Lo que Juanma no ve

Hace un mes, el Defensor del Pueblo Andaluz presentó ante el Parlamento su último informe anual. Como pude manifestar desde la tribuna, fue una “bofetada de realidad” ya que algunos de los datos que se contenían en el mismo eran demoledores: la situación de Andalucía sigue siendo empobrecida; nuestra renta per cápita es un 75% de la media nacional; nuestra tasa de desempleo sigue estando entre las mayores de España; somos la región con mayores bolsas de pobreza, con un 35% de población en riesgo de exclusión social según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social o más de un 26% según el último informe FOESSA de Cáritas.

Esta también es, desgraciadamente, la realidad (u otra realidad si se quiere decir así) de Andalucía. Esa otra realidad que el presidente Moreno Bonilla parece no ver o no querer ver. Ni siquiera estuvo presente en el Parlamento durante la presentación por parte del Defensor de su informe, que se produce una vez al año.

Los datos sobre pobreza infantil eran especialmente sobrecogedores. Por ello la Defensoría demandaba “que la pobreza de niños y niñas se aborde como un problema acuciante y una prioridad a combatir por los poderes públicos. La dimensión e incidencia de la pobreza en la vida de miles de niños y niñas andaluces demanda poner el foco de las distintas intervenciones en luchar contra esta lacra social, adoptando medidas urgentes y también estructurales que eviten que la actual crisis provocada por la pandemia empobrezca más aún nuestra región y se perpetúe en el tiempo”.

Las últimas decisiones del Gobierno de Juanma Moreno, también en el ámbito presupuestario, han hecho oídos sordos a estas recomendaciones (qué casi sonaron a súplica) del Defensor del Pueblo Andaluz.

Podemos concluir que la lucha contra la pobreza infantil en Andalucía no está entre las prioridades de su presidente

Así, hemos conocido que el Gobierno andaluz ha renunciado definitivamente a la ley que iba a regular el Ingreso para la Infancia y la Inclusión, un compromiso expresado por el propio Moreno Bonilla en su discurso de investidura. Si a eso unimos que el proyecto de presupuestos presentado recorta en un 36% las partidas previstas para la Renta Mínima de Inserción Social, podemos concluir que la lucha contra la pobreza infantil en Andalucía no está entre las prioridades de su presidente.

Que Moreno Bonilla quiera presentar una Andalucía líder en turismo, creación de empleo, exportaciones, digitalización, etc., es legítimo, aunque normalmente se le vaya la mano con la propaganda, presentando como logros lo que aún son lejanas aspiraciones.

Pero lo que es inadmisible es que el presidente no quiera ver y sobre todo actuar sobre esa otra realidad de Andalucía que es la de las familias más vulnerables y especialmente de esa lacra (así la calificó el Defensor del Pueblo) que es la pobreza infantil.

Ya sabemos que del "Juanma lo haría" de su campaña electoral a "lo que Juanma hace" una vez alcanzado el poder hay una distancia sideral

A pesar de las veces que se les ha propuesto, el Gobierno de Moreno Bonilla no ha aprobado ningún paquete de ayudas a las familias, autónomos y pymes para afrontar las consecuencias de la inflación y de la subida de los tipos de interés de las hipotecas.

El recurrente argumento de que las “rebajas fiscales” aprobadas son la mejor ayuda no se sostiene, porque los grandes beneficiarios de esas rebajas de impuestos son los que más tienen y, por tanto, los que menos sufren los efectos de la inflación. Los más vulnerables, los que realmente necesitarían esa ayuda, poco o nada se benefician de aquellas rebajas fiscales.

Ya sabemos que del “Juanma lo haría” de su campaña electoral a “lo que Juanma hace” una vez alcanzado el poder hay una distancia sideral. Se dice cínicamente que las promesas electorales sólo comprometen a los que se las creen. Desde luego parece que el presidente Juanma Moreno no siente ningún compromiso con muchas de sus propias promesas electorales y desde luego, ninguno en la lucha contra la pobreza infantil.