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Aurora León, abogada laboralista: “La actual pérdida de derechos laborales toca la línea de flotación de nuestra democracia”

Aurora León saluda a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena

Javier Ramajo

Con una mirada al pasado pero con la vista puesta en el presente y en el futuro. La abogada laboralista Aurora León recibió este jueves en Sevilla un caluroso homenaje de sus compañeros de profesión, “reescritores de la legalidad dictatorial” cuando el régimen de Franco tocaba a su fin pero cuya utilización del Derecho para promover el cambio social y político sigue hoy vigente por la “pérdida actual de los derechos de los trabajadores”, como ha lamentado la propia homenajeada.

“No nos quedábamos en el pleito. El Derecho era nuestro instrumento para cambiar la sociedad. Eso lo tuvimos presente en cada momento”, recordaba León, abogada en activo a sus 72 años y que se convirtió en una de las titulares del mayor despacho laboralista que en los años setenta había en Sevilla y en una activa militante y dirigente comunista. Este jueves, arropada con compañeras de batalla como Cristina Almeida o Manuela Carmena, se ha querido recordar aquellos tiempos difíciles que, de alguna manera, no están tan distantes en las formas aunque hayan pasado muchas hojas del calendario y la democracia lleve tiempo instalada.

Querida y admirada a partes iguales, según trasciende de los discursos de sus colegas y amigos, León ha recibido el aplauso y el “abrazo democrático” en reconocimiento a su dilatada trayectoria laboral y política al servicio de la clase trabajadora. Pese a su educación católica y el conservadurismo de su ambiente familiar, adquirió conciencia crítica y política en los movimientos cristianos de base y cursando la carrera de Derecho en Sevilla que ahora le rinde homenaje.

La abogada, que prefiere ser llamada “defensora”, ha repasado aquella “aventura vital, muchas veces arriesgada” cuando se enfrentaban a la entonces “magistratura del trabajo”. “Hay que asumir riesgos, también hoy”, ha dicho durante su emotivo discurso, que ha discurrido entre el pasado y el presente, entre las primeras relaciones colectivas del trabajo y la actual reforma laboral con sus “efectos devastadores”.

“Hoy existe una necesidad histórica a la que hay que dar una respuesta adaptada a la nueva realidad”, ha indicado en su “apuesta personal y colectiva por la dignidad de la persona”, abogando por “nuevos planteamiento en el ejercicio de la defensa” de los derechos de los trabajadores y apostando por “las mayorías sociales” y el “diálogo permanente” con los movimientos ciudadanos. “No podemos aceptar la precariedad en el empleo”, ha defendido, lamentando la “falta de reproche jurídico para conductas abusivas”. “Hay solución, lo que no hay es voluntad”, ha denunciado, lamentando la falta de medios en los juzgados. “Me acaban de señalar un juicio de cesión ilegal de trabajadores para 2021. Eso no es justicia”.

“La actual pérdida de derechos laborales toca la línea de flotación de nuestra democracia”, ha dicho la abogada al cerrar el acto en la Facultad de Derecho de Sevilla, que este año cumple su quinto centenario. “Hijas” de la Universidad que han tratado de llevar a los estudiantes de ahora cómo consiguieron cambiar muchas cosas, junto a los sindicatos, con la creación por parte de aquella generación de unos despachos laboralistas nacidos para la defensa de los derechos de los trabajadores. “Un emprendimiento social”, en palabras de la alcaldesa de Madrid.

Atocha en el recuerdo

A finales de los sesenta, Carmena había elegido su vestido y sus zapatos en su primer día universitario pero para lo que no se había preparado era para ver a otros jóvenes que estaban leyendo a Luis Cernuda a las puertas de la clase. “Eso era la Universidad. La verdad de la historia, la que nos habían ocultado”, ha rememorado. Una “fuerza transformadora” porque “el mundo obrero nos necesitaba”.

“Había que saber escuchar, conocer la sociedad” para hacer “las reclamaciones justas de los derechos de los trabajadores”, ha indicado durante el homenaje. “Era una manera de cambiar el derecho. Inventamos una forma de atender a los obreros” con “nuevos conceptos” que “acercaban entonces la democracia”. “El Derecho tiene que estar reinventándose”, ha afirmado.

En el recuerdo de todos los presentes en el acto, la matanza de Atocha de 1977. “No lo pudimos superar nunca, pero aquí seguimos”, ha dicho Almeida, que ha recorrido “la trayectoria en común y vida en común” de aquellos abogados laboralistas. “A mí me dieron un título y lo supimos aprovechar”, ha comentado entre bromas con alusiones a “otros títulos que se dan en Madrid”.

“Y descubrimos que la gran necesidad que tenía el país era luchar por tener organizaciones democráticas, y aquella ”panda que se extendía“ logró se fuera ”definiendo un carácter“. ”El título que vais a sacar -ha dicho a los estudiantes- es un elemento de transformación, porque hay que luchar por que no mermen la libertad. Esta es una profesión para hacer felices a la gente. Sed rompedores, porque el futuro lo hacemos cada generación“.

El entrañable acto no ha escatimado en anécdotas de aquella época, casi todas recordadas por Cristina Almeida, como cuando un grupo de abogadas tuvieron que marchar de Sevilla a Córdoba para refugiarse en una iglesia para una reunión, o cuando la persona que compró el 600 de Carmena la llamó para devolverle un paquete de publicaciones de Mundo Obrero y que puso nervioso al nuevo propietario.

Organizado por el Centro de Estudios Andaluces, la Fundación de Estudios Sindicales y Cooperación y el Instituto Europeo de Relaciones Industriales -en  colaboración con la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla y la Fundación Derecho y Democracia, en el acto también han participado el catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Castilla La Mancha, Antonio Baylos; el abogado Santiago Fernández-Viagas; el catedrático de Derecho del Trabajo y miembro del Consejo Consultivo de Andalucía, Juan Gorelli; y el catedrático de Derecho del Trabajo y Seguridad Social y presidente del Instituto Europeo de Relaciones Industriales, Antonio Ojeda.

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