Residencia Flora Tristán: una dosis de autoestima para un barrio excluido
La Universidad Pablo de Olavide está ubicada cerca del barrio de Montequinto y el municipio de Dos Hermanas. Su primera rectora Rosario Valpuerta manifestó en reiteradas ocasiones la intención de que la universidad saliera de las aulas y repercutiera positivamente en los barrios cercanos a la misma. Entre ellos, núcleos urbanos como Las Vegas, Las Letanías, Martínez Montañez o La Oliva que, “están estigmatizados como peligrosos o marginales y muchos sevillanos no consideran que forman parte de su ciudad”, cuenta Juan Blanco, director de la residencia Flora Tristán, que estos días celebra con diversas actividades su noveno aniversario.
La elección de la ubicación de este alojamiento universitario, en la Avenida de la Paz, ha supuesto un revulsivo para una zona acostumbrada a ser excluida de la vida cotidiana de la ciudad. “Hace unos años por aquí no pasaban taxis, porque no querían parar, la calle estaba abandonada, había mucho consumo de drogas”, explica Blanco. “Ahora, sin embargo, hay bares, terrazas, comercio”, afirma. “Nuestra mera presencia ha supuesto un gran cambio para la zona. La convivencia entre los universitarios y los vecinos les proporciona cierta autoestima. Sienten que de alguna forma están presentes en la ciudad”, añade.
En su primer año de vida, la residencia acogió a unos 50 estudiantes. En la actualidad, unos 200 universitarios viven en uno de sus siete edificios. 40 de ellos son becarios colaboradores y realizan actividades educativas en distintos proyectos sociales vinculados a los colegios, institutos, y las asociaciones del Distrito Sur. “Tenemos tres grandes proyectos, en la educación formal, el socioeducativo, que es el que repercute directamente en la vida del barrio, y el de apoyo a la comunidad”, cuenta Blanco. “Se trabaja en muchos campos, en clases de adultos, informática, actividades deportivas. Hay un grupo de teatro con mujeres mayores que funciona estupendamente. Se llama No nos duele ná porque cuando hacen teatro se olvidan de todo lo que les duele”, comenta. “Eso sí, los recortes también nos han llegado a nosotros y este año hemos recibido menos dinero de la Consejería de Salud y Bienestar Social”, apostilla.
Becarios colaboradores
Los becarios colaboradores, que viven en la residencia por una renta de unos 50 euros mensuales, complementan sus estudios académicos con el trabajo en el barrio. Mamen Moreno es estudiante de primer curso del doble grado de Trabajo y Educación Social. Esta valenciana encontró por Internet la información de cómo solicitar las becas para formar parte de los colaboradores de Flora Tristán.“Es una experiencia realmente gratificante. Espero poder seguir. A mí, además, a nivel profesional me enseña cómo desenvolverme”, afirma. Ella trabaja en el Aula de Convivencia del Instituto Domínguez Ortíz en el que trabajan temas de igualdad de género y coeducación, y autoestima con los alumnos de 1º de ESO. “Lo que más me gusta es el trato directo con los adolescentes”, cuenta.
Su compañero Sebastián, estudiante de 4º de Ciencias del Deporte lleva toda la carrera viviendo en la residencia y trabajando con los vecinos de Las Vegas y Falcón. “Es una experiencia maravillosa, muy enriquecedora tanto a nivel profesional como personal. En cuanto empiezas a trabajar con la gente del barrio, avanzas muy rápido. Das muy poco y recibes mucho”, afirma. Sebastián trabaja con jóvenes de 7 a 18 años realizando actividades de ocio y tiempo libre con la Asociación Boom. Todas las semanas dedica una serie de horas a estas tareas y otras como la dinamización mediante el deporte de un grupo de mayores o los grupos de lectoescritura. “Se puede complementar perfectamente con la carrera”, explica.
Actividades para celebrar el aniversario
Una comida popular en la plaza cercana a la residencia Flora Tristán cha cerrado una intensa semana de actividades culturales programadas para celebrar el noveno aniversario de este proyecto de integración social sin precedentes. El rector de la UPO, Vicente Guzmán, ha presidido el acto de cambio de nombre de una de las calles colindantes al edificio, que pasará a llamarse calle Residencia de Estudiantes. Jornadas literarias, talleres de macetas con vecinos del barrio, un pasacalles por el campus de la UPO para dar a conocer a todos los estudiantes la existencia del proyecto,o una obra de teatro han sido alguna de las actividades que estudiantes y vecinos de Polígono Sur han disfrutado a lo largo de estos días.