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ENTREVISTA | Sofía Ellar, cantante

“La gente ha recurrido a la cultura en el confinamiento y los artistas hemos salido a hacer nuestro trabajo por amor al arte”

Sofía Ellar.

Blanca Sáinz

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“Calor, Semana Santa, El Sardinero... Bañarnos en vaqueros”, cuenta una de sus canciones más conocidas. Y es que Sofía Ellar (cantante, compositora, música, influencer y muchas cosas más), siempre lleva a su 'tierruca' en el corazón.

Este viernes dará en Santander su primer concierto post-COVID dentro de los espectáculos que ha preparado el Gobierno de Cantabria para relanzar los directos. Y aunque confiesa estar nerviosa por la nueva normalidad, sabe que no hubiese podido rechazar esta oferta después de que desde la Consejería de Cultura le dijesen que habían pensado en ella para los conciertos “porque Sofía Ellar es Santander”. 

A unas horas de que ese directo se produzca, Ellar ha hablado con eldiario.es en un ejercicio de reflexión y sinceridad sobre lo que ha supuesto para una artista como ella (una pila Duracell, como se autodenomina) el confinamiento. Pero también ha tenido tiempo para contarnos cómo se siente dentro de un mundo en el que se suele prejuzgar. Pasen y lean.

A falta de uno, ha presentado dos singles durante la cuarentena, uno junto a Álvaro Soler llamado 'Barrer a casa', y otro que acaba de lanzar llamado 'Si es Roma amor'. ¿Cómo es para una artista adaptarse a esta nueva situación?

Creo que en cualquiera de los gremios e industrias nadie está preparado para una pandemia mundial. Pero por lo que me toca, si nunca es buen momento para sacar un single en una situación normal, imagina en este panorama tan surrealista. Así que ha sido un poco como... Vamos a poner una fecha. Pero la pandemia ha sido un punto de inflexión donde los artistas hemos sufrido la indecisión de pensar si puedes parecer oportunista por sacar un single ahora, o si la gente querrá escucharlo, pero al final te lanzas.

'Barrer a casa' ha sido una canción que nos salió del alma y que hemos grabado Álvaro (Soler) y yo al principio del confinamiento en casa. En ese momento todos estábamos blanditos y nos salió esa canción tan tierna y tan sincera aunque no tenía nada que ver con lo que siempre habíamos pensado sobre cómo sería nuestra primera canción. Sin duda, nadie nos hubiese dicho jamás que nuestra primera canción sería en mitad de una pandemia y hablando sobre la situación que estábamos viviendo. 

Precisamente esa cuarentena, ¿ha podido alimentar el proceso creativo? 

Efectivamente. A mí la cuarentena me ha venido de perlas porque yo creo que necesitaba parar -llevo tres o cuatro años sin hacerlo-. Durante este periodo hemos tenido tiempo, algo que normalmente los artistas no tenemos porque siempre estamos de promo, de gira, grabando... Es como una rueda. Así que me he puesto a hacer un montón de cosas y los tres meses se me han pasado volando.

Y sí, he compuesto porque he podido terminar 'Si es Roma amor', y escribir 'Barrer a casa', pero si te soy sincera, tampoco he avanzado mucho con la carpeta que tengo llena de canciones. Creo que me daba miedo pensar que todos estábamos sensibles, y no quería que el desenlace de lo que escribí antes de la pandemia tuviese una connotación de esa Sofía gris y rara. Pero lo que sí he hecho ha sido ir viendo por dónde puedo llevar esas canciones respecto a ondas y rollos para ese disco que tengo en mente sacar a finales de año (pero a ver qué ocurre).

Siempre habla de Cantabria pero, ¿qué le une a la 'tierruca' y por qué es tan especial para usted?

Cantabria ha sido la tierra de mis veranos, de mis Semanas Santas y de bañarme en vaqueros (una de sus canciones más conocidas). La gente me sigue preguntando que si me bañé en vaqueros, y sí. Pero no fue en el Sardinero, fue en la Arnía -de la que hablo en 'Amor de anticuario'-, pero el Sardinero rimaba más... Ha sido una mentirijilla.

