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Atropellos con coches, torturas, petardos y caballos “destripados”: por qué en Guadalajara hablan ya de “tauricidio”

Un toro atropellado por varios vehículos en Brihuega

Alicia Avilés Pozo

2 de noviembre de 2021 19:09 h

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A principios del siglo XX los caballos que utilizaban los rejoneadores en las corridas de toros no llevaban ningún tipo de protección. Dejaban que los toros, despavoridos y “picados” por los jinetes, prácticamente los destriparan en la plaza. Eso cambió en los años 20 con un “peto” o protección obligatorio en los equinos. Esa imagen de los caballos “eviscerados” dejó de verse en las plazas. Solo el toro podía (y puede) ser torturado. Pero no solo en las plazas hay tauromaquia. Hay numerosas zonas en España donde los festejos taurinos se realizan por las calles y por el campo. Los encierros arraigan con fuerza en unos pueblos y son rechazados en otros. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha tienen fuerte tradición en las provincias de Guadalajara y Albacete, pero muy poca en comarcas como La Mancha, entre Toledo y Ciudad Real.

Y son estos encierros al aire libre los que han llevado a que de nuevo la imagen de un caballo corneado por un “toro despavorido, indefenso y asustado” en un encierro por las calles de Torija, haya sido noticia, y a que colectivos animalistas como Guadalajara Antitaurina hablen ya de “tauricidio” (asesinado masivo de toros) y de “taurópatas” (asesinos en serie de toros).  

No viene de ahora. El suceso de Torija es para los animalistas “la gota que colma el vaso” de unos festejos que incluso se niegan a llamarlos como tal. Desde el comienzo de la relajación de las restricciones por la COVID-19 antes del verano, los sucesos relacionados con encierros en la provincia de Guadalajara se han ido sucediendo sin parar. El final es siempre el mismo: un toro acaba muerto, y no solo dentro de las reglas establecidas en la tauromaquia, sino también tiroteado o atropellado.

En esta provincia, la localidad de Brihuega ha sido la protagonista de muchos de los hitos de los últimos meses. Sus encierros fueron declarados Fiesta de Interés Turístico Regional en 2009. Aunque se realizan a mediados de agosto, en junio ya se promovió la celebración de este festejo, y pese a que fue prohibido por el Gobierno regional, hubo protestas vecinales por considerar que les coartaba su “libertad para llevar a cabo sus tradiciones”.

Atropellos, agresiones y otros incidentes

Finalmente, llegó la fecha oficial, y estos encierros se celebraron en el municipio, junto con un concurso de recortadores que derivó en una polémica a nivel nacional e internacional. Un toro se escapó del coso durante el concurso, el pánico cundió entre las calles de la localidad y el animal terminó siendo atropellado por varios coches, quienes lo acorralaron hasta que fue abatido a tiros. En la localidad contaron a este periódico que no era la primera vez que pasaba.

Además, previamente, y debido a que la Administración regional también había amenazado con suspender los encierros si no se respetaban las medidas anti-COVID, se crisparon los ánimos, se produjeron tensiones entre detractores y defensores de esta tradición, hasta el punto de que hubo agresiones con arma blanca, como confirmó la Policía Local.

Fuera de Brihuega también ha habido otros episodios. Guadalajara Antitaurina detalla que en Loranca de Tajuña, hace unas semanas, otro toro despavorido embestía a toda velocidad a un caballo arrojándolo por los aires. Tampoco llevaba los petos ni arneses de seguridad, que son los reglamentarios. En Fuentelancina, han podido comprobar cómo varios caballistas con picas guiaban y acosaban a los toros, una práctica que ya no está permitida. 

Hay más. Recientemente, en Humanes, un toro cayó en una zanja. Varias personas estuvieron “torturándolo y acosándolo” durante casi media ahora para hacerlo salir. Finalmente, al no conseguirlo, lo mataron de un tiro en la cabeza. En Chiloeches han llegado a utilizar petardos para que el toro corra más durante el encierro. Y en Torija, de nuevo, aparte del caballo corneado, se ha hecho público otro vídeo de menores corriendo delante de los toros durante los mismos encierros.

En los colectivos antitaurinos destacan que son los propios amantes de la tauromaquia quienes también han podido constatar estas irregularidades y que en ocasiones “se han enzarzado entre ellos” a través de foros públicos y redes sociales, para denunciar estas prácticas porque con ello se acabarán “cargando la fiesta”.

Con todo ello, las asociaciones ponen el foco especialmente en los ayuntamientos, la Diputación y la Junta de Castilla-La Mancha. Están “apurando al máximo los pocos 'tauricidios' que se autorizan”, ya que debido a la pandemia, más de un 80% se han cancelado. “Las cuentas no les salen a los ganaderos. ¿Cómo remontarán estos dos años de pandemia sin los cuantiosísimos ingresos que percibían? ¿Esperan que el erario público se haga cargo de tan enormes pérdidas?”.

Sufragación de los festejos

“Parece que el PSOE de nuestra región, liderado por Emiliano Garcia-Page está convencido de poder sufragarlo. ¿Cuántas áreas que vemos recortadas en Castilla-La Mancha podrían verse beneficiadas con estos ingresos?”, añaden.

Tras recalcar que “son los propios 'taurópatas' quienes se señalan entre sí, acusándose unos a otros de sobrepasarse en la violencia contra los animales y afirmando que con tan bochornosas imágenes, son ellos mismos los que se están cavando la tumba”, esta asociación hace un llamamiento a todas las vecinas y vecinos de Guadalajara, y de Castilla-La Mancha en su conjunto, que “hartos de presenciar cómo miles y miles de euros se despilfarran en organizar estas matanzas mientras no tienen asistencia médica, biblioteca o carreteras decentes, desean pararle los pies a quienes hacen negocio con la tortura animal”.

“Es el momento de cambiar el paradigma social, e indudablemente que las instituciones asuman que estas prácticas tienen los días contados. Es inadmisible que mientras el mundo entero se organiza para frenar la crisis climática, los municipios de nuestra región encuentren en la tauromaquia la única vía de ocio y divertimento, cómo si desangrar, disparar o arrollar toros les deleitase”, concluyen.

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