno.

Belén Toledo

Con un absoluto silencio. Así reaccionó Amparo Marco, alcaldesa de Castellón, a la petición que todos los grupos políticos, salvo el PSOE, le hicieron el jueves por la noche en el Pleno. El voto a favor de 21 concejales -todos, menos los siete socialistas- sacó adelante la moción que había presentado Castelló en Moviment y que pedía el cese de Juan Ángel Lafuente, el profesor de la Universidad Jaume I recientemente nombrado director de la Oficina Económica del Ayuntamiento.

La fractura en la votación aireó el gran desacuerdo existente en el equipo de gobierno, formado por Compromís y el PSOE. Los socialistas se quedaron solos en la defensa del nombramiento de Lafuente. Mientras, la formación nacionalista se unió a la oposición en la exigencia del cese. Su portavoz, Ignasi García, confió en que Marco acatará la moción: “Entendemos que los acuerdos plenarios se cumplen porque muestran la voluntad de los ciudadanos de Castellón”.

La alcaldesa, por su parte, no aclaró si cesará o no a su colaborador. No se refirió al asunto durante el Pleno y tampoco quiso atender a la prensa. Fuentes oficiales de su equipo recordaron que la moción no es vinculante. Compromís, por su parte, aseguró que el pacto entre las dos formaciones no corre peligro.

“Esconder una maniobra oculta”

El nombramiento de Lafuente se produjo a principios de febrero. Fue una decisión del PSOE de la que sus socios de gobierno se enteraron por la prensa. El malestar frente a esta decisión se produjo porque Lafuente renunció a ser concejal nueve meses después de las elecciones, cuando la dimisión de una compañera le dio la oportunidad de serlo. Sin embargo, ahora acepta este cargo, que tiene una remuneración de 69.000 euros anuales. En bruto, su sueldo se acerca a los 90.000 euros, casi el doble de lo que habría percibido como concejal.

Otro de los motivos de queja es que la plaza se creó en diciembre de 2015, por la necesidad de captar fondos europeos. Y no es hasta ahora, más de un año después, cuando se ha producido el nombramiento de Lafuente. La interpretación de todos los grupos salvo el PSOE es que Lafuente renunció a ser concejal para ocupar ese puesto, mejor remunerado. Y que el equipo de gobierno dejó durante meses la plaza sin dotar, en espera de que él la ocupara.

“El Ayuntamiento ha esperado a que la carrera profesional de la persona por usted elegida le permitiera ocupar la plaza”, espetó Xavier del Señor, portavoz de Castelló en Moviment, a Marco. García se quejó de que “el supuesto buen currículo de Lafuente no explica por qué hemos tardado un año en cubrir una plaza necesaria”. Salomé Pradas, concejal del PP, acusó a la alcaldesa de “esconder una maniobra oculta” y de “actuar con soberbia”.

Tanto PP como Ciudadanos insistieron en el daño que el enrocamiento de Marco hace al bipartito. “Se ha quedado sola, al frente de un gobierno que no se fía de usted”, espetó Pradas. “Veríamos qué diría la gente de su bancada si no hubiera disciplina de voto”, aventuró Cristina Gabarda, de Ciudadanos.

El encargado de defender el nombramiento de Lafuente fue el edil socialista Antonio Lorenzo. Lamentó “tanta demagogia”, en referencia a Castelló en Moviment. Y explicó la renuncia del profesor universitario al puesto de concejal en que “decidió seguir con su trabajo”.

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