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El tranvía gana usuarios en Abetxuko

El apeadero del tranvía en la Plaza 1 de mayo.

Natalia González de Uriarte

Antes de la entrada en funcionamiento de las nuevas paradas de Abetxuko, el número de personas usuarias del ramal registrado en julio del 2012 fue de 230.050. Desde su puesta en marcha en septiembre de ese mismo año, el número de usuarios se incrementa. Según datos aportados por Euskotren, durante el primer mes de la implantación de ese trazado, 13.271 personas más usaron el tranvía. En diciembre la cifra subió hasta los 50.000 usuarios más. Pese a las reticencias de algunos vecinos, la entrada en el barrio y la incorporación de dos nuevos apeaderos, que cumplen un año de funcionamiento el próximo mes de septiembre, ha sido bien acogido por casi la totalidad de los residentes y así parecen demuestrarlos esos resultados.

En la consulta popular en la que participaron 556 de los 3.000 vecinos de Abetxuko, 427 votaron en contra de ese recorrido del tranvía. Sin embargo, y pese al rechazo mostrado, el Ayuntamiento y el Gobierno vasco continuaron con sus planes de hacer llegar el metro ligero al corazón del barrio. Los viajeros pueden elegir entonces entre tres paradas. La de Abetxuko, en funcionamiento desde 2009 y los nuevos apeaderos instalados a la altura del número 2 de la calle Cristo y en la plaza Primero de Mayo situada a pocos metros de lugares estratégicos como el ambulatorio, el polideportivo o centros escolares.

En total, la segunda fase del ramal de Abetxuko suma 750 metros de longitud pero el recorrido diseñado, según las denuncias, dejaba sin servicio a la mitad del barrio.

Paradas lejanas a Los Tilos y Los Nogales

Tampoco convencía a todos porque temían que el ruido ocasionado por los convoyes afectará a las viviendas más bajas situadas muy cerca de los raíles. Hoy, en pleno funcionamiento, la mayoría de los vecinos se declara satistefecha con la ampliación. “Yo no oigo nada ni cuando estoy fuera, en la huerta que tengo detrás de casa y el tranvía pasa muy cerca. Por mi parte estoy muy contento porque antes la mujer andaba cargada con las bolsas de la compra del tranvía al autobús. Ahora la acerca casi hasta casa y es mucho más cómodo”, confiesa Francisco Antonio Pérez de Mendiola del número 22 de la calle Uribiguela. De la misma opinión es Dorleta. Tanto ella como sus padres, con los que vive, están muy satisfechos con la ampliación. “Yo creo que la gente lo coge más ahora, esa es mi sensación. Sobre todo las personas mayores que se mueven con dificultad. Y del ruido, ni me entero. Las quejas estaban provocadas, más bien, porque se eliminaban aparcamientos. Pero los beneficios compensan, ¿no?”, declara la joven.

Pero también hay voces contrarias que piensan que cierta zona del barrio se queda desatendida. Así piensa Mariano García, del número cuatro de Uribiguela. “A mí me viene bien, tengo una parada a 20 metros. Pero entiendo que las personas que viven más allá de la iglesia, por Los Tilos y Los Nogales, les separa una distancia considerable del último apeadero y además son calles con mucha pendiente”, explica. Irantzu, una joven vecina del barrio, comparte el mismo criterio y confiesa que por la noche, recorrer la distancia desde la parada hasta su portal, le crea cierta inquietud. “Está muy desangelado a esas horas”.

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