Los recortes hacen peligrar la continuidad de las grandes orquestas andaluzas

Es media mañana de uno
de estos días de temperaturas invernales. En pleno centro de la ciudad, el
bullicio de idas y venidas de la gente propio de un día laborable. Y de
repente, Beethoven suena y paraliza, por unos minutos, el gentío. La Orquesta
de Córdoba ofrece en plena calle el primero de sus “conciertos reivindicativos”
para dar la voz de alarma por la situación que atraviesa debido a la crisis y
el horizonte negro que se les dibuja de cara al próximo año 2014.
Un programa compuesto por 'El tambor de granaderos', de Chapí, el primer movimiento de la Sinfonía
número 5 de Beethoven y el himno de Andalucía mantiene al público atento y
callado ante un particular
concierto a las puertas de la Delegación de la Junta de Andalucía como protesta
por los recortes que se les avecina en los presupuestos. El de Córdoba es el ejemplo más claro de la crisis que afecta a otras orquestas andaluzas.
Tras las melodías, es el momento
de las palabras y la presidenta del comité de empresa de la orquesta, Laura
Llorca, informa sobre la preocupante situación en la que se encuentran sus
integrantes. Denuncia que la Junta de Andalucía “ha decidido rebajar, unilateralmente, su aportación
anual“ para 2014, que supone el 50% del presupuesto de la orquesta, junto al
otro 50% que aporta el Ayuntamiento, según el consorcio establecido para
regular a esta institución cultural.
El temor, así, es que el Consistorio
haga lo propio y rebaje su aportación para igualarla a la de la Administración
autonómica que ya ha avanzado en los próximos presupuestos una aportación de 1.010.187 euros, un 7% menos que el año anterior. Si eso se
produce, alertan los músicos, los poco
más de dos millones de euros en global “supondrán una reducción total del
presupuesto en torno al 25%“, señalan.
De momento, el alcalde de la ciudad, José Antonio Nieto (PP), se ha comprometido a garantizar la aportación que el Ayuntamiento venía
haciendo y recuperar para 2014 la inversión municipal de hace dos ejercicios,
que ascendió a 1,3 millones de euros. Eso sí, siempre que la Junta de Andalucía aporte
idéntica cantidad. Y ahí, dependiendo de eso, sigue en juego, la viabilidad de
la Orquesta de Córdoba.
El recorte presupuestario, el “golpe de gracia”
El recorte presupuestario, el “golpe de gracia”
“No queremos ser objeto de confrontación política, sólo queremos que nos ?xml:namespace prefix = ”undefined“ /
permitan desarrollar nuestro trabajo con dignidad y que podamos seguir
ofreciendo por y para Córdoba una mínima calidad en todos nuestros proyectos“, explica la presidenta del comité de empresa de la orquesta.
Los músicos alertan sobre su
situación: esta “desmesurada reducción” del presupuesto sería el “golpe de
gracia“ para la Orquesta ”y supondría la andadura de un camino sin retorno que
sería el último movimiento de esta sinfonía de más de veinte años que les hemos
brindado“.
Porque no
sería sólo un recorte, sino otro recorte, otra medida de ajuste que la
plantilla de la Orquesta dice que ya no podría aguantar. Recortes presupuestarios,
bajadas de sueldo, congelación de la antigüedad, miembros de las orquestas que se retiran pero no son
sustituidos y el incremento del precio de las entradas por el IVA son las notas
de esta partitura que los músicos vienen tocando en los últimos tiempos y que
les hace estar en una situación temida.
La Orquesta
de Córdoba es el ejemplo más claro de la crisis que afecta a otras orquestas
andaluzas. El ejemplo más claro y el más deprimido económicamente. Y es que,
con las cifras que se barajan para 2014, la Orquesta de Córdoba sigue así
siendo la peor financiada de las cuatro grandes de Andalucía. Su presupuesto estará muy
ligeramente por encima de los dos millones de euros y perderá así 150.000 euros con
respecto a lo que se disfrutó este año 2012.
Mientras, el
presupuesto de la Junta de Andalucía para el resto de las grandes orquestas
andaluzas va desde los 1.169.855 que recibe la de Granada (donde también está
el Ayuntamiento, la Diputación y un grupo de entidades privadas) hasta casi el
doble que perciben las orquestas de Málaga y Sevilla. Ambas recibirán de la
Junta más de dos millones de euros por tener carácter de sinfónicas y albergar,
por tanto, una plantilla muy superior.
“Destruir una orquesta es como cerrar una biblioteca o un museo”
“Destruir una orquesta es como cerrar una biblioteca o un museo”
Pero ellas, desde luego, tampoco
escapan a la crisis, al delicado momento que viven en general las orquestas
sinfónicas en España, gracias a recortes presupuestarios, a la merma de público
por la subida del IVA en las entradas, a las rebajas en los sueldos y a plazas
que no se cubren cuando alguno de los músicos se jubilan.
Y así, la Real
Orquesta Sinfónica de Sevilla, la Orquesta Filarmónica de Málaga y la Orquesta Ciudad de Granada se escuchan también en plena calle. Sus conciertos
reivindicativos llenaron plazas a principios de este otoño en un concierto
simultáneo junto a otras orquestas españolas que sumaron 1.000 músicos tocando
al unísono contra los recortes.
Es su manera de sellar un compromiso con los
ciudadanos, como motores del desarrollo cultural de sus ciudades y luchar por
la continuidad de la actividad de calidad de las orquestas.
Desde la Asociación de Músicos Profesionales
de Orquestas Sinfónicas (AMPOS) lo tienen claro: Hay que “dar una respuesta colectiva”, señalan en
referencia a la unión de músicos y ciudadanos, para que las administraciones
contraigan el “compromiso de
respetar, proteger y desarrollar las orquestas sinfónicas profesionales como
garantes de la excelencia musical“. Y es que, en su opinión,
“destruir una orquesta es como
cerrar una biblioteca o un museo“.
Mientras tanto, pese a la situación, la música no para. Y las
orquestas andaluzas continúan su trabajo de cara al público para no cejar en su
empeño de reivindicar su labor como base cultural de un pueblo. En este mes de
noviembre se han vuelto a unir y se han dado cita en el Festival de Música Española de Cádiz, que en
su undécima edición sigue su objetivo de llevar al público música
española y de inspiración española a través de un festival sinfónico.
Un
festival que también se convierte en un laboratorio de creación y un centro de
difusión donde se estrenan las últimas obras de compositores actuales junto a
las interpretaciones de la música clásica de otras épocas. Un lugar, al fin y
al cabo, para demostrar la valía de las orquestas y su apuesta de futuro.