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Venta de abejas por selección genética desde un pueblo aragonés de 23 habitantes

Lucía Ibáñez y Natalia Láinez gestionan 'Abejas del Moncayo'

María Bosque Senero

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Lucía Ibáñez y Natalia Láinez tienen 39 y 45 años y, aunque vinculadas al mundo rural, las dos proceden de entornos urbanos. Se conocieron hace más de una década en Talamantes, un pueblo del Moncayo en el que, hoy en día, viven 23 habitantes y 21 millones de abejas. Ambas querían vivir en el pueblo y a las dos les gustaban las abejas. Con esta sintonía decidieron emprender y poner en marcha una granja de antófilos de la raza Negra Ibérica. “Nosotras no producimos miel. Somos criadoras de abejas y vendemos animales a cualquier parte de España”, explica Lucía. 

Lo que diferencia a su explotación del resto de las producciones de abejas en Aragón es su especificidad. Lucía y Natalia crían abejas seleccionadas genéticamente en base a criterios como la limpieza o la sanidad, entre otros. Para ello “nuestras abejas no pasan por un laboratorio, llevan a cabo el proceso en sus colmenas”, explica Natalia, que añade “lo hacen mediante un proceso natural, lo que alarga el desarrollo de inseminación entre 10 y 15 días”. La mayor parte de sus clientes piden encargos de abejas: reinas, limpiadoras, zánganos, etcétera, para renovar las colmenas o para poner en marcha un proyecto de incorporación al sector.

Dentro de la ganadería “este es un sector invisibilizado y olvidado; en Aragón, en España y en Europa”, apunta Lucía, y recuerda que, en las últimas partidas económicas aprobadas por el Ministerio de Agricultura de España para paliar los efectos de la guerra en Ucrania en el sector primario, “todos los tipos de ganado han recibido ayudas excepto la apicultura. Las abejas necesitan una alimentación específica, y los precios de la luz y el combustible han subido también para nosotras”. 

Formación y especialización 

España no cuenta en la actualidad con un sistema de estudios reglados específico, “no tenemos la oportunidad de especializarnos en el sector porque no hay oferta de formación superior, ni formación profesional, como ocurre por ejemplo en Francia, donde la apicultura cuenta con estudios superiores”, explica Lucía. La apicultura española arrastra el lastre de la falta de profesionalización del sector, y esto “hace que los productores de abejas, muchos de ellos con una actividad complementaria para sobrevivir, no tengan capacidad de movilización para reivindicar mejores condiciones para la apicultura”, sugiere Lucía.

En busca de la especialización técnica y de la formación de las que carecían en su país, Lucía y su socia Natalia decidieron hace años poner rumbo a Francia. “No podemos hacer cuentas de la inversión económica y de tiempo que supuso para nosotras desplazarnos a Francia”, cuenta Lucía, que recuerda cómo tuvo que movilizar a toda su familia para poder acceder a esta formación que hoy hace que su granja de abejas sea pionera en Aragón y una de las principales del país en la cría de abejas por selección genética.  

Años después, y buscando el perfeccionamiento de su técnica desde una perspectiva sostenible y natural, las criadoras de Talamantes viajaron al sur de España para avanzar en su formación de la mano de Alejandro García, reconocido apicultor argentino y criador de abejas reinas a nivel internacional. “Supimos que García estaría en Córdoba y decidimos viajar para conocerlo”, explica Lucía, “es una eminencia, y con él aprendimos mucho más que en Francia”, añade Natalia. Los conocimientos del argentino ayudaron a las dos emprendedoras a dar una vuelta de tuerca más al perfeccionamiento de su sistema de inseminación de abejas en colmenas. El resultado de todo este trabajo y tiempo dedicados al “estudio del comportamiento de nuestros animales, un sistema propio para su reproducción y en la forma de alimentarlas”, expone Lucía, ha terminado por convertir a esta explotación ubicada en un pueblo diminuto de la comarca del Campo de Borja, enclavado entre pinos negros, hayas y piedras, en un referente a nivel nacional en la cría y venta de abejas seleccionadas genéricamente. 

En la actualidad, la explotación ganadera de abejas de Natalia y Lucía cuenta con 700 colmenas, en cada una de ellas viven más 30.000 ejemplares de abejas, lo que da un resultado de más 21 millones de abejas residiendo en una localidad en la que hay 23 habitantes humanos. Su labor, reconocida por entidades agrarias a nivel nacional como UPA -Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos-, la han convertido en una de las explotaciones seleccionadas para formar parte del Programa Cultiva, una iniciativa desarrollada y financiada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del gobierno central que facilita el acceso de jóvenes profesionales de la agricultura y la ganadería a explotaciones modelo de todo el territorio con el objetivo de ofrecerles acceso a formación especializada y en campo. 

Mentoras de nuevas apicultoras 

Lucía y Natalia han sido mentoras de Ana Moreno de la Fuente, emprendedora rural venida desde Madrid para formarse en la reproducción y cría de abejas mediante el sistema de selección genética. Tiene un apiario en la zona norte de la sierra de Gredos, estudió ingeniería técnica agrícola y siempre ha estado vinculada a la agricultura y la ganadería a través de su familia. Ana buscaba aprender técnicas de apicultura y en especial el sistema de cría que llevan a cabo en la explotación `Abejas del Moncayo´ de Lucía y Natalia. “Ojalá Natalia y yo hubiéramos podido acceder a una formación como esta, completa y además gratuita”, apunta Lucía. Después de una estancia de cinco días, con unas jornadas de siete horas de formación teórica y práctica en los colmenares de la explotación modelo, Ana Moreno valora de forma positiva el programa de formación “he podido aplicar los conocimientos adquiridos con mis mentoras en mi apiario, sobre todo la parte teórica”, apunta Ana. 

Además, recomienda la experiencia a otros emprendedores que como ella no puedan acceder a una formación de larga duración o inexistente en su territorio, como es el caso de la cría de abejas en España. El Programa Cultiva colabora con entidades representativas de los sectores agrícolas y ganaderos de la zona como es el caso de UPA -Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos-, que facilitan y luchar contra la falta de acceso a la formación enfocada a las necesidades de la juventud del sector agrícola y ganadero en España. 

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