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ENTREVISTA
Arcángel, cantaor: “El flamenco está al mismo nivel que la música clásica o cualquier otro género”

Arcángel

Alejandro Luque

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Uno de los cantaores más inquietos del panorama actual, el onubense Francisco José Arcángel Ramos (Alosno, 1977), se enfrenta al que quizá sea el mayor reto de su carrera. Este viernes, el Teatro de la Maestranza de Sevilla acogerá la presentación de Bel cante, un concierto de piezas clásicas que el artista llevará a su terreno “con la dosis justa de flamencura”, anuncia, y que estará patrocinado por elDiario.es Andalucía.

Después de estrenar Bel cante en el Teatro de la Zarzuela, Arcángel asegura que llega a la capital hispalense con un repertorio muy diferente. “Los estrenos son estrenos y siempre hay cosas que moldear. Por otra parte, siempre me gusta dejar el repertorio un poco abierto para incorporar temas acorde con cada sitio en que actuamos”. Así, la cita de esta semana incluirá piezas de Leoncavallo, Donizetti, José Serrano, Soutullo y Vert, Zorozábal, Moreno Torroba y Puccini.

“No sé si se ha hecho algo así antes en el cante”, se pregunta el artista, consciente de que en el ámbito de la guitarra flamenca sí se han realizado numerosas aproximaciones a la música clásica, desde Paco de Lucía a Juan Carlos Romero. “Más que una apuesta, por mi parte, es una apetencia. Soy un admirador y conocedor de la música clásica, y en el pasado he estado relacionado con la parte más contemporánea de esta, pero esta vez quería profundizar, partiendo siempre de la base de que el respeto es la máxima calidad que uno debe tener. Máxime cuando te adentras en una disciplina que no tiene que ver con lo que haces habitualmente”.

Presos del ritmo

En efecto, la voz flamenca de Arcángel ha debido someterse a un proceso de adaptación que él mismo describe en estos términos: “Sería absurdo querer imitar el canto clásico, no es esa mi formación ni puedo hacerlo. Pero el éxito de proyectos como este puede y debe estar en la dosis justa de tinte flamenco que se imprime. Uno no puede renunciar a lo que es, el color de tu voz es inherente a ti pero, por otro lado, tampoco puedes despojar a la pieza de lo que tiene de clásico. He intentado hacerlo con los trueques y los recovecos típicos que usamos en el flamenco, sin caer en la reiteración. Y aplicando, eso sí, el ritmo y la métrica flamenca a estas composiciones”.

Así, el compás de tres por cuatro o el ritmo vertiginoso de la bulería se deslizan sin estridencia en las composiciones de los citados maestros. “Hemos prescindido de una figura que usan mucho los clásicos, que es ralentizar o acelerar. La expresividad del flamenco está en un esquema que busca la perfección matemática. Dejamos que las piezas sean, al menos un poquito, presas del ritmo”.

En esta aventura, Arcángel ha contado con la dirección musical de José María Gallardo Del Rey, la asistencia de Isidro Muñoz y los arreglos de Jesús Cayuela. En escena estará acompañado por el Quinteto Totem Ensemble, formado por Vladimir Dmitrienco, Luis Miguel Díaz Márquez, Jerome Ireland, Nonna Natsvlishvili y Francisco Lobo.

Camino por explorar

“Yo mismo estoy también expectante con el resultado”, ríe el onubense a unos días de la presentación en Sevilla. Cuando se le pregunta si le inquieta la reacción de los melómanos, responde que “no me preocupa que la gente de la música clásica piense que me estoy entrometiendo, lo que me preocupa es que esa intromisión sea nula. ¿Qué hace un flamenco metiéndose en algo prácticamente sagrado? Yo a los músicos no flamencos que se meten en lo jondo les pido respeto y elegancia. Espero que los clásicos sientan lo mismo por mi parte”.

Sobre el supuesto complejo que ha tenido tradicionalmente el flamenco respecto de las músicas cultas, no duda de que “lo nuestro está al nivel de la clásica y de cualquier otro género”, pero admite que “para mí Bel cante es un reto. Lo que me mueve es dar una visión diferente y tener claro que son dos estéticas bastante distantes, pero el lenguaje que cada una usa puede convivir con el otro, recrear piezas e incluso crearlas”, asevera. “Al fin y al cabo, las notas son las notas en todas partes, do-re-mi-fa-sol-la-si… Solo varía el color con que se cantan. Yo creo que hay ahí un camino por explorar, y además con éxito, y no me refiero necesariamente al comercial”.

Un 'gazpacho' con fundamento

Con todos estos ingredientes, Arcángel ha cocinado su “gazpacho flamenco-clásico”, como lo resume, donde cabe también la zarzuela o las arias de ópera. Algo que, agrega, no está tan lejos de las propuestas “de gente como Marchena o los cantaores de principios de siglo, cuya tonalidad y modo de acometer los cantes tenían una cierta lírica, aunque esa estética acabó cayendo en desuso”.

Por último, el cantaor confiesa que el paso definitivo para llevar Bel canto a buen puerto fue darse cuenta de que no tenía sentido tratar de medirse con los grandes cantantes de ópera. “Cuando escuchaba a Pavarotti, a Plácido Domingo o Alfredo Kraus, lo primero que pensé fue: yo no llego ahí ni muerto, con esa proyección y ese volumen. Pero me ha sorprendido -aunque haga un poco de spoiler- que la solvencia y la capacidad de estos grandes maestros te hace pensar que tu tesitura no está a la altura, pero no es así”.

“No tendría sentido intentar acercarme a Plácido Domingo, en el sentido de someter mi voz a una tonalidad fuera de mi alcance. Así, me cargaría mi instrumento y partiría los oídos de la gente. Pero hay otras formas de hacerlo que funcionan a la perfección”.

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