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Al otro lado del Teléfono de la Esperanza en tiempos de coronavirus y ansiedad: “Yo no tengo con quien hablar y les llamo un ratito”

Una de las orientadoras de Teléfono de la Esperanza

Javier Ramajo

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“¿Cómo estáis?”. “Estos días, echando humo. Hay muchísimas llamadas y tienen que tener paciencia”. La coordinadora de orientación en Córdoba del Teléfono de la Esperanza, la ONG de voluntariado y acción social que promueve la salud emocional de las personas a través de una conversación telefónica, reconoce que en estos días de incertidumbre ante el coronavirus han notado más demanda. Pero, ante todo, quiere dejar claro que están y estarán ahí para ayudar: “Estamos las 24 horas del día. El teléfono siempre está atendido”. Desde Jaén llenan el vaso hasta la mitad y su presidenta confía en que “de esto también vamos a aprender mucho”.

Fundado en 1971 en Sevilla, y actualmente presente en 29 provincias de España, el Teléfono de la Esperanza no para de sonar, asegura la coordinadora en Córdoba, María José Rodríguez. “Llama mucha gente con mucha ansiedad, sobre todo las personas mayores, por estar encerrados, por no poder salir, por el miedo. Así estamos todos, y las personas mayores más todavía. Nos cuentan que sus hijos no van a verlos porque tienen niños pequeños y no se pueden juntar con ellos”.

“Llaman por cualquier circunstancia pero las cuestiones de salud no podemos atenderlas y les remitimos al 112. Ahora mismo llaman mucho por el miedo al contagio, por la ansiedad de no poder salir de casa, porque los hijos no pueden ir al piso porque tienen niños. Esa es la problemática que hay y esas son las llamadas que recibimos últimamente”, comenta la coordinadora, que recuerda que el día anterior descolgó y le habló una señora que le dijo: “Mire, yo no tengo con quien hablar y les llamo un ratito”. “Nosotros les escuchamos y eso a ellos les alivia mucho”, indica.

“Nuestra labor es escuchar”

María José Rodríguez incide en la disponibilidad. “Hay mucha carga de llamadas, muchas veces los teléfonos están ocupados y se desesperan. Yo les pido que tengan paciencia porque los teléfonos se colapsan. Tenemos un fijo (957470195) y un móvil, el mismo para toda España (717003717). Aunque sea un número para casos extremos, de suicidio, ahora también llaman a ese porque los otros no se cogen”, explica.

La próxima semana, en Córdoba tienen guardia de noche, a partir de las 22 horas. “Recibiremos llamadas de Badajoz, Cáceres, Sevilla, Huelva, toda la zona occidental sur, desde donde nos desvían todas las llamadas nocturnas. Todas las sedes están interconectadas. Nuestra labor es escuchar a personas que lo ven todo negro, que no ven salida. Les damos opciones y les orientamos si podemos”, comenta la coordinadora.

“Estamos muy desbordados”

La presidenta de Jaén, María Cazalilla, se expresa en los mismos términos. “Los 'llamantes' tienen mucha desinformación, aunque los medios de comunicación están todos el día lanzando cosas, pero siempre se les queda algo”. “Todos tenemos que oír y colaborar, sabiendo que estamos haciendo lo correcto. Les decimos que se organicen, que hay que planificar”, indica.

“Es difícil porque las personas mayores no nos cuentan mucho. Antes querían hablar para sentirse acompañados, pero ahora no saben bien qué hacer. Les decimos que aprovechen, aunque muchos salen poco y el encierro no les supone gran cosa. Es una verdadera pena. Están muy solos. Algunos están muy enganchados a su médico de cabecera. Reciben pautas para una consulta telefónica pero eso ellos no lo entienden”, relata de las llamadas que reciben, la mayor parte de personas mayores pero también de otras edades.

“También nos desvían llamadas del 112 de personas mediana edad que se frustran por no poder salir, que tienen algo de histerismo o que están fuera de sí. Nosotros hablamos con ellos y tratamos de tranquilizarles”, explica María, que confía en que “de esto también vamos a aprender mucho”.

Futuros trastornos

El nivel de atención es alto. Prueba de ello es cómo trasladan a este periódico la situación desde el Teléfono de la Esperanza en Huelva. “Abundan llamadas relacionadas con el miedo y ansiedad sobre el virus y con cuestiones domésticas: necesito recetas, qué hago si me pongo malo, miedo a tocar, .. Creemos que va a incidir mucho en futuros trastornos relacionados con el TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Lo siento no puedo pararme mucho. Estamos muy desbordados”.

Por su parte, Jesús Morales, coordinador del Teléfono de la Esperanza de Sevilla, no ha advertido muchos cambios en la tipología de las llamadas que reciben salvo por los que denomina 'llamantes habituales' (personas que llaman constantemente a nuestros servicios y que no obtienen ayuda del mismo…una especie de adicción a la llamada telefónica).

Ciñéndose a las personas de 65 años en adelante, las llamadas de soledad son las más frecuentes desde el viernes pasado hasta el martes, excluyendo esos 'llamantes habituales'. La soledad, coronavirus o no, es la causa más común. De hecho, según este coordinador, tienen un proyecto que se llama 'Llamada de Esperanza en Soledad' destinado a personas mayores que se encuentran o se sienten solas. “Lo que hacemos es llamarles nosotros en vez de esperar su llamada. Para formar parte de este proyecto, bien lo solicita la persona en cuestión, bien la derivan desde otros servicios o recursos al detectar que es una llamada de una persona mayor en soledad”, explica.

Cambio de la centralita

La propia asociación no escapa a las nuevas particularidades de la situación y ha suspendido todas las actividades grupales y las que implican permanencia de público en sus instalaciones. El Teléfono de la Esperanza está intentando mantener el Servicio de Orientación Telefónica a través de los distintos teléfonos provinciales y autonómicos. “Esta emergencia sanitaria ha coincidido con un proceso asociativo de cambio de la centralita que pretendía unificar la gestión de las llamadas, evitando así las colas de espera de llamadas y la imposibilidad de atender, en ocasiones, todas las llamadas que se reciben. Este proceso está en marcha en la actualidad, pero aún no se ha completado”, argumentan en su web.

La existencia de voluntarios en situación de riesgo (por enfermedad o por edad), así como los cambios en las rutinas de muchos de ellos, derivados de necesidades familiares y personales, unido a la circunstancia del cambio de centralita, les están dificultando una completa atención de la totalidad de las líneas telefónicas de la asociación.

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