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La paradoja del transporte público en Cantabria: menos líneas y más aglomeraciones cuando hay que guardar la distancia de seguridad

Autobús de la línea S1 completamente lleno.

Blanca Sáinz

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Después de verlo durante meses en las grandes ciudades con el metro, el turno le ha tocado ahora a Cantabria. Y aunque en este caso no sea con el metro sino con el autobús, lo cierto es que las quejas se están haciendo oír cada día más: hay cada vez menos líneas y los clientes habituales de este medio de transporte se tienen que aglomerar para llegar al trabajo o a casa, unas de las pocas actividades permitidas con las restricciones actuales de confinamiento municipal y cierre perimetral de la comunidad autónoma.

La alarma saltó hace apenas unas horas cuando una usuaria publicó una foto en su Twitter personal quejándose de la “vergüenza” que suponía que el conductor abriese la puerta de en medio del autobús para que pudiesen entrar más usuarios.

A continuación, Izquierda Unida pedía a las administraciones el refuerzo del transporte público cántabro así como que “extremen la vigilancia” sobre la ocupación de la líneas. En un amplio comunicado, la coordinadora del partido, Leticia Martínez, llamaba la atención sobre la alta concentración de usuarios: “Lo que no puede ser es que se estén cerrando negocios hosteleros y reduciendo aforos en comercios que gestionan familias y pequeñas empresas argumentando que se quiera evitar la concentración de personas, y luego se permitan estas aglomeraciones”, relataba.

Posteriormente, y solo unas horas más tarde, eran las Mesas de Movilidad del Besaya y de la Bahía de Santander las que denunciaban el “recorte de las frecuencias de muchas rutas de autobús de Cantabria”. Entre esas líneas afectadas, destacaban la línea que une Polanco y Torrelavega “con solo dos frecuencias a horarios imposibles”, y la de Colindres-Santander, con cuatro frecuencias.

Además, apelaban a las “aglomeraciones” que se están produciendo en las horas punta: “Principalmente entre las 07.00 y las 09.00, y las 13.00 y las 15.00 horas, lo que ha generado flagrantes incumplimientos de los aforos establecidos, siendo imposible mantener la distancia de seguridad”.

Concretamente, y al igual que Izquierda Unida, la Mesa de Movilidad también acusa directamente a la compañía ALSA por suprimir horarios de autobuses. “Exigimos a la Dirección General de Transportes del Gobierno de Cantabria que de marcha atrás y recupere las frecuencias perdidas en aras de garantizar un transporte seguro y libre de COVID, en beneficio de los principales usuarios del transporte público”, explican.

Y esta misma tarde el Gobierno contestaba a las peticiones instando a establecer “de inmediato” las frecuencias suprimidas, pero únicamente en el servicio de autobuses entre Santander y El Astillero ya que, como explican en nota de prensa, la empresa no ha cumplido con la obligación de notificarlo a la Dirección General de Transportes “con una antelación mínima de 15 días”.

“Confiamos en que se restablezca lo antes posible en aras de salvaguardar la salud pública al tiempo que mantener la movilidad esencial para atender los servicios básicos, especialmente, la sanidad, el acceso al trabajo y la educación, además de asegurar la sostenibilidad de la red de transporte público autonómico”, declaran.

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