Ecologistas alertan de talas de árboles en una Granada que necesita 30.000 ejemplares más
A Granada le cuesta respirar. Si hubiese que hacer una analogía, los pulmones de la ciudad de la Alhambra estarían ahora mismo a poco más de la mitad de su capacidad. Con más de 230.000 habitantes, Granada tiene un déficit de alrededor de 30.000 árboles. Algo que está empeorando la calidad del aire de una de las capitales más contaminadas de España y que preocupa a vecinos y ecologistas que denuncian que se están talando zonas importantes de arbolado.
Según datos del Ayuntamiento de Granada, la ciudad tiene actualmente unos 45.000 árboles. Una cifra baja si se tiene en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que haya uno por cada tres habitantes y los granadinos tienen uno por cada cinco. Por eso, el Consistorio local del bipartito de Ciudadanos y Partido Popular ha presentado un proyecto conocido como “Anillo Verde” que quiere plantar 200.000 árboles de aquí al año 2031, fecha en la que Granada quiere ser Ciudad Europea de la Cultura.
Pero los planes ambientales no parecen ir a buen ritmo a los pies de la Alhambra. Dejando a un lado que la ciudad ha desechado en medio año su plan de implantar carriles exclusivos para bicicletas, autobuses y transporte público, más allá del tráfico rodado, la pérdida de árboles es lo que más está preocupando a los grupos ecologistas. A estos se suman vecinos que están viendo peligrar el futuro de la ciudad con las últimas talas que se están produciendo.
Descontento social
La voz de alarma la dio el eje de las calles Palencia y Arabial. Las obras impulsadas por la Consejería de Fomento para mejorar estas vías como compensación por haber sido sobreutilizadas durante los años que duró la construcción del Metro de Granada, provocaron el descontento social porque se produjo la tala de numerosos ejemplares de árboles que llevaban más de 30 años plantados en esta zona.
Lo que eran calles repletas de sombra por un arbolado imponente, robusto y grande hoy son trazados con árboles de nueva plantación, sin densidad de hojas y que dejan a la vista el paisaje urbano que los rodean. Aunque el Ayuntamiento de Granada defiende que se ha plantado el doble de árboles que había (400 por 200), los ecologistas denuncian que en este y en otros casos, se ha producido un daño difícil de reparar a corto plazo por el CO2 que se deja de limpiar de la atmósfera al perder árboles mucho más grandes.
Paco Cáceres, miembro de la plataforma Somos Vega, sostiene que hay una visión que hace que los árboles sean considerados como “mobiliario urbano”. “Lo mismo que tú quitas una papelera o un banco porque está deteriorado, se hace con un árbol porque si estorba, fuera”. El ecologista cree que a Granada le falta una visión más respetuosa con su medio ambiente porque pesan más los planes urbanísticos que la supervivencia de las zonas verdes. “No se tiene en cuenta en cuenta que un árbol desde que lo siembras hasta que han pasado 20 ó 30 años se ha hecho una inversión en él. Por tanto, si se pudiera valorar económicamente…”.
Sobre este caso concreto, la concejala de Mantenimiento del Ayuntamiento de Granada, Eva Martín, explica que los árboles que se talaron en estas dos calles estaban “en malas condiciones” en parte porque estaban muy cerca de los edificios y las raíces que tenían eran tan profundas que resultaban ya peligrosas para su propia estabilidad. “No era posible trasplantarlos, según los criterios técnicos”.
Obras en toda la ciudad
Pero con las obras del eje Palencia-Arabial acabadas, la alarma social por la tala del arbolado de Granada lejos de desaparecer, ha ido en aumento. Porque en las últimas semanas se han llevado a cabo obras en diferentes puntos de la ciudad que están acabando con árboles que tienen varias décadas y que ya estaban asentados en el entorno urbano, según denuncian vecinos y ecologistas.
