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Los Álvarez Quintero, 150 años para desbaratar tópicos

Imagen de los hermanos Álvarez Quintero

Alejandro Luque

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Cuentan que, estando en Madrid, Luis Cernuda acudió al teatro junto a algunos amigos con el objeto de burlarse de los tópicos que esperaban encontrar en una obra de los hermanos Álvarez Quintero. Sin embargo, conforme avanzaba el montaje, Cernuda se fue mostrando cada vez más interesado en lo que veía en escena, y acabó, según sus palabras, bastante tocado. Años después, tras su muerte en México, sus allegados encontraron en el rodillo de su máquina de escribir un artículo a medio terminar, precisamente sobre los Álvarez Quintero.

Con este espíritu de desbaratar el tópico –el que señala a los hermanos como paradigma de teatro costumbrista en el peor sentido de la palabra, casposo y anticuado–, el Ayuntamiento de Utrera ha querido volcarse con un amplio programa de actividades para celebrar el 150 aniversario de ambos autores: Serafín, este año, y dentro de dos años de Joaquín.

Veintidós meses en los que, en palabras del concejal de Cultura del Ayuntamiento utrerano, José Montoro, se “inundará” la localidad con actos en memoria de estos “poetas, narradores, periodistas, pero sobre todo dramaturgos, que tocaron valores universales y estuvieron a la vez entre los fundadores de la Real Academia Española”, subraya. “No solo escribieron comedias y sainetes, sino también zarzuelas -La reina mora-, dramas -Malvaloca, Cancionera- y algún guion de película”.

Desafectos al régimen

También destaca Montoro que la obra quinteriana “puso en valor la forma de ser de los andaluces”, y ese realismo “como una especie de naturalismo ingenuo”, lo que en parte le valió el sambenito de tradicionalista y hasta franquista, para ser barrida por las vanguardias cuando España se fue abriendo a otros aires de modernidad. El concejal apunta, no obstante, que “al comenzar la Guerra Civil fueron detenidos en su chalet de El Escorial, donde pasaban los veranos, y al acabar la contienda se les abrió una ficha policial por ser poco afectos al régimen, cosa que poca gente sabe”.

La secretaria de innovación de la Junta de Andalucía, Mar Sánchez Estrella, cree que “es el momento de contemplar a los Quintero con una mirada nueva, desde una perspectiva más acorde con nuestro presente actual, desde el siglo XXI, sin prejuicios y sin etiquetas”, afirma. “Durante mucho tiempo los hermanos Quintero han sufrido la simplificación de su obra, han quedado atrapados en el cliché y en el tópico, minusvalorándose otros aspectos de lo que hicieron”, agrega.

Aspectos como la ayuda económica que prestaron a “muchos” compañeros gracias al éxito del que disfrutaban. O cómo contribuyeron a que María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra pudieran montar su primera obra de teatro, la primera piedra de una trayectoria larga y fulgurante. O el proyecto de trasladar los restos de los hermanos Bécquer al Panteón de Sevillanos Ilustres. O la aportación, junto a Blas Infante, para crear la primera Casa de Andalucía en Madrid. “En su momento y en su época, aparecen como benefactores, animadores, impulsores de proyectos, pioneros de lo que con el tiempo se llamará gestores culturales”, apostilla Sánchez Estrella.  

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, también ha querido adherirse a esta celebración defendiendo que “este acento andaluz y esta tierra son muy grandes, y debemos ser capaces de convertir nuestra tierra en el tesoro que cada día nos permita salir adelante”, dice. “Para Utrera, esta es una oportunidad de darse a conocer, conectar las estrategias de desarrollo económico locales con otras. Lo que Sevilla pueda ofrecer para el mayor conocimiento de los Álvarez Quintero, lo ofrecerá”.

Su homólogo utrerano, José María Villalobos, sostiene con Juan Ignacio Luca de Tena que “el teatro andaluz no existía antes de los Álvarez Quintero”, por lo que “es importante que demos a conocer quiénes fueron Serafín y Joaquín, y su importancia en España. También fueron cofundadores de la Sociedad de Autores Españoles –germen de la Sgae–, escribieron más de 200 títulos representados con gran éxito, y si tenemos en cuenta la relevancia del teatro entonces entenderemos la dimensión de estas figuras. Se han rodado más de 50 películas basadas en sus obras. Pero además fueron muy queridos en España”, con monumentos en vida en Sevilla y Madrid, y distinción de hijos adoptivos en Málaga y Zaragoza.  

Juntos hasta el final

La celebración de este doble 150 aniversario quiere ser transversal, multidisciplinar, contemporánea y ajena a cualquier elitismo, conectando el teatro con otros lenguajes como el cine o la música: numerosas citas con las artes escénicas, entre las que sobresalen el primer Festival de Teatro Álvarez Quintero, y la creación de una gran coproducción escénica, un ciclo de teatro amateur con el objetivo de potenciar a las formaciones no profesionales; la música y el flamenco tendrán también un destacado protagonismo, con la recuperación y estreno de algunas de sus zarzuelas más destacadas, y con producciones flamencas propias vinculadas a la presencia de este arte en el día a día de la vida de los Quintero. La programación de calle, en las plazas y rincones que vieron crecer a estos dramaturgos, terminará de configurar las actividades de este bloque.

Una gran exposición material, visual, sensitiva y educativa en torno a la figura de estos dos utreranos, tanto en las calles de la ciudad como en el Centro Cultural Casa Surga, serán otros atractivos junto a un ciclo de cine de finales del XIX y principios del XX, mostrando el papel de los hermanos en esta disciplina, o un ciclo de conferencias y diálogos con historiadores, intelectuales y gestores culturales. Finalmente, el radioteatro o audiodrama, que tuvo un gran desarrollo entre los años 20 y 40 del siglo XX, que cayó casi en el olvido con la llegada de la televisión, tendrá también su espacio en esta efeméride para mayor gloria de los Álvarez Quintero.    

Un tándem que empezó a escribir a cuatro manos en su más temprana edad -“en el primer pinito de la infancia”, decían-, y que siguió unido incluso tras la muerte de Serafín en 1938, puesto que Joaquín siguió firmando las obras posteriores con el nombre de ambos. Ya lo dijo el ex libris que diseñó su hermano Pedro: “Un mismo aliento impulsa las dos velas”.

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