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Susana Díaz teme un “voto oculto” en el PP y pide a sus alcaldes que tensionen a la militancia

Susana Díaz critica a los "cenizos" que se dedican a vender "ruina" en Andalucía, que crecerá al 2,7% el próximo año

Daniel Cela

Susana Díaz se ha lanzado a la carrera electoral impulsada por el optimismo de las encuestas, pero su equipo ha diseñado una campaña de “movilización clásica” para que “nadie se quede en casa”. En los pueblos de Granada, donde la presidenta andaluza y candidata del PSOE ha empezado su ruta, los alcaldes, los cuadros medios y los militantes reciben el mismo mensaje: “Vamos bien, pero no hay que dormirse. Los próximos 14 días hay que estar llamando a los nuestros y convenciendo a los otros”. Susana Díaz está feliz y ufana, pero no va a bajar la guardia.

La clave está en las encuestas internas que manejan los coordinadores de campaña de Díaz. El PSOE andaluz cree que los sondeos que han vaticinado el sorpasso de Ciudadanos al PP están despreciando el “voto oculto” a los populares. Una parte de su electorado habría escondido su intención de voto, acomplejados por los casos de corrupción que han zarandeado al partido y tumbado el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero muchos de ellos se mantendrán fieles. “El PP caerá probablemente más de lo que cayó el PSOE en 2012, pero seguirá siendo segundo”, dicen fuentes socialistas, que recuerdan que también ellos tuvieron un voto oculto tras el primer impacto del fraude de los ERE.

En Granada, por ejemplo, los líderes locales del PSOE no conciben que el PP vaya a verse sobrepasado por Ciudadanos y quedarse con sólo dos diputados, como augura el CIS. La provincia granadina es, junto a Almería, un bastión de los populares. La formación naranja lo juega todo a su marca, que es muy potente, pero no tiene cuadros medios ni un candidato popular ni arraigo alguno en los pueblos (sólo hay un municipio pequeño con un alcalde de Cs. En Granada ha tenido un fuerte impacto entre los votantes del PP el arresto por una supuesta trama de corrupción urbanística de José Torres Hurtado, que fue alcalde durante 13 años.

Los números internos del PSOE pronostican un aumento en el porcentaje de votos respecto a las autonómicas de 2015, que supuso el suelo electoral de los socialistas en Andalucía (35%). Entonces, el partido de Susana Díaz se resintió por la irrupción de Podemos en la escena política. También hubo un trasvase de votos del PSOE a Ciudadanos, que en 2015 se definía como socialdemócrata. En su ánimo por superar al PP, Albert Rivera ha redirigido su partido hacia posiciones más liberales y conservadoras, y los socialistas piensan que eso también les devolverá el apoyo de muchos que ahora “se sienten incómodos en un Cs tan radicalizado”.

El PSOE de Díaz prevé una recuperación de parte de su electorado, no demasiado cuantiosa, pero de confirmarse permitiría a la presidenta de la Junta vender que ha roto la tendencia de seis años de retrocesos en el número de votantes y que se inicia la recuperación de la confianza en la “izquierda responsable”. Con ese objetivo en mente, el PSOE eligió para su primer mitin en Sevilla el municipio de Alcalá de Guadaíra, con 75.000 habitantes, donde Podemos irrumpió en las autonómicas de 2015 como segunda fuerza, con el 20% de los votos.

Encuestas

En los próximos días se publicarán nuevas encuestas que colocan al PSOE diez puntos por encima del PP y de Cs. Los socialistas creen que la confluencia Adelante Andalucía obtendrá menos apoyos que los que recabaron Podemos e IU por separado en 2015, pero admiten que la coalición podrá conservar, al menos, los 20 diputados que ya tienen en el Parlamento.

“No me voy a meter con nadie, pero tampoco me voy a callar ante ningún insulto”, dijo la candidata socialista en un parque de Albolote. Susana Díaz ha arrancado la campaña marcando distancias con PP y Cs -a los que tilda de “cenizos y vendedores de ruinas”-, pero evita el cuerpo a cuerpo con Teresa Rodríguez, candidata de Adelante Andalucía. Cuando le preguntan por las palabras de Albert Rivera, que el viernes confirmó que gobernará con el PP si logran sumar escaños, Díaz se lamentó de que “haya tirado tres años de trabajo y estabilidad política por la borda”.

En la primera mañana de campaña, Díaz visitó dos municipios del área metropolitana de Granada, Albolote (de 18.500 habitantes) y Las Gabias (20.000), ambos gobernados por el PSOE. El autobús electoral del PSOE siguió el mismo recorrido que está pensado para ampliar la reciente línea del Metro en superficie de Granada, que pasa por Albolote, Maracena, Granada y Armilla. La candidata paseó por uno de los municipios que ha estrenado Metro, preguntando por las calles a sus vecinas si estaban contentas con la nueva infraestructura. Luego se trasladó a Las Gabias llevando consigo la promesa de alargar la línea hasta allí, para incluirla en el Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del Transporte de Andalucía (PISTA).

Mientras el equipo de redes sociales del PSOE multiplica sus fotos y videos en internet, Susana Díaz pasea por los municipios de menos de 20.000 habitantes -donde los socialistas copan la mayoría de alcaldías- besando a niños, abrazando ancianos, preguntando a las vecinas por su salud y retratándose con todos. La presidenta reconoce que ha empezado la campaña con un tono de voz muy por debajo de lo que ella puede alcanzar en los mítines.

Quedan 14 días y tiene que reservarse. En el bolsillo lleva unas capsulitas azules para aclararse la voz. La sonrisa la lleva instalada y el aforo lleno del mitin de apertura en Granada -con 2.500 personas- le ha acelerado el pulso. En los abrazos y tirones del paseíllo de entrada, alguien le desgarró la chupa verde que usó de talismán en la noche electoral de 2015 que le anunció una mayoría clara, como la que busca ahora. “Da igual”. La seguirá llevando hasta el final de campaña.

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