Una de las zonas más perjudicadas está resultando ser el barrio de La Chana. Hace tres años su calle principal, la antigua Carretera de Málaga, también sufrió una tala masiva cuando la ciudad estaba gobernada por el PSOE. En aquella ocasión, como en el caso del eje Palencia-Arabial, los ciudadanos y las asociaciones ecologistas pusieron el grito en el cielo por ver cómo se perdían árboles de más de 30 años. Hoy en día han sido sustituidos por otros que siguen lejos de ser tan importantes como los que se arrancaron.
Sin embargo, aunque ya ha pasado tiempo, los fantasmas han regresado a pocos metros de esta zona. De la noche a la mañana, la calle Pampaneira ha amanecido sin gran parte de sus árboles. Donde había un bulevar con cedros, árboles del amor, cipreses y almeces, ahora es un erial. La maquinaria de obra los ha retirado tras estar ahí casi 20 años y sin que los vecinos hayan tenido tiempo de asumir lo ocurrido. Al respecto, la concejala de Mantenimiento, Eva Martín, explica que esta tala se produce para mejorar el arbolado de la zona que en algunos casos se había plantado sin mantener la separación adecuada.
Criterios técnicos
“De todo esto se informa a los vecinos, lo que pasa que a veces se genera más alarma social entre personas que no viven por la zona, que quienes sí están al corriente”, argumenta la edil. Según los planes del Consistorio, se plantarán más árboles de los que había y se ampliará el bulevar, pero el nuevo arbolado seguirá siendo demasiado joven para competir con el que ya existía. Una cuestión sobre la que Martín se defiende diciendo que “los técnicos aseguran que los árboles más jóvenes depuran más CO2 que algunos que ya hemos retirado”.
En base a criterios técnicos e insistiendo en que los vecinos son informados en las juntas de distrito, también se están produciendo talas en la Plaza Escultor López Burgos. Una de las que más se ha hecho notar en los últimos días porque los vecinos se han hecho eco de ella en redes sociales de forma masiva. Lola Ortega, presidenta de Árboles Contra el Cambio Climático, califica de “clamoroso e increíble” lo que está pasando con los árboles en Granada. “No hay ninguna concienciación por parte del Ayuntamiento ni de los técnicos”. Ortega, que es bióloga, cree que tras todas las talas está una motivación económica: “Es más fácil hacer obras sin árboles que con ellos”.
Pero el Consistorio defiende su apuesta por una Granada más verde, a pesar de todas las críticas que recibe su política medioambiental por parte de vecinos y ecologistas. “A todos nos gustan los árboles, a los técnicos los primeros, pero hay que tomar decisiones para mejorar algunas zonas”, explica Eva Martín, la edil de Mantenimiento. Sin ir más lejos, recuerda, hace años también hubo protestas por motivos similares en las obras de la Avenida de la Constitución, pero hoy en día es una zona verde. “Si se mira desde un GPS, se ve un gran bosque”.
Más allá de eso, lo cierto es que el proyecto del “Anillo Verde” tiene ante sí el reto de plantar como mínimo una cuarta parte de los 200.000 árboles que se proyectan hasta 2031. Sobre esto, Martín se muestra cauta y no cree que hasta dentro de 4 o 5 años se hayan podido plantar los 30.000 árboles que harían falta. Por lo que la cifra anunciada de 200.000 no parece sencilla de alcanzar para dentro de una década si aún faltarían 170.000 árboles por plantar dentro de un lustro.
La concejala reconoce que Granada tiene un problema en este sentido y que hay un déficit de arbolado que se quiere corregir. “No hay nadie que esté más comprometido con eso que nosotros”. Distinto es si se trata de hablar de las sombras que se pierden por los árboles frondosos que ya no están y de cuánto tardarán los nuevos en crecer a ese nivel. “Eso no podemos saberlo con exactitud, pero se están plantando siguiendo nuevas técnicas para mejorar su crecimiento”, concluye Eva Martín.
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