Cuenca vuelve a hacer sonar los tambores y clarines de Las Turbas desde los balcones

Por segundo año consecutivo y debido a la situación sanitaria, tambores broncos y clarines destemplados han vuelto a sonar en Viernes Santo en la ciudad de Cuenca desde balcones y ventanas.

Los turbos han secundado el llamamiento de la Junta Regidora de Las Turbas de Cuenca, que les había animado a hacer sonar sus tambores y clarines durante diez minutos en este Viernes Santo de pandemia tras el Miserere de las doce del mediodía del reloj de Torre de Mangana, en memoria de los fallecidos y como mensaje de apoyo para todos los que están sufriendo por esta enfermedad.

Tambores y clarines han sonado así por segundo año tras los reposteros que colgaban de los balcones nazarenos de toda la ciudad. En la subida al Casco Antiguo por la calle Alfonso VIII, numerosos turistas y vecinos de la capital se han concentrado en la calle para contemplar el emocionante momento, en el que también se ha podido ver tocar a Antonio Garrote, presidente de Las Turbas de Cuenca.

Con una puntualidad británica, a los diez minutos, tambores y clarines han dejado de sonar al unísono. A pie de calle, un turbo lanzaba un deseo: “A ver si el año que viene podemos salir por fin”.

Las Turbas protagonizan la procesión Camino del Calvario -la más emblemática de la Semana Santa de Cuenca- que lleva tres años sin salir a la calle, dos por la pandemia y un tercero a causa de la lluvia.