Y a este lugar me une mi familia, mi abuela, mis padres, que los dos son cántabros.... Así que yo me siento muy cántabra, incluso por la energía y la vitalidad que tengo, que a veces dicen que los del norte somos un poco sosos, pero no, los del norte somos muy apañados, muy trabajadores y un poco brutos… En ese sentido me siento muy cántabra, muy de la tierra. Pienso en ese viaje llegando a Cantabria y pasando ese cartel con el 'Viento del norte', de Nando Agüeros, que además es un grandísimo compañero que a mí me puede. Incluso los hermanos Cossío, que también me encantan.

Y el viernes va a dar su primer concierto en la nueva normalidad, ¿qué espera de ese día?

Pues me da mucho respeto y mucho miedo. Es una tontería, pero cuando hemos pasado de fase aquí (en Madrid) y nos han dejado hacer reuniones me he puesto muy seria con este tema respecto a quitarse los zapatos, no tocar la cocina, desinfectarse al entrar… Así que cuando nos llamaron desde el Gobierno de Cantabria para contarnos el proyecto (la Cultura Contraataca), y que era un movimiento para apoyar la cultura, me gustó mucho.

Y también me encantó el “hemos pensado en ti porque Sofía Ellar es Santander”. Y es verdad que aunque yo me siento muy de Santander, tampoco había tenido ninguna iniciativa de Santander sintiéndose también Sofía Ellar. Y la verdad es que me siento como una cantante de las vuestras... Además, hace dos años que no toco en Cantabria porque el año pasado tenía un concierto en un festival de Torrelavega, pero se suspendió por una tormenta enorme que cayó.

Pero hacer el primer concierto después de la COVID-19 en Cantabria me hace muchísima ilusión a la par que respeto. No sé con qué Sofía se va a encontrar el público porque soy muy sentimental y normalmente en los conciertos me emociono, así que no sé lo que puede pasar aquí después de estos meses de estar encerrados en casa con los sentimientos a flor de piel. Va a ser raro no poder abrazarnos, tocarnos... Son tantas cosas las que no se van a poder hacer… Pero intento ver el vaso medio lleno y pensar que ese concierto va a ser único e irrepetible. Y todo lo que ocurra allí se va a quedar en nuestros corazones para siempre.

Las entradas se agotaron en tres minutos pero, ¿qué va a haber de diferente respecto a otros conciertos de Sofía Ellar?

Efectivamente, en solo tres minutos. Eso me llena de satisfacción. Pues en el equipo pensamos que a partir de ahora hay que contar una historia distinta porque vamos a estar tres músicos, va a ser en acústico y al estar los aforos tan limitados hay que reinventarse. Lo que se me ocurrió fue que todo el equipo -también los que están detrás del telón- saliésemos al escenario para reconocer el trabajo de todos los que han estado en primera línea de batalla durante esta pandemia.

Me parecía un acto de respeto empezar con un minuto de silencio y después aplaudirles a todos, a los sanitarios, a todos los que han muerto... Para no olvidar lo mal que lo hemos pasado, y en consecuencia también ser respetuosos con los conciertos de ahora. Tenemos que adaptarnos a esa nueva normalidad sin dejar de disfrutar de las canciones.

¿Considera que a las mujeres les cuesta más hacerse un hueco en la música por el hecho de serlo? 

Pues, a ver, siempre tenemos una coletilla... Durante la cuarentena han pasado un montón de escándalos como el asesinato de George Floyd, y hay temas en los que parece que no puedes posicionarte porque si lo haces van a cuestionar hasta el aire que respiras. Así todo, yo soy de las que ven el vaso medio lleno y hay cosas que a las mujeres nos seguirán costando por estar a rebufo de una industria que ha funcionado así durante tantos años.

Aún así, me gusta pensar que el trabajo duro de verdad lo han hecho las artistas de hace 20 o 30 años, cuando era impensable que una mujer se pudiese comer el mundo. Por ejemplo Rosana, que se ha dado la vuelta al mundo con una guitarra y con un par, o Malú, que me consta de que le ha costado llegar hasta donde está dios y ayuda. Y luego de repente se enamora de quien se enamora y ya parece que todo su mérito como mujer se reduce a eso… Y es muy injusto. O también Rozalén que se está comiendo el mundo, y llena un Wizink Center ella sola y sube a su madre a cantar.

