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El fin de una larga espera: identificados los restos del primer militar que se opuso al golpe de Estado de Franco

Manuel de Sancha, como comandante jefe de la Infantería de Marina, recibió la orden de sacar las tropas a la calle para acelerar el triunfo del levantamiento

Pedro Espinosa

CÁDIZ —
10 de julio de 2024 23:37 h

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A la misma hora que millones de españoles celebraban el pase de España a la final de la Eurocopa, la familia de Sancha festejaba otra victoria. En pleno partido, llegó un correo electrónico procedente del laboratorio privado de Madrid al que habían recurrido ya casi como última opción para confirmar que los restos aparecidos en la fosa del cementerio de San Fernando (Cádiz) eran los de su abuelo, el comandante Manuel de Sancha. “Más del 99,9 %”, concluía el mensaje que provocó en esa casa tantos o más abrazos que los goles de Lamine Yamal o Dani Olmo. “Es una felicidad enorme, es llegar a una meta”, celebraba la familia.

Manuel de Sancha fue fusilado el 28 de agosto de 1936. Está considerado el primer militar que en la península se opuso al golpe de Estado. El alzamiento militar iniciado en Melilla tuvo un rápido éxito en Cádiz y San Fernando, donde los golpistas se hicieron con el poder en cuestión de horas. En San Fernando fue arrestada y asesinada gran parte de la corporación municipal, con el alcalde, Cayetano Roldán, a la cabeza.

Entonces, Manuel de Sancha era comandante jefe de la Infantería de Marina y recibió la orden de sacar las tropas a la calle para acelerar el triunfo del levantamiento. Pero él se opuso. Su familia cuenta que exigió que esa orden le fuera tramitada por escrito. Fue detenido junto a otros militares con las que estaba reunido para estudiar la situación. Su arresto duró dos meses. El 28 de agosto de 1936 fue fusilado y su cuerpo fue arrojado a una fosa en el cementerio de San Fernando.

Un camino lento y tortuoso hasta la victoria

Además de militar, Manuel de Sancha era músico y una persona muy querida como participante en actos culturales y benéficos, de ahí que su muerte se sintiera especialmente en la ciudad. Por eso hubo muchos testigos que pudieron ver dónde lo arrojaron y de qué forma. Un relato que ha pasado en estos 88 años de generación a generación en la familia. “Nosotros estábamos seguros de dónde estaba, no teníamos duda”, recuerda Rosa de Sancha, una de sus nietas.

Pero el proceso para su exhumación e identificación ha sido muy lento y tortuoso. Primero, para lograr que se excavara la zona exacta donde estaba. Después, para que la Junta de Andalucía enviara los restos al laboratorio de la Universidad de Granada, que, además, dio resultado negativo. Fue entonces cuando la Asociación de Memoria Democrática de San Fernando (Amede), cansada de este y otros tantos rechazos en Granada, optó por iniciar investigaciones presuntivas, basada en testimonios orales y objetos encontrados en las fosas como botones o cartillas, y por recomendar a las familias la contratación de un laboratorio privado de Madrid. 

Es así como, por ejemplo, logró identificarse los restos del alcalde Cayetano Roldán. Y ha sido así como se ha podido identificar a Manuel de Sancha. “La diferencia entre Granada y Madrid es que el laboratorio privado usa piezas dentales y Granada está usando el fémur, que está resultando menos eficaz”, se queja desde Amede Jorge Cepillo, quien reclama ya un cambio en este proceso público de identificación que lleva auspiciando desde hace años el Gobierno andaluz. La identificación de De Sancha ha sido posible gracias a la comparación con el ADN de un nieto. 

El último paso para alcanzar la meta

A la familia de Manuel de Sancha la meta tantas veces soñada, la identificación de los restos, le llegó en un momento de felicidad global como era el partido entre España y Francia. “Nos olvidamos del partido y empezamos a gritar, a abrazarnos y a mandarnos mensajes entre todos”, ha explicado Rosa de Sancha, una de las muchas nietas de los ocho hijos que tuvo Manuel, de los que ya no queda ninguno vivo. 

Pero la meta final tiene un paso más. La familia del comandante quiere que sea despedido en un funeral con honores, que haya presencia de alguna autoridad militar o civil del Ministerio de Defensa y que la banda de Infantería de Marina interprete alguna de sus piezas. “Nos gustaría que fuera el 28 de agosto, coincidiendo con el día en que lo mataron”, reclama Rosa. 

Amede lleva varias semanas haciendo trámites con el departamento que dirige Margarita Robles y la última noticia no es halagüeña. En la última comunicación, Defensa deriva esta petición al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. “No puede ser que en el seno del Gobierno cueste hacer cumplir la ley”, se queja Jorge Cepillo. Recuerda, por ejemplo, que en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando siguen enterrados tres de los militares que ordenaron el bombardeo de la ‘desbandá’. “Manuel de Sancha sí que fue un militar ilustre”, defiende el arqueólogo, “porque fue el primero en decir no a unos golpistas y ponerse del lado del gobierno legítimo”. 

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