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Ecologistas denuncian “motivos económicos” en la tala “masiva” de arbolado en una calle de Granada

La calle Arabial ha perdido casi todo su arbolado por las obras de remodelación que se están llevando a cabo

Álvaro López

31 de agosto de 2022 20:14 h

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La segunda fase de la remodelación del eje entre las calles Arabial y Palencia en Granada capital se ha saldado con una nueva tala masiva de árboles. Como ya ocurriera en 2020 con las obras que afectaban a la calle Palencia, la ciudad ha perdido en este mes de agosto una fauna vegetal que llevaba más de 30 años dando sombra y siendo parte del paisaje urbano. Al igual que entonces, la polémica ha rodeado a la tala de prácticamente todos los árboles que había en esta vía granadina. Según la información a la que ha tenido acceso este medio, solo se han salvado cuatro de los 62 que había plantados. Una actuación que para los ecologistas es “desproporcionada” porque se podrían haber planteado alternativas. Al respecto, la plataforma Árboles Contra el Cambio Climático (ACCC) cree que tras la tala se encuentran “motivos económicos”.

La remodelación que ha acabado con el arbolado de la calle Arabial es fruto de las obras previstas por la Junta de Andalucía en compensación por la construcción del Metro de Granada que obligó a que calles como esta tuviesen que asumir un flujo de vehículos que las deterioró y obligaba a darles un lavado de cara. Si bien los fondos son regionales, el encargado del proyecto es el Ayuntamiento de Granada. Por eso, el Consistorio se defiende de las críticas ecologistas aseverando que la tala era la única salida para la inmensa mayoría de los árboles de la calle Arabial. “Los olmos presentes en la calle, y que representa la especie mayoritaria, han sufrido severas podas a lo largo de los años debido a su porte y desarrollo. Cada 2-3 años se han tenido que podar para disminuir su copa, y reducir los riesgos para peatones”, sostienen fuentes consistoriales. Por otra parte, desde el Ayuntamiento reconocen que es una actuación que podría haberse evitado si se hubiesen podado correctamente los árboles en el pasado, pero que las malas actuaciones han hecho que microbios y hongos hayan deteriorados algunos ejemplares internamente, haciéndolos insalvables.

“Los olmos son especies muy sensibles a los cambios que afectan a su entorno ya que presentan un sistema radicular muy superficial debido a que no se han desarrollado en un medio favorable. En cuanto se descubran las raíces al levantar el pavimento de alrededor, se corre un serio riesgo de que los árboles vayan cayendo, especialmente los días lluviosos y en los que sople el viento con moderada fuerza”. Sin embargo, ecologistas y vecinos no comparten esta apreciación porque entienden que al menos unos cuantos ejemplares del arbolado sí podían haberse salvado. Lola Ortega, bióloga y presidenta de Árboles Contra el Cambio Climático (ACCC), llegó a elaborar una memoria para el Ayuntamiento de Granada en la que explicaba el estado de vulnerabilidad y fitosanitario de cada uno de los árboles ahora talados, por lo que es experta en la materia.

Ortega desmiente al Ayuntamiento porque “no se puede decir que todos los árboles estén enfermos”. La especialista recuerda que existen “una serie de características fitosanitarias de cada uno” que deben analizarse y que de esa forma se ha constatado que, si bien la mayoría estaban enfermos, al menos “había 31 árboles que se podían salvar”. A pesar de ello, el Consistorio, que en primer término indultó a 11 ejemplares, finalmente solo ha salvado a cuatro. Una tala que ha dibujado una estampa desoladora en la calle Arabial de la que han desaparecido árboles con un porte notable al llevar más de treinta años plantados. Aunque desde el Consistorio se asegura que la decisión de eliminar prácticamente toda la arboleda no ha sido “fácil”, también señalan que el proyecto contempla la plantación de más de un centenar, superando con mucho el número de árboles con los que contaba Arabial hasta ahora.

“El proyecto es una barbaridad”

“Creemos que existen motivos económicos tras la tala masiva”, señala Lola Ortega, de ACCC. Solo así encuentran explicación a que se hayan talado árboles que estaban “sanos” junto al Parque Federico García Lorca. “Es más caro hacer una obra preservando los árboles que sin preservarlos”. Desde la ACCC creen que se apuesta por un modelo más barato y se justifica la tala al añadir árboles que no estaban previstos en la prolongación de Arabial con el Camino de Purchil. Además, existe otra variable reconocida incluso por los técnicos municipales y es que el proyecto no se adapta a las necesidades actuales. Según un informe forestal del Ayuntamiento al que ha tenido acceso este medio, la remodelación, aunque contará con más árboles que hasta la fecha, “está dando al vehículo en lugar de plantar árboles, todo lo contrario a lo que están recomendando los estándares actuales de diseño urbanístico”.

El proyecto contempla la instalación de más de un centenar de robles australianos, que aguantan bien el clima seco y crecen rápido, pero que estarán dispuestos cada 20 metros. “Contraviene todo lo aconsejado por la UE y la ONU para mitigar el cambio climático”, opina Lola Ortega. “Tenemos una obra financiada con dinero público de todos y en la que se podía haber hecho una cosa totalmente diferente porque para mitigar el cambio climático hay que aumentar la masa forestal y no poner árboles cada 20 metros. Así de paso se convierten en hogares para la biodiversidad. El proyecto es una auténtica barbaridad”. El Ayuntamiento propone la instalación de la arboleda a esa distancia porque debe integrarse con semáforos y farolas. Una argumentación que no convence a los ecologistas. “Hay muchas calles en las que la separación es más estrecha y no ocurre nada malo si se hace un mantenimiento adecuado”, dice Lola Ortega. “Es más barato plantar menos y no tener que podar tanto”.

Por otro lado, desde ACCC creen que hay “calles de primera y de segunda en Granada”. Sin ir más lejos ponen de ejemplo como la Alhambra o el centro histórico cuentan con una densa arboleda muy cuidada, mientras que Arabial o la calle Palencia han perdido especies de gran porte que tenían varias décadas a sus espaldas. Además, para que estas zonas recuperen la sombra y las condiciones climáticas que daban los antiguos olmos pueden pasar, al menos, 20 años. “Lo que el Ayuntamiento de Granada se ahorra ahora se va a tener que gastar después porque ya vamos tarde contra el cambio climático”, apunta Ortega. “Gobierne quien gobierne, los técnicos y políticos tendrían que actualizarse en sus conocimientos frente al cambio climático. Este verano ya nos ha avisado con unas temperaturas insoportables con las que es imposible estar en la calle incluso por la noche. La única alternativa, además de dejar de quemar combustibles fósiles, pasa por crear islas climáticas como ocurre en varias ciudades”. Algo que no parece que vaya a ocurrir en la calle Arabial, al menos a corto plazo mientras crecen los nuevos árboles que se plantarán. 

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