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Tareas pendientes para las nuevas instituciones en varias carreteras de la provincia de Huesca

Carretera de Apiés, antes de la primera fase de mejoras

Miguel Barluenga

Huesca —

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Conformados ya los ayuntamientos y con Javier Lambán cerca de repetir como presidente del Gobierno de Aragón a falta de que se configure su red de apoyos, tan solo faltará la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso para que se restituya el equilibrio de poderes entre el Estado y las autonomías en materias tan importantes como las comunicaciones. Y las vías de la provincia de Huesca aguardan el impulso para solucionar algunos de sus muchos problemas. Autovías, carreteras autonómicas, pasos de montaña o circunvalaciones demandadas desde tiempo atrás y en diferentes fases de progresión.

Poco después de que los aragoneses concurrieran a las urnas se dio salida a una de las cuestiones que más tiempo llevaban abiertas. El Ministerio de Fomento ha licitado ya el contrato de obras del tramo Sabiñánigo Este-Sabiñánigo Oeste de la autovía Mudéjar, la A-23. El presupuesto asciende a 91,67 millones de euros y las obras podrían comenzar a finales de este año. Se trataba de una actuación muy demandada y de un notable avance para la A-23 después de que el pasado mes de marzo se impulsaran dos tramos más entre el Alto de Monrepós y Lanave.

Las obras se corresponden con el tramo de autovía A-23 de nueva planta que va a sustituir a la N-330 entre el enlace de Sabiñánigo Este y el Sabiñánigo Oeste, que sirve de conexión con el tramo de la A-23 ya construido entre Sabiñánigo y Jaca. El tramo se localiza íntegramente en el término municipal de Sabiñánigo, avanzando en sentido noroeste como variante de la carretera N-330 por el exterior del vertedero de Sardas y del núcleo de Aurín. Incluye un viaducto de 936 metros sobre los ríos Gállego y Aurín, con vanos de luces importantes para garantizar la mínima afección y máxima permeabilidad.

A su vez, ya hay fecha para la reapertura de la carretera del cañón del Añisclo, a las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Será este sábado 28 de junio, como ha confirmado el Departamento de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón después de su reapertura temporal durante la Semana Santa y el puente de mayo. Tras los últimos trabajos de mejora del firme se podrá dar paso libre a los vehículos casi dos años después del desplazamiento de la ladera y el movimiento en uno de los túneles.

El Ejecutivo autonómico ha definido estas obras como las “más complejas en el sentido técnico” de toda la legislatura pasada y han costado 1,8 millones de euros. Para facilitar el tráfico alternativo a esta vía se acondicionó la carretera entre Puyarruego, Buerba y Escalona con una inversión de 650.000 euros. Asimismo, se llevó a cabo el estudio técnico para la consolidación del túnel y se adjudicó la obra de emergencia. Las obras de consolidación de la ladera se han prolongado más de un año por las dificultades técnicas y los factores meteorológicos.

Carretera de Apiés

Otra disputada obra en marcha es la de la carretera de Apiés. A finales del año pasado se dieron por terminados los trabajos básicos para poder circular sin problemas por el tramo de la HU-324 que discurre desde Huesca hasta el cruce de Fornillos, 4,8 kilómetros en los que se ha reforzado el firme y se han hecho otras mejoras para garantizar la seguridad de los usuarios.

Las obras se realizaron en apenas un mes con un coste de 395.000 euros y financiadas por el Gobierno de Aragón a falta de la intervención definitiva en todo el trazado, de diez kilómetros en total. Costará 9 millones más y depende del Gobierno central, ya que el proyecto se encuentra en el Plan de Restitución del embalse de Montearagón de 2004.

En este sentido, los afectados por aquel plan se concentraron días atrás ante la iglesia de la localidad de Barluenga para denunciar de nuevo el incumplimiento de las inversiones que se contemplaban como parte de sus reivindicaciones. Los habitantes de Loporzano, Apiés o Fornillos advierten de que habrá más movilizaciones porque “no es lógico que no se esté atendiendo a las demandas que se pactaron con el territorio a cambio de la construcción del embalse. La rehabilitación de la iglesia parroquial de Barluenga es uno de los ejemplos de actuaciones pendientes, como también la adecuación de la carretera de Apiés. El plan data de 2004 y contemplaba entonces unos 30 millones de euros de inversión que ahora, 15 años más tarde, se han de actualizar.

En Campo esperan con ganas que comiencen los trabajos de acondicionamiento de la N-260 a su paso por el congosto de Ventamillo, que Fomento ha propuesto a la empresa Dragados. Contarán con un presupuesto de 35,6 millones de euros y consistirán en la ampliación de la plataforma de la vía hasta los 8 metros, con dos carriles de 3,50 y arcenes de 0,50 metros. Incluye la ejecución de dos túneles de 265 y 540 metros de longitud y se confía en que las obras arranquen durante el último cuatrimestre de 2019. El plazo de ejecución es de 38 meses, por lo que deberían estar finalizadas en 2023.

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