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Diadié: “Si las relaciones internacionales no cambian, Europa vivirá una invasión de países del sur”

El historiador Ismael Diadié defiende en la UJA el "conocimiento" como vía contra la intolerancia entre culturas

Concha Araújo

Jaén —

En 1468, la familia de Ismael Diadié –Filósofo nacido en Tombuctú (Malí) en 1957- tuvo que abandonar Al-Andalus. Huían de Toledo, donde vivieron durante siglos, y de la intolerancia religiosa. En abril de 2012, los yihaidistas tomaron Tombuctú. Entonces él emprendió el mismo exilio, pero a la inversa. “Hace siglos que intelectuales, comerciantes, políticos han salido de Al-Andalus hacia África. Hoy muchos salen de África hacia la Península Ibérica”muchos salen de África, señala. Algunos, llegan con visados y capacidad para insertarse socialmente. Otros, la mayoría, “para morir a orillas del Mediterráneo, que llaman cada vez más el mar de la muerte”.

Diadié hace suya la frase de uno de sus maestros: “Si las relaciones internacionales no cambian, Europa va a vivir una invasión de países del sur y será cruel”. Esto era, hace un par de décadas, una previsión. A día de hoy, según el filósofo maliense, es una realidad incuestionable que se deriva de unas relaciones entre países que dinamitan las posibilidades de desarrollo de África. “Si voy a Níger, cojo el uranio, vuelvo para su explotación aquí, colaborando con un Estado que tiene un porcentaje que no invierte para el desarrollo de las poblaciones ¿al final que va a pasar?”, lamenta.

La explicación es sencilla: “Sean cuales sean los fondos de cooperación internacional que van llegando, son fondos que quedan en una minoría, que no llegan nunca a la población” que los necesita. Desde su punto de vista, los recortes en programas de cooperación o las inversiones en países en vías de desarrollo no sirven de nada si no se produce ese vuelco en las relaciones entre países desarrollados y en vías de desarrollo. Sin embargo, Diadié denuncia que hoy por hoy los segundos están gobernados por “la minoría mantenida desde aquí, desde Europa”, que controla los recursos de “una mayoría que queda en la miseria”.

La solución no es desconocida. Pasa por “más reparto de la economía”. Mientras esta premisa no cambie “habrá muertos en Ceuta, en Lampedusa (Italia) y por todas partes. Y la cooperación internacional seguirá siendo lo que es hoy en día”. Sobre esto ha hablado en la conferencia con la que ha inaugurado el tercer curso de Experto Universitario en Cooperación Internacional, de la Universidad de Jaén, que está orientado al desarrollo de África Subsahariana.

El Fondo Kati

Pero Diadié es -además de historiador, filósofo y experto en cooperación- el responsable de conservar el Fondo Kati, el legado documental andalusí más importante fuera de España. Esa biblioteca la integran más 3.000 manuscritos que su familia llevó consigo a Tombuctú tras ser expulsada de Toledo. La mayoría, más de 2.500, son de variada temática árabe medieval. También hay 300 manuscritos de autores andaluces, 100 de renegados cristianos y 60 de comerciantes judíos. Esos fondos son la historia de la influyente familia Kati y el patrimonio “que mantiene vivo el legado andalusí en Mali”.

Cuando abandonó su país, dispersó los fondos para mantenerlos a salvo. Recientemente, ha apostado por “la locura de su reunificación”. Siguen ocultos a sabiendas de que se enfrentan “a otra forma de destrucción de la biblioteca”, porque “no es prudente guardar los manuscritos sin abrir en un baúl cerrado”. Ismael Diadié ha explicado que la biblioteca de Tombuctú -cuya construcción financió la Junta de Andalucía y lleva el nombre del poeta José Angel Valente- continuará cerrada por decisión de la familia Kati “hasta que haya la seguridad que nos permita abrirla”. Algo que no parece ser inminente por el conflicto bélico que envuelve el país desde hace dos años y que está focalizado en el norte, donde Tombuctú es escenario constante de los enfrentamientos entre yihaidistas y tuaregs.

Mientras tanto, se ha dado forma a la Fundación Fondo Kati. La semana próxima se presentará en Jerez de la Frontera, con sus nuevos patronos y el proyecto centrado en “digitalizar, limpiar, conservar y difundir” un legado que se enfrenta a diario a la inseguridad que vive el país. La nueva forma administrativa les permitirá reunir fondos. De momento, han conseguido la implicación de entidades privadas y públicas como los ayuntamientos de Jerez, Tarifa y Toledo. La Junta de Andalucía, impulsora de la protección y difusión de estos fondos, ha dejado de prestar su apoyo al Fondo Kati. Algo “normal”, según Diadié, porque “la crisis que vive Europa también toca a Andalucía”.

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