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El ocio “descontrolado” en el centro de Granada desespera a sus vecinos: “No podemos más”

Los afectados están hartos y reclaman medidas para controlar la situación

Álvaro López

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Ana no duerme bien. Su tiempo lo pasa pendiente de cuándo dejarán de hacer ruido los bares de copas que hay bajo su ventana o si habrá gente que le impida entrar en su portal cuando pasee por la calle. Roberto, por su parte, lleva 20 años aparcando en el mismo lugar y no recuerda haber visto jamás, como le ocurre ahora, el rastro de orines –y otras sustancias- junto a su vehículo. Los dos son vecinos del centro histórico de Granada. De la calle Ganivet. Los dos ocultan su nombre real por miedo a represalias, pero ambos representan el sentir de centenares de granadinos que viven en el centro y que ya no pueden más.

“No podemos más. A todas horas el ruido es insoportable y la gente pierde el control”. La pandemia del coronavirus ha modificado las costumbres de los granadinos y la hora de ocio se ha adelantado a cualquier minuto del día, hasta que el cuerpo o los toques de queda obliguen a retirarse. Según cuentan los vecinos, esto ha hecho que se hayan abierto locales de fiesta que están utilizando licencias de cafeterías para servir copas y poner música en terrazas cuando eso no está permitido.

La impotencia de las personas que viven en calles como Ganivet es tal que se han convertido en detectives privados. Acumulan fotografías y vídeos en sus móviles que se mandan entre todos los vecinos a través de las redes sociales, como forma de descargar y compartir la frustración que sienten. “El problema de la calle Ganivet siempre ha estado ahí, pero desde la pandemia del coronavirus esto va a más”, comenta Ana.

Un calvario diario

La mujer explica que lo que ocurre en esta céntrica calle granadina, a apenas unos metros del Ayuntamiento de Granada, está especialmente “descontrolado” desde que los bares y locales de ocio pudieron abrir de nuevo sus puertas con permiso de la Junta de Andalucía. Las molestias son diarias, pero se acentúan en fines de semana y en fechas señaladas. “No hacen más que acumularse las terrazas y los pubs. Es imposible caminar por la calle a determinadas horas sin que te encuentres a mucha gente o haya otras personas que estén borrachas o drogadas”.

Roberto, que es joven, admite que no tiene ningún problema en que la gente se lo pase bien. “Todos queremos divertirnos y los vecinos estamos de acuerdo en eso, pero lo que pasa en esta zona ya no es normal”. Este granadino recoge la sensación de quienes viven en los aledaños de Ganivet cuando dice no estar en contra de que la hostelería y los bares de copas puedan abrir sus puertas, sino que pide que lo hagan cumpliendo con la normativa.

“Hemos consultado con abogados para saber qué podemos hacer porque, por más que se lo decimos al Ayuntamiento, no nos hacen caso”. Tras haber hablado con sus letrados y tener información sobre las normas que deben cumplir los locales de ocio, da por hecho que “Granada tiene una normativa muy estricta, pero aquí no se está cumpliendo. Con la excusa de la pandemia, hacen la vista gorda y les permiten hasta poner más terraza que la que tienen permitida”. Los vecinos recuerdan que la zona bajo los soportales de la calle Ganivet no son propiedades municipales, sino de las propias comunidades de los edificios que se sienten ninguneadas por no tener ningún poder sobre ellas, mientras los bares las llenan de mesas.

Además de las molestias relacionadas con los ruidos, la zona parece estar volviéndose cada vez más peligrosa. “Aquí todo el mundo sabe que la droga se mueve como quieren los locales de copas. Hemos visto a coches vender a cualquiera en la plaza de la Mariana cuando no está la policía”. Además, los lugareños también dicen tener indicios de que se está produciendo prostitución por la zona. “Algunos locales alquilan habitaciones en nuestros edificios para que los clientes vayan con alguna chica”.

Falta de control

Esta sensación de falta de seguridad que padecen los vecinos se la han trasladado en multitud de ocasiones al Ayuntamiento de Granada. “El concejal de Seguridad, César Díaz, nos dice que pone más policías en la zona, pero no es eso lo que nos hace falta. Vemos a los agentes cuidando de borrachos, pero lo que hace falta es que se los bares y los pubs cumplan con la normativa”, cuenta Ana. La mujer dice que se han visto amedrentados por algunos propietarios de estos locales que les han dicho que no protesten tanto porque no saben con quiénes están tratando.

Por otro lado, fuentes de la Policía Local de Granada reconocen a eldiario.es Andalucía que existe un problema en esta zona. Tanto que desde el Consistorio se les insta a que acudan más agentes para patrullar por Ganivet que por otros lugares de la capital granadina. “Los policías de refuerzo que se utilizan para controlar esta zona los sacan de otros servicios que se quedan con menos efectivos”. Un problema que saca a la luz el otro que tiene Granada y sobre el que los sindicatos no dejan de quejarse: la falta de policías locales.

Los vecinos, hartos de la situación, han recurrido incluso al Defensor del Ciudadano de Granada. Manuel Martín, reconoce a este medio que ha recibido “muchas protestas desde hace tiempo”, pero que últimamente ha notado un repunte. Martín cree que hay que tomar cartas en el asunto y solucionar el problema que están padeciendo quienes viven en el entorno de la calle Ganivet. Cuenta también que ha podido hablar con el concejal de Seguridad Ciudadana y con el alcalde, Luis Salvador, y que ambos le han transmitido su voluntad de arreglar las cosas.

Este medio se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Granada para contrastar las quejas de los vecinos y saber si los locales cumplen la normativa, pero no ha habido respuesta. Algo que ya denuncian los afectados porque se sienten ninguneados por el Consistorio. “No les importamos, solo quieren el dinero de los negocios para llenar las arcas. Eso sí, las calles las limpian todas las noches que da gusto. Se puede comer en ellas por la mañana”. Por eso, anuncia Roberto, piensan ir hasta el final y pondrán denuncias individuales “para hacer ruido” si no se toman cartas en el asunto. “Los comercios y los hoteles de la zona están de nuestra parte”.

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