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El manantial de Deifontes enfrenta a los vecinos y a la Confederación Hidrográfica del Gualdalquivir

El pueblo de Deifontes está en lucha para defender su motor económico

Álvaro López

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El pueblo de Deifontes, eminentemente agrícola, se ha movilizado para frenar lo que consideran que es una injusticia. Esta localidad, ubicada a pocos kilómetros de Granada capital en dirección a Jaén, alerta de que el manantial del que vive la población local para el regadío de sus campos está en peligro porque, sostienen, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir mantiene la voluntad de privatizar su uso cediéndole cada vez más parte del caudal a una empresa (mixta) hídrica de la zona conocida como Aguasvira. Desde la comunidad de regantes de Deifontes afirman que se han producido una serie de episodios que les hacen dudar de la buena voluntad de estas dos corporaciones, quienes a su vez niegan interés alguno en la privatización del manantial, recordando que deben compatibilizarse los usos para abastecimiento y regadío especialmente en época de sequía.

La vida en este pueblo granadino de 2.700 habitantes depende del llamado Nacimiento del que surge el manantial que se sitúa en el centro de la polémica. Como la mayoría de los vecinos vive de los olivares y del autoconsumo, y la pérdida de agua en este punto supone un daño prácticamente irreparable para ellos. Por eso, regantes y Ayuntamiento de Deifontes han enviado una carta a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, advirtiendo de las consecuencias que tendría para ellos que se llevara a cabo la privatización de la que alertan entre Confederación y Aguasvira, quienes tienen un acuerdo para el uso de este caudal desde hace casi una década, para la utilización comercial del agua de la que viven. Un asunto que, dicen, lleva tiempo gestándose a través de proyectos que se llevarían cada vez más recursos hídricos de los permitidos actualmente y sobre los que sienten que no pueden hacer nada porque sienten que el organismo de aguas se ha postulado del lado de la empresa hídrica que da servicio a una treintena de pueblos de la Vega de Granada.

Historia de la compra de un municipio

Para entender la complejidad del problema hay que conocer un poco la historia de Deifontes. Este modesto municipio granadino fue hasta 1944 un enclave propiedad de la Marquesa de Casablanca. En aquel año, los vecinos decidieron endeudarse y comprarlas todas para desarrollar el municipio a la par que su economía doméstica gracias a la agricultura. Entre las parcelas que se compraron estaba una de dos hectáreas que es la que ocupa el Nacimiento o manantial de Deifontes que se riega con el agua que procede de la Sierra de Arana. Durante más de 30 años, los lugareños explotaron las tierras mientras pagaban la deuda comprometida con la familia de la marquesa, hasta lograr ser autosuficientes económicamente.

Sin embargo, a partir de los años 80, según explican desde el municipio, la situación empezó a torcerse. La Confederación instaló en el Nacimiento un sistema de bombeo que acabó por secar el manantial lo que llevó a la movilización vecinal. Gracias a esa lucha, la Confederación desechó su proyecto y con esfuerzo el agua regresó. Desde la comunidad de regantes lamentan que entonces el organismo no indemnizara a Deifontes por lo ocurrido, sino que tuviese que ser el propio municipio el que invirtiese sus propios fondos para revertir la sequía del manantial. De hecho, a mediados de los 90 se hicieron nuevas obras para aprovechar mejor el agua y pasar de regar 89,25 hectáreas a más de 1.700. Como el caudal era el mismo de siempre, se hizo mediante una regulación de uso responsable y con un entubado que ha resultado ser eficiente. Desde entonces, reclaman, sin éxito, que se incremente la concesión de agua que tienen.

Dos problemas en uno

Pero todo esto corre peligro ahora por dos motivos principales. El primero, según denuncian los agricultores de Deifontes, es que desde que la Confederación puso en marcha ayudas a las comunidades de regantes, estableció un canon para que todos pagasen por uso del agua y de paso crease un fondo para estas subvenciones. Desde este municipio granadino entienden que es algo necesario, pero creen que el trato que se les da a ellos en particular es injusto porque afirman que les “ahogan” a cánones y se les establecen sanciones “absurdas”. Por ejemplo, aseguran que Confederación los ha multado por usar 785.400 metros cúbicos al año de agua, mientras que su concesión provisional y en estudio es del doble. Por ello, han recurrido a los tribunales, pero como ya tuvieron que pagar la sanción, aún deberán esperar hasta 2023 para que se resuelva el conflicto.