Todo es gracias a mujeres como estas, que ahora nos están dando el relevo a las mujeres de nuestra generación. Y tenemos que cogerlo porque tenemos una responsabilidad, y esta es seguir trabajando para que algún día cuando se hable de ello la gente ni conciba que ocurrió.

"Quiero que a las mujeres nos dejen de machacar porque es superinjusto"

¿Cómo vivió el apagón cultural al que se sumaron algunos compañeros?

Tengo sentimientos encontrados, pero para mí ese movimiento significó un ratito de reflexión para pensar en mis compañeros que se dedican única y exclusivamente al directo. En los medios de comunicación la cultura siempre está a la cola de todo lo demás, y en el momento en el que pasa algo de política, olvídate de la cultura. Yo he estado de promoción teniendo entrevistas cerradas, y he visto cómo a última hora ha pasado cualquier cosa (nada especialmente grave, claro), y me han cancelado las entrevistas.

Por lo que tengo la siguiente reflexión... Ha venido una pandemia mundial que nos ha confinado a todos en nuestras casas. ¿Y a quién ha recurrido la gente? A la cultura. Todos hemos entendido que nuestro rol va más allá de pisar un escenario y que en cuanto nos han llamado para hacer conciertos online gratuitos, para colaborar con canciones como el 'Resistiré' o 'Quédate en casa', o para donarlas a la investigación del coronavirus. Hemos estado ahí al pie del cañón.

Por lo que me gustaría darle la vuelta y pensar que, aunque siempre hayamos estado a la cola de todo, cuando ha llegado una pandemia que nos ha puesto a todos del revés, los artistas hemos sido los que hemos salido a hacer por amor al arte -y nunca mejor dicho- nuestro trabajo.

Pero aparte de cantante y compositora se ha convertido en todo un icono en la redes sociales, ¿cómo gestiona el poder que da esta forma de comunicarse con los seguidores?

Pues mira, justo el otro día me pasó que subí una foto a Instagram y una seguidora me dijo que me sobraba un kilo de abdomen. Yo le comenté que me veía bien y, evidentemente, a mí ese comentario no me ha afectado. Pero esa persona hizo un comentario que quizá si se lo hubiese hecho a una niña de 13 años podría haberle generando un trastorno alimenticio. Yo misma he tenido un trastorno alimenticio porque, de una manera o de otra, todas las mujeres hemos notado esa presión.

Y pensé, ¿qué hago? ¿lo borro? ¿me callo? ¿o lo utilizo de altavoz? Pero como para esas cosas soy guerrera, decidí contestar. Y enseguida se llenó mi bandeja de entrada de experiencias que le habían pasado a cada mujer -la mayoría eran mujeres-. Con eso me dí cuenta de que es una realidad y hay que visibilizarlo. Quiero que a las mujeres nos dejen de machacar porque es superinjusto. Así que siendo influencer siento responsabilidad porque está muy bien lo de las marcas, las fotos, la niña mona... Pero eso se va a esfumar con el tiempo. Sin embargo, la belleza del alma hay que trabajarla todos los días y más si son cosas que van a convertir el mundo en un lugar mejor y están en mi mano.

Imagino que sus planes para este 2020 hayan cambiado radicalmente por la COVID-19…

Sí, porque teníamos la opción de hacer el parón que han hecho muchos artistas. En el fondo sabes que no te van a salir los números, y además tampoco quieres ser de los primeros artistas que se la jueguen en actuar en plena desescalada y que después haya rebrote. Pero he pensado en mi equipo y en mi banda, ellos son los míos y a los que dediqué ese parón cultural. Entonces,  lo pusimos en una balanza y decidimos no hacer la gira en los 30 conciertos pero tomando un punto intermedio -sobre todo por la banda, que si no se quedaba sin curro-.

Por lo tanto, hemos hecho piña más que nunca, pero midiendo con lupa los recintos, los conciertos o cómo están gestionándolo los promotores para poder tocar solamente en aquellos sitios donde claramente veamos que estamos siendo responsables. Y a esa conclusión hemos llegado, haremos los conciertos que se puedan hacer y en cada actuación lanzaremos el mensaje de responsabilidad para que la gente también vea que nos lo estamos tomando en serio.Este verano será un poco más tranquilo, pero en mi caso tampoco mucho porque soy como una pila de Duracell: nunca paro. 

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