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Los puentes de la cultura republicana y obrera en 20 biografías andaluzas

Una manifestante republicana en las Setas de Sevilla. |

Juan Miguel Baquero

Si el movimiento obrero y el republicanismo están unidos por un delgado puente, un tramo de sus pilares fundamentales está clavado en suelo andaluz. Un vínculo que el fascismo saltó por los aires, pero que tiene memoria. La rescata el libro Activistas, militantes y propagandistas a través de las biografías de veinte personajes que nadaron en los márgenes de la primera fila política.

De Rosario de Acuña a Eduardo Ortega y Gasset, de Amalia Domingo Soler a Roque Barcia o José Antonio Balbontín. El proyecto republicano debe parte de su desarrollo al aporte doctrinal de un puñado de figuras andaluzas. “La historia del republicanismo y, por tanto, de la democracia, no pueden entenderse sin la historia propia de Andalucía”, resume uno de los coordinadores de la obra colectiva, Rubén Pérez.

La cultura republicana y obrera queda más cerca con estos personajes fronterizos. Activistas, militantes y propagandistas. Biografías en los márgenes de la cultura republicana (1868-1978) (Athenaica Ediciones Universitarias, 2018) cuenta las vidas de quienes participan en la órbita política desde los cuadros intermedios, un poco alejados del discurso oficial y que jugaron un papel crucial en el desarrollo del proyecto democrático.

El influjo andaluz en la República

“Algunos de los episodios más relevantes de la lucha por la República fueron andaluces”, en palabras de Rubén Pérez Trujillano, coordinador de Activistas, militantes y propagandistas junto a Eduardo Higueras y Julián Vadillo. Hubo influjo de los andaluces en el republicanismo.

El libro recopila por esto una veintena de biografías representativas con el objetivo de rescatarlas del olvido. Y no sólo. Sino con la idea de proyectar un plano de la arquitectura que vertebra la movilización obrerista y republicana desde las segundas filas. Es el reflejo del imaginario político nacido en Andalucía.

“La obra colectiva contribuye a poner de relieve el importante papel desempeñado por el movimiento republicano andaluz en el marco del hispano y, en particular, los aportes doctrinales y práctico-políticos que realizaron algunas de las figuras de la Andalucía de los siglos XIX y XX al proyecto republicano”, desarrolla Pérez Trujillano. La cultura constitucional que se desenvolvía en los confines del republicanismo y las organizaciones obreristas. O en centros de instrucción como la Institución Libre de Enseñanza o la Escuela Nueva.

“Son biografías de personajes tremendamente originales, la mayoría atravesó por peripecias vitales extremas”. Algunos incluso experimentando parábolas ideológicas. “Hubo ateos que terminaron sus días siendo católicos a ultranza, católicos que acabaron renegando del dogmatismo religioso, espiritistas y místicas que llevaban la razón por bandera”. Y otros que “personificaron el puente de plata, o la metamorfosis, entre ideologías burguesas y obreras”.

De “líderes femeninas” al “tajo” del franquismo

Una de estas figuras destacadas de la segunda fila es Roque Barcia. Protagonista de la dirección intelectual y militante del republicanismo federal. Estuvo a la cabeza del cantón de Cartagena durante la Revolución regional-cantonalista de 1873. O José Antonio Balbontín, el niño prodigio que encandiló a la opinión pública católica y acabó siendo uno de los grandes “jabalíes” en el parlamento de la II República por sus posturas revolucionarias que cabalgaron desde el republicanismo federal hacia el comunismo.

Y mujeres. “Las líderes femeninas Amalia Domingo, Rosario de Acuña y Guillermina Rojas ponen de relieve el vínculo entre la opresión de las mujeres y la opresión de la clase trabajadora, su dependencia mutua y, lo que era clave para ellas, la necesidad urgente de la República como régimen político y social que ofreciera una solución radical a esas realidades”, explica Rubén Pérez.

O el jerezano Ramón de Cala, enlace inconfundible entre el socialismo utópico y las tendencias obreristas que participó en el proceso constituyente de la I República española. El documento que cuajó como alternativa al proyecto oficial es una de las primeras muestras históricas de la unidad política de Andalucía, como indica en un comunicado la editorial sevillana Athenaica.

¿Y qué queda de aquel puente entre movimiento obrero y republicanismo? “Muy poco”, sintetiza Rubén Pérez. “La dictadura franquista se edificó sobre un exterminio de humanidad: de personas y también de ideas. Se produjo lo que algunos antropólogos llaman un ‘epistemicidio’, pues con aquellas personas que fueron asesinadas, exiliadas o defenestradas, se secó un río inmenso de saberes y conocimientos”, añade.

Un “tajo difícil de reparar” que fue seguido de “un páramo intelectual que duró cuarenta años”. Aunque hubo “algunas voces en el desierto”, como refiere el trayecto final de Activistas, militantes y propagandistas. Un libro que deja patente el decisivo papel que tuvo el movimiento republicano andaluz a través de una veintena de biografías seleccionadas y escritas por otros tantos autores. Y cuya publicación está enmarcada en las actividades por el quinto centenario de la facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla.

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