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¿Somos los españoles, en efecto, imbéciles?

Barbijaputa

Con la insistencia del Gobierno en usar estrategias de desvío de atención e intentos de engaño recurrentes, nos ha dejado claro a lo largo, larguísimo, eterno de este año que realmente están convencidos de gobernar sobre un país habitado únicamente por ciudadanos con inteligencia límite y/o aquejados de discapacidades intelectuales severas. A raíz de las últimas maniobras de distracción e intentos de provocación, busqué las reacciones de dichos ciudadanos en Tuiter.

O en otras palabras, que aquí somos todos españoles limitados: en vista de que el Gobierno nos toma por gilipollas, me di una vuelta por Tuiter para ver cómo llevaba el pueblo sus nuevas jugarretas.

Empezamos con el ministro de Educación, José Ignacio Wert.

Justo cuando su partido daba a conocer que no revalorizarían la pensiones, tal y como prometieron, Wert nos hizo de nuevo la técnica de señalarnos un cerdo volando mientras nos robaba la cartera. El cerdo, esta vez, ha sido su reforma educativa.

Las perlas que contienen dicha reforma dan para un collar de tres vueltas 50's style, como por ejemplo quitar Historia de la Filosofía como materia troncal o castigar a quien no elija la reincorporada Religión con una asignatura mucho más dura; además de intentar marginar las lenguas cooficiales en beneficio del castellano en regiones donde ya conviven en armonía ambas lenguas.

Y como somos un país civilizado, porque seremos gilipollas pero sabemos comportarnos, tenemos un ministro de Educación a nuestra medida, que está siempre abierto al debate.

Claro que sí, miura.

No sé qué le salió mejor si el desvío de atención o que todos cayéramos en la provocación. Incluidos los catalanes, obviamente, más independentistas aquel día que nunca.

(Aprovecho desde aquí para lanzar un mensaje a toda Cataluña: “WERT IS NOT SPAIN. Por favor, no os vayáis, no nos dejéis a solas con él”).

Otro ministro que domina el arte de hacer declaraciones tales que llegas a creer que estás viviendo un Show de Truman y que pronto alguien vendrá y te contará que todo es mentira y que sólo ha sido una broma de mal gusto, es Alberto Ruíz Gallardón.

Gallardón, tras las protestas en el sector judicial por el tasazo que se sacó de la manga, dijo lo siguiente:

Que no deja de ser una mezcla de “Los profesores me tienen manía” con “La dejé yo, está despechada”.

Se ve que ni por un momento ha pensado que si todos los coches van en sentido contrario quizás sea él quien está yendo en la dirección equivocada. Esto es difícil de aceptar cuando te crees en posesión de la verdad absoluta, o también cuando uno sufre una discapacidad intelectual (¿qué nos van a contar a nosotros de esto que no sepamos?).

Pero Gallardón esta semana no se ha quedado ahí.

Claro que sí.

No sigas, que ya sabemos que lo haces por nuestro bien y que a ti te duele más que a nosotros.

A lo mejor es por esto que nuestro Ministro de Justicia se ve obligado a indultar a torturadores, porque son el brazo ejecutor de este dolor que nos tienen que infligir. ¿Veis? Tenemos algún que otro hándicap, pero cuando nos explican las cosas, las entendemos.

En vista de que estas últimas estratagemas no han tenido demasiado éxito entre los que ellos creen idiotizados, intentaron desde el PP de Madrid quemar un nuevo cartucho, esta vez tocando el tema de la Sanidad-de-momento-pública.

He aquí el hashtag-boomerang más bestia de la historia de Tuiter.

#Quenotelíenconlasanidad.

¿Pero los gilipollas no éramos nosotros?

¿Cómo puedes crear un hashtag como #quenotelienconlasanidad cuando es precisamente lo que estás intentando hacer tú con los usuarios al privatizarla... Perdón, externalizarla?

¿Por qué hablan de sindicatos y de izquierda si hasta los propios sanitarios están en contra de la privatización? ¿Entienden que todos los profesionales de la salud son de izquierdas? ¿Será que los médicos están también cabreados porque les han quitado la paga? ¿No será que hay que privatizar hospitales porque tenemos que sufrir sin paliativos el dolor que nos tienen que repartir? Ah... ¡dudas!

Somos limitados, pero nos esforzamos por mejorar.

Queremos entender y por eso tenemos un montón de preguntas.

Pasar de lo público a lo privado sólo lleva días, a veces incluso horas. Hoy lo intentan en Madrid, pero si culminan con éxito, mañana lo harán aquí y allá, hasta que no quede rastro de la sanidad pública en todo el país.

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