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Médicos en Yemen: “Necesitamos urgentemente más personal internacional”

Unidad de emergencias quirúrgicas. Aden (Yemen)/ Fotografía: MSF

Médicos Sin Fronteras

Valerie Pierre —

Cuando llegué a Adén a finales de enero podíamos salir del hospital donde trabajamos y vivimos para ir a la ciudad. Sin embargo, desde que los bombardeos empezaron hace ya más de dos semanas, la situación ha cambiado de forma drástica. Desde entonces estamos confinados dentro del hospital sin poder salir.

Nuestro proyecto de cirugía atiende, a diario, a heridos de guerra que llegan sin cesar. Desde que los enfrentamientos empezaron, hemos tratado a más de 600 pacientes. El peor día fue el jueves 26 de marzo cuando llegaron 110 heridos que requerían atención de urgencia. Hoy ha sido un día relativamente tranquilo, solo han llegado diez pacientes. Pero sé que una de las principales carreteras de acceso al hospital está bloqueada por lo que es posible que haya personas heridas que no puedan llegar hasta aquí. Cuando la carretera vuelva a ser transitable esperamos que acudan más heridos y pacientes, como sucede cuando finaliza el toque de queda nocturno a las seis de la mañana. Querríamos enviar más ambulancias a la ciudad pero hay momentos en los que resulta demasiado peligroso.

La mayoría de nuestros pacientes son hombres jóvenes pero también hemos atendido a mujeres y niños. Casi todos presentan heridas de bala, han resultado alcanzados por francotiradores o por metralla. He visto veinteañeros entrar con las piernas totalmente destrozadas, nunca había sido testigo de heridas así antes. También hemos recibido niños que han sufrido heridas de gravedad mientras jugaban. Es un proyecto quirúrgico pero, en ocasiones, llegan pacientes con lesiones en la cabeza o en el cuello, demasiado graves para tratarlas aquí y tenemos que referirlos a otro centro.

Nuestro dispositivo de seis trabajadores internacionales trabaja ininterrumpidamente junto al equipo de 140 yemenís, ellos son el alma del hospital. Aunque en estas condiciones resulta muy peligroso para ellos venir a trabajar, muchos lo hacen cada día, sin falta. Muchas veces es demasiado inseguro para ellos regresar a casa, así que tratamos de llevarles de vuelta a sus hogares o, si no es posible, pasan la noche en el hospital. Como es comprensible, están preocupados por sus familias y su futuro, y por lo que le pasará a su país.

La atmósfera es muy tensa, muy estresante. Oímos los combates armados fuera del hospital y las explosiones de las bombas que caen un poco más lejos. Hacemos turnos para dormir un par de horas, habitualmente en el suelo en el pasillo, a una distancia segura, alejados de las ventanas de nuestras habitaciones.

Necesitamos urgentemente que llegue más personal internacional para relevarnos. Nuestro cirujano, el anestesista y la enfermera jefe están exhaustos. Tenemos un equipo que está esperando en Yibuti para entrar. Los aeropuertos están cerrados así que la única manera de entrar en Adén es en barco, pero hay muchas restricciones en el puerto. No solo necesitamos personal, también requerimos más medicinas y suministros médicos. Hoy han llegado algunas provisiones de Saná, pero si no conseguimos más fármacos y material, en los próximos días nos quedaremos sin reservas.

No interrogamos a nuestros pacientes cómo han sido heridos, estamos aquí únicamente para proporcionar asistencia médica. Lo que sí preguntamos es en qué punto de la ciudad han resultado heridos para saber dónde hay enfrentamientos más intensos y qué lugares son demasiado peligrosos para enviar a nuestros conductores y ambulancias. 

Somos conscientes que algunos de los heridos que acuden a recibir tratamiento son combatientes, pero respetan nuestras reglas y dejan el conflicto en la puerta, saben que tratamos a pacientes de ambos bandos. Nuestra neutralidad e imparcialidad es la mejor protección que tenemos, y lo que nos permite mantener el hospital abierto porque hemos estado proporcionando atención quirúrgica gratuita desde 2011 y la gente conoce y entiende lo que hacemos.

Hasta el momento, el hospital es relativamente seguro, pero a veces, como es lógico, nos preocupa pensar que estamos en peligro. Hay combatientes por todas partes y no sabemos quién controla la zona fuera del centro hospitalario al parecer, cambia constantemente de manos.

Cuando llega un gran número de heridos, no hay tiempo para pensar. Tenemos que ser fuertes, estar concentrados y mantener una distancia para poder hacer nuestro trabajo. No es hasta que llega el final del día y nos reunimos para hacer una lista de los casos recibidos durante la jornada cuando tenemos tiempo para reflexionar sobre lo que está pasando.

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El testimonio de Valerie Pierre, coordinadora de la unidad quirúrgica en Aden (Yemen), cedido a eldiario.es por Médicos Sin Fronteras, ha sido publicado previamente en The Guardian

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