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Una cuarta parte de los contagios registrados en Cantabria durante la pandemia se ha producido en la última ola

Ambiente en una calle de bares de Santander.

Claudia Sáez / Rubén Alonso

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La ola COVID que está azotando Cantabria -y el resto del país- durante este verano empieza a rebajar su intensidad, tal y como se refleja en los diferentes indicadores epidemiológicos durante los últimos días. Y es que aunque el número de positivos diarios notificados sigue siendo elevado, la incidencia acumulada está cayendo paulatinamente, dejando atrás el pico registrado en plena época estival.

No obstante, el repunte de la pandemia padecido en la región durante estos meses, lejos de alcanzar cifras de hospitalizados de otros momentos en los que no había vacunas, sí ha sido especialmente destacable en los que a cifras de casos detectados se refiere. Y es que en esta sexta ola cántabra se ha producido la cuarta parte de todos los contagios que se han dado en la comunidad desde el inicio de esta crisis sanitaria. De los más de 44.000 positivos acumulados hasta la fecha, 11.000 se han detectado desde finales de junio, en apenas dos meses. A fecha de 30 de junio eran 33.145 los casos totales y a 20 de agosto son 44.640.

Con la llegada del verano y con una situación epidemiológica favorable, Sanidad decidió abrir la mano y relajar las restricciones, permitiendo, entre otras cosas, la apertura del interior de la hostelería y del ocio nocturno, algo que, sumado a la celebración de fiestas de fin de curso y graduaciones, disparó los contagios entre la población más joven. Cantabria pasó a finales de junio a rozar los 600 casos de incidencia cuando a principios de ese mismo mes era de 200.

Este empeoramiento motivó que el Gobierno autonómico tomara cartas en el asunto volviendo a cerrar el ocio nocturno apenas un mes después de haberlo abierto. La comunidad contabilizaba sus contagios diarios por dos o incluso por tres centenares, de manera que a finales de julio optó por volver a clausurar el interior de los locales de hostelería, una medida que cayó como un jarro de agua fría en el sector, que de nuevo se puso en pie de guerra contra el Ejecutivo.

Ante este panorama, el bipartito dio marcha atrás en tan solo dos días y decidió mantener los interiores abiertos para personas con pasaporte COVID, medida paralizada y, posteriormente, suspendida por la Justicia. Y es que el TSJC también ha tumbado el semáforo COVID de Cantabria y la solicitud de 14 días de prórroga para el toque de queda, dejándola en seis, plazo que terminó el pasado viernes, y con él la citada restricción.

Actualmente sigue en vigor el cierre del ocio nocturno, medida, esta sí, avalada por la Justicia, mientras Sanidad prepara un marco regulatorio nuevo con restricciones más suaves acordes con la actual situación epidemiológica -todavía en nivel 3 de alerta sanitaria- y con el avance de la vacunación.

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