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La inauguración en tres actos del Metro de Málaga: Moreno visita una estación sin trenes ni pasajeros al menos hasta agosto

Patricia Navarro, Elías Bendodo y Juan Manuel Moreno, en la estación | N.C.

Néstor Cenizo

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Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, volvió este viernes a darse un paseo por el Metro de Málaga. Lo hizo por segunda vez en menos de un mes, esta vez para inaugurar una estación sin pasajeros ni trenes. No estará operativa al menos hasta bien entrado el verano. “Está concluida a la espera de llenarse de gente y de trenes. Espero que sea lo antes posible”. A Moreno, que prometió que la obra terminaría en esta legislatura, le gustaría que fuera para la Feria, pero antes deben concluir las pruebas de seguridad.

Su presencia de nuevo en el subsuelo de Málaga no se entiende sin tener en cuenta que en su mente está adelantar las elecciones a junio, lo que pronto le impedirá realizar este tipo de actos. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno celebrado el pasado martes en Málaga, el propio Moreno advirtió de lo que perdía por no agotar la legislatura. “Si pienso en mí y mis intereses, esa sería mi decisión [llevar las elecciones a octubre]. ¿Por qué voy a dejar de inaugurar el Metro de Málaga?”, se preguntó.

Ante la probable imposibilidad de darse el gusto, ha decidido estrenarlo poquito a poco. Un día visita las obras; otro acude para dar el campanazo de salida a las pruebas que se realizan en la intimidad de los oscuros túneles subterráneos; y pocas semanas después inaugura la estación del Guadalmedina, penúltima para las dos líneas que ahora mismo forman la red de Metro de Málaga. En realidad, la obra de la estación lleva semanas terminada.

A Moreno se le veía contento de inaugurar la estación, la más grande de Andalucía. 2.800 metros cuadrados de vestíbulo, con tres accesos (avenida de la Aurora, Callejones del Perchel y Armengual de la Mota), dos niveles de andenes de 96 metros de largo y diez de ancho, con el segundo nivel a 21 metros de la superficie, y una cota inferior de -26 metros hasta la superficie y 20 bajo el nivel del mar. Ha costado 29 millones de euros, de los 94 que ha costado extender el Metro hasta Atarazanas. “¿Madrid? ¿Barcelona? No, Málaga”, dijo el presidente, que pidió que no se frivolizara con la importancia de la inauguración de la estación, consciente del escepticismo que ha generado su nueva visita.

Le acompañaban para la ocasión el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo. El acto cumplió con la parafernalia habitual. Moreno descendió por las escaleras mecánicas, estrechó la mano a los trabajadores rasos, pulsó la pantalla táctil como si fuera a sacar un billete y acabó pasando por el torno abierto dos veces, porque así se lo pidieron los reporteros gráficos para perfeccionar la foto.

Cuatro visitas al Metro en 2022

La proliferación de actos en torno al Metro ha sido criticada por los socialistas, que ven en ellas un esfuerzo publicitario de Moreno y su equipo antes de las elecciones. “Es solo propaganda”, declaró este jueves Daniel Pérez, secretario general del PSOE de Málaga.

En total, la Junta de Andalucía ha convocado a los medios al Metro de Málaga cinco veces en los últimos ocho meses. Las cuatro últimas, desde enero. El pasado 26 de julio, Moreno acudió para mostrar a los medios cómo un operario realizaba la primera soldadura del carril de vía en Atarazanas, destino final de las líneas 1 y 2 del Metro de Málaga. A partir de diciembre, los actos se sucedieron.

Después le tocó el turno a Elías Bendodo, también malagueño y consejero de Presidencia. Visitó la obra de Metro el 3 de diciembre y volvió a bajar, acompañado de autoridades y prensa, el 22 de enero. En esa ocasión, quería presentar el espacio expositivo que albergará los restos arqueológicos encontrados durante la excavación. Aquel acto fue programado un sábado no laborable y algunos políticos acudieron con su familia.

En el último mes, ha sido Moreno quien ha repetido visita. El 28 de marzo realizó el primer trayecto de las pruebas de seguridad, que primero realiza una empresa especializada, Alstom, y después verifica la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria. Son complejas porque para el viajero será posible cambiar de línea sin cambiar de nivel. La precisión en los tiempos debe medirse a la décima y el equilibrio, al milímetro.

La obra del Metro como emblema

Para Moreno y su equipo, la llegada del Metro a la Alameda (en la estación de Atarazanas) es un emblema de su gestión. Durante los gobiernos socialistas se acumularon los retrasos con una ciudad abierta en canal. La inauguración estaba prevista inicialmente para noviembre de 2011. Los vecinos sufrieron y muchos comercios cerraron. El retraso en este último tramo, de 1,8 kilómetros, se ha prolongado durante siete años.

Este viernes fue el alcalde, Francisco de la Torre, quien atacó con más dureza a los socialistas por esos retrasos. “Esto empezó en 2006… Pero las últimas elecciones supusieron un cambio, que se tradujo en las obras, en el compromiso y en la seriedad. Hay un gobierno regional que se ha tomado las cosas en serio”, dijo el alcalde, en un tono más electoral que institucional. De la Torre acusó a los socialistas de hacer un “alarde de tinta de calamar” con el anuncio del fin de las obras para el 11 de noviembre de 2011, algo “poético, casi metáforico”. Era “mentira. Estamos muy cerca del final de una que ha sido para muchos comerciantes malagueños una auténtica pe-sa-di-lla”.

Hizo así de punta de lanza de Moreno, que desea aprovechar la baza del Metro para reforzar su mensaje de gestión eficiente. “Hemos intentado reactivar el proyecto, imprimiendo velocidad hasta el punto de que hemos tenido extenuados a las empresas y a los técnicos. Si ha habido alguien pesado he sido yo”, resaltó. No era un acto de contrición, sino de reivindicación.

El Gobierno de Moreno saca pecho por haber sido capaz de finalizar una obra sobre la que se acumularon complejos problemas técnicos, apariciones de restos arqueológicos e incumplimientos de la contratista que paralizaron el tajo y llevaron a la resolución del anterior contrato. Los anteriores gobiernos socialistas no atajaron estos problemas a tiempo. Ahora, Moreno se jacta de que ha sabido superar las dificultades de la pandemia y del encarecimiento de los materiales de obra.

Expectativas de doblar pasajeros

Para terminar la estación, ha sido necesario sacar 120.000 metros cúbicos, y reforzar las pantallas laterales con 20.000 metros cúbicos de hormigón armado. El presidente de la Agencia de Obra Pública de Andalucía ha detallado también que la estación cuenta con diez escaleras, cuatro ascensores y 80 cámaras de vigilancia. “Estará muy bien vigilada”.

Además de su carácter simbólico y su valor electoral, la llegada del Metro al centro (cuando se produzca) tendrá también un notable impacto económico. La concesionaria espera doblar el número de viajeros anuales de siete a 14 millones, lo que contribuiría a reducir notablemente el canon técnico que se le paga para garantizar una rentabilidad mínima.

“Yo ya no puedo meter más prisa. Son los técnicos quienes tienen que decir cómo y cuándo. Esperamos y deseamos que sea en la Feria de Málaga”, ha rematado Moreno, consciente de que se trataba de una inauguración con toques de ficción: no había trenes, servicio o pasajeros, pero sí la estación, los políticos y la prensa. También un elefante en la habitación: las elecciones andaluzas. 

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