Septiembre de postureo

La piel tostada por el sol, la lengua afilada en el descanso estival, el rostro con nuevas muecas practicadas en las repeticiones de agosto —mes con el nombre del emperador que derrotó a los aguerridos habitantes del territorio—, y un postureo tan similar a lo conocido que desespera.

Pareciera que la política se contagiara del espíritu de las fiestas dedicadas a los próceres indianos en Comillas: imponemos un código de vestimenta, sonreímos todos a la cámara, ponemos la música y el mercadillo, y nos hacemos los locos con el hilillo de sangre de personas esclavizadas que cae loma abajo desde el Palacio de Sobrellano. Así las cosas, una vez instalado septiembre, las fotos de políticos se multiplican y sus voces se repiten como el ajo.

Las voces públicas del PRC se echan al monte y toman posiciones para ver qué se puede rascar. Aseguran que son una oposición dura y que sus votos no son gratis. Que si un puente por aquí, que si una carretera por acá. Cantabria lo primero y lo segundo —que no se note— apoyar a un Gobierno que, según ellos mismos, hace mutis por el foro. Es difícil creer al partido golpeado cuando hay tantas similitudes en la visión sobre la comunidad autónoma con el partido que gobierna por descarte. 

La presidenta del Gobierno, cargada de dignidad, pone a Cantabria primero para negarse a aceptar la quita de la deuda aprobada por el Gobierno central y para defender un tren fantasma que nunca llegará a Santander. La obsesión por Pedro Sánchez solo es superada en nuestra tierra por el trauma de los trenes a los que, en lugar de pedir que funcionen bien, les pedimos que se transformen en 'aves' de mal agüero que tarden décadas en llegar a estaciones transformadas en inmensos monumentos de sal. Imagino que las miles de personas que necesitan los trenes de cercanía los próximos 10 años no son tan importantes como unos buenos titulares de prensa.

La alcaldesa de Santander se despacha utilizando su mayoría absoluta para no escuchar y no rectificar en ningún asunto —la gama es tan amplia que listarlos consumiría la energía que hace falta para el Centro de Datos Altamira—. Ella no ha descansado en agosto a la hora de llenar titulares, dispuesta a “callar bocas” y lista para que en la sede municipal no cambie nada —no vaya a ser que su jefe de personal pierda las horas extras en la academia—.

Las vacaciones del PSOE se alargan… y el silencio solo se rompe para reforzar mensajes de Madrid o responder a acusaciones sobre Madrid —bueno, o para pedir un festivo en el día de la Virgen del Carmen, lo prioritario, vamos—. El día que las basuras que inundan las calles del barrio donde está su sede impidan la entrada al partido, ya habrán hecho la mudanza completa a Calvo Sotelo, desde donde podrán observar el postureo ajeno.

Claro, y se me olvidaba el político instagramer. No lo encuadro en el PRC porque parece que su agenda va por libre, pero le funciona este postureo al político que parece atrapado en la fiesta de los indianos —lo digo por el dress code de El Sardinero que encandila en sus vídeos— que se dirige directamente a la alcaldesa para quejarse aquí y allá con una sonrisa de oreja a oreja.

Y el resto… pues a lo suyo, aunque sin posturear mucho —que donde no hay medios no hay pose—. El único concejal de IU en Santander parece estar dispuesto a que el verano se diluya en su febril y solitaria actividad de oposición, y los jóvenes políticos de Cantabristas siguen abriendo cuña en un trabajo cotidiano y no jaleado por los medios que, según las encuestas de los partidos que sí tienen dinero, podría abrirles la puerta del antiguo hospital de la calle Alta.

Aunque parezca un adelanto excesivo, ya parece que llegaron las elecciones a El Corte Inglés. La gestión se queda en un eterno verano —solo se ha ejecutado el 26% de las inversiones previstas en el presupuesto autonómico— pero el postureo coge ritmo de black friday.