Los negocios que abrieron cuando estalló la pandemia hacen balance: “Que sigamos aquí con el año que hemos pasado ya es motivo de celebración”
Hace un año se aventuraron a abrir sus negocios pese al inicio de una pandemia que acababa de arrancar y de la que aún no se podían prever los efectos. Durante este tiempo, unos se han visto obligados a cerrar la parte física de su empresa, otros han tenido que reacondicionar su terraza para adaptarse al cierre del interior de la hostelería, pero todos mantienen la ilusión pese a la progresiva bajada de ingresos a medida que el verano terminaba y las restricciones aumentaban: “Hemos firmado el contrato por 20 años y queremos cumplirlo”, mantienen desde uno de ellos. Hoy, después de cumplir su primer aniversario, miran hacia atrás y analizan junto a elDiario.es lo que les ha supuesto este año lleno de restricciones, pero también de la esperanza de pensar que ya les queda menos para remontar “cuando todo termine”.
Verónica y 'Sirenia', su centro de buceo que por fin pudo ver la luz
Con el local en plena reforma y mucha ilusión a sus espaldas, Verónica habló con elDiario.es en un momento en el que aún no sabía cuándo tendría la oportunidad de abrir su centro de buceo en Noja, ya que pese a constituir la empresa días antes del estado de alarma y tener la idea inicial de abrir en Semana Santa, la paralización del país le llevó a posponerlo en varias ocasiones. Finalmente, y tras los continuos retrasos provocados por el parón generalizado, el 15 de julio 'Sirenia' abrió con una gran acogida. “El verano fue muy bien, y eso que aún no nos conocía nadie, pero en otoño cerraron las comunidades y eso sí que nos perjudicó”, señala la empresaria, reconociendo que muchos de sus clientes provienen de Castilla y León o de Euskadi.
No obstante, y preguntada por el balance que hace de este año, Verónica prefiere optar por el optimismo y explica que la COVID, al final, “no ha sido tanto freno como podía haber pensado”. “Mi sector es de servicios, y creo que la gente tiene muchas ganas de probar cosas nuevas, de hacer deporte, de tener experiencias.... El buceo y la actividad al aire libre está muy acogido, de hecho en invierno casi que me ha perjudicado más el mal tiempo que las propias restricciones”, indica.
Al mirar atrás, la emprendedora solo recuerda cómo este era su sueño, y pese a los inconvenientes, decidió ir a por ello. “Me he arriesgado a abrir un negocio en plena pandemia... Podía haber esperado, pero lo hice, entre otras cosas porque debajo del agua somos libres, y ahora necesitamos un poco de libertad”, concluye Verónica con una sonrisa.
Vanesa y la aventura con 'Santa Justa Shop' que tuvo que llegar a su fin -por el momento-
'Santa Justa Shop' nació con la mayor de las ilusiones por parte de su creadora, Vanesa. Ella se lanzó a la aventura del emprendimiento por segunda vez después de ver cómo su otro negocio 'La tienda de Clau' se asentaba con éxito en el mercado. Sin embargo, el mismo día de la inauguración de esta tienda de ropa infantil se decretó el estado de alarma, por lo que Vanesa, en pleno caos por el cierre del local, señala que quizá ha estado “gafado” desde el inicio del proyecto, ya que “todo han sido barreras”.
Situada en Santillana del Mar, una de las cuestiones que ha podido precipitar el cierre es precisamente su ubicación. “Tú pagas un alquiler por estar en un sitio como Santillana, donde los alquileres son elevados y donde supuestamente se trabaja muy bien unos siete meses al año, pero en esta ocasión solo se han trabajado dos, y llevamos pagando el alquiler desde enero. Era una muerte anunciada”, explica Vanesa a este periódico con cierta pena.
Aún así, se muestra esperanzada respecto a poder retomar el proyecto en otras circunstancias y en otro lugar, ya que su otra tienda se mantiene pese a las dificultades, así que de momento, 'Santa Justa Shop' continuará a través de las redes sociales con la vista puesta en que todo vaya mejorando para poder reabrir en el momento menos esperado.
Andrea, sin ayudas para 'Garrera' pero con la vista puesta en el verano
La primera frase que dice Andrea al descolgar el teléfono es “aguantando”. Algo que, probablemente ha tenido que repetir mucho desde noviembre, fecha en la que sitúa el comienzo de la peor parte de la pandemia desde que abrió su tienda de ropa de Suances. “El verano fue muy bien, pero pasamos de estar arriba a estar abajo muy rápido. Entre el cierre perimetral y el cierre de los municipios, tuve hasta que reducir los horarios de por las tardes porque era desesperante. No había nadie”, asevera.
Según esta emprendedora, la situación de comercios como el suyo es especialmente delicada, ya que la gente suele acudir a las tiendas de ropa a probarse las prendas que pretenden comprar, algo que desde que arrancó la pandemia no genera la misma confianza. “Al final la gente duda de quién ha estado en el probador, si se han limpiado las cosas...Y sí que se ha notado un incremento en la venta online, sobre todo en invierno por los que estuvieron aquí durante el verano, pero es complicado hacer clientela nueva porque la competencia en el mundo online es un monstruo”, afirma.
Pero lo cierto es que nunca, y a pesar de las dificultades, se planteó cerrar debido a la inversión que tuvo que hacer en un local que estaba “completamente vacío”. “Tengo la esperanza de que en verano mejore la cosa y poder tener cierta tranquilidad en el invierno, sobre todo por el alquiler”, indica. Poco después y a medida que avanza la conversación con elDiario.es, Andrea llega a la conclusión de que “que sigamos aquí con el año que hemos pasado ya es motivo de celebración”, apunta.
Laura y Javi, por 20 años más para su taberna 'Casilda'
Cuando llevas tanto tiempo tratando de abrir tu propio negocio, y cuando lo haces estalla una pandemia es normal caer en la queja. Sin embargo, Laura y Javi prefirieron optar por el dinamismo y la entereza ante las situaciones más adversas, y la jugada no les ha salido nada mal. Su taberna 'Casilda' tuvo que adaptarse al confinamiento a los cuatro días de inaugurarse, pero aún así, el balance “dentro de lo inesperado ha sido positivo”.
Laura, que atiende a la llamada de elDiario.es con la ilusión de saber que continuar abierta ya es una buena noticia, reitera en varias ocasiones que el gran motivo que les ha mantenido ahí es el apoyo de los vecinos de Suances. “Tienes un día malo y siempre aparece alguien que te ayuda y te da ánimo, nos hemos dado mucha cuenta de la solidaridad de la gente”, advierte emocionada. Y eso que la situación no ha sido fácil, sobre todo cuando se decretó el cierre del interior de la hostelería, ya que en 'Casilda' no disponían de una terraza acondicionada. “Tuvimos que pedir ayuda a nuestro casero para pedir permiso a la comunidad e instalar un toldo, y además de ayudarnos no nos cobró ese mes... Solo podemos agradecerle”, relata.
Ellos, a diferencia de muchos, declaran que sienten “miedo al verano” por el “hartazgo” que ven en la gente y en que eso pueda llevarles a saltarse las normas, algo que Laura no tolera. “Me llaman la teniente O'Neill (risas) porque llevo todas las normas a rajatabla, pero no solo por nosotros sino por los clientes que están aquí todo el año... Hemos firmado el contrato por 20 años, y queremos cumplirlo”, finaliza llena de esperanza.
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