El otro problema que pone en peligro la actividad agrícola de Deifontes es el que se explicaba al principio de este artículo. Sospechan que hay intereses entre la Confederación y Aguasvira para hacer un uso privativo del agua del manantial para que lo exploten comercialmente en la veintena de municipios a los que da servicio esta empresa. Aunque es cierto que ambas entidades tienen acuerdo para usar los recursos hídricos del manantial para abastecimiento humano, basan sus dudas en proyectos que ha presentado Aguasvira desde hace tiempo, y a los que ha tenido acceso este medio, reclamando participar más del caudal del manantial y a cambio regar con agua de otros pantanos al Nacimiento, lo que rechazan frontalmente desde la comunidad de regantes de Deifontes porque advierten que las aguas estarían contaminadas y pondrían en peligro la fauna de truchas e incluso nutrias que viven en este entorno natural.

Francisco Ortega, presidente de la comunidad de regantes, cree que la “connivencia” de Aguasvira con Confederación les está poniendo “palos en las ruedas”. “Nos intentan atosigar por todas partes y mientras nos traen proyectos privados para llevarse el agua porque saben que se iría fácilmente hasta las plantas de Aguasvira y es comercializable. A pesar de que la Vega de Granada tiene un acuífero muy importante, su agua está contaminada por el uso de herbicidas y es más barato utilizar la de nuestro manantial”, denuncia. “Le quieren quitar el pan a gente que en 1944 se compró y se jugó sus propias tierras durante 30 años. Podríamos ser el ejemplo de un pueblo que en pleno franquismo se puso en pie para forzar a los marqueses a que vendieran para tener su tierra y labrarse un futuro y que en el 94 decide gastarse el dinero, poner los medios y optimizar el agua para casi todas las hectáreas del pueblo”.

El abastecimiento de las personas como prioridad

Por su parte, tanto Confederación Hidrográfica del Guadalquivir como Aguasvira niegan cualquier interés de privatizar el agua del manantial. A preguntas de este medio, fuentes del organismo de aguas dependiente del Ministerio de Transición Ecológica recuerdan que están ejerciendo su función de regular los recursos para abastecimiento y regadío y que en el caso concreto de Deifontes se está trabajando en la concesión final del agua que tendrán los regantes. Al respecto de eso, explican que las sanciones que se han puesto son porque el municipio solo tendría derecho a regar 89 hectáreas en lugar de las 1.700 que riega el manantial. Por otra parte, “los cánones de regulación se calculan siguiendo los mismos criterios para todos los usuarios de la cuenca, pero esta comunidad de regantes continúa sin abonar el canon que les corresponde para los últimos ejercicios (2016-2021), no paga por el agua que consumen, hecho difícilmente defendible y que representa un agravio comparativo para el resto de los usuarios de la cuenca”.

En la Confederación afirman tener el “deber legal de priorizar la garantía de abastecimiento a la población ante cualquier otro uso. En la zona norte del Área metropolitana de Granada este abastecimiento se suministra desde el manantial de Deifontes, a través de Aguasvira. Hasta estos últimos años especialmente secos, los distintos usos podían convivir sin problemas, pero, en situaciones de escasez como la que sufre este sistema de explotación, en el marco de una declaración de sequía en toda la cuenca del Guadalquivir, el uso del abastecimiento por ley es prioritario frente al del regadío”. En todo caso, las mismas fuentes sostienen que las protestas pueden deberse al interés de un “bien personal por encima del común”.

“La Confederación continuará trabajando en el ejercicio de sus funciones para conseguir compatibilizar en su máxima eficiencia ambos usos y una ordenación del recurso en una zona en la que no solo concurren la comunidad de regantes de Deifontes y Aguasvira, sino también a otras comunidades de regantes y sistemas de abastecimiento”. Al respecto, en Aguasvira afirman que cumplen con la normativa vigente y que no son una empresa privada, sino mixta, participada por un consorcio de municipios de la Vega de Granada y que, en todo caso, debe ser la Confederación la que determine y controle cuáles son las fuentes de suministro de las que pueden hacer uso y no una comunidad de regantes como sucede en el caso de Deifontes.

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