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Un inspector de los Mossos, sobre Jordi Sànchez el 20-S: “Pasó de la prepotencia y de exigir que nos retiráramos a cooperar”

Los presidentes de Òmnium Cultural y la ANC, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, el 20-S

Oriol Solé Altimira

Tocado pero no hundido. Así ha dejado a Jordi Sànchez un inspector jefe de los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra el 20-S en la conselleria de Economía. El mando, que tenía la orden de sacar a la comitiva judicial del departamento, ha relatado cómo el exlíder de la ANC pasó de exigir que las unidades policiales se retiraran bajo amenaza de llamar a Puigdemont y al exconseller Forn a colaborar con los Mossos apaciguando a los manifestantes más alterados. “Pasó de la prepotencia y la altanería a cooperar”, ha resumido el inspector.

La relación entre uniformado y líder civil no empezó bien. A media tarde, cuando el inspector había recibido la orden de formar un cordón de antidisturbios para sacar de la conselleria a la comitiva judicial, aparecieron Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Lluís Llach. Quien llevaba la voz cantante, según el inspector y otros testigos que ya han comparecido en el juicio, era el por entonces presidente de la ANC. “Me exigió que retirara la brigada móvil [antidisturbios] y dijo que llamaría al conseller y al president y que me iba a ir de aquí”, ha destacado.

A continuación, según su relato, Sànchez llamó por teléfono y espetó frases como “Trapero está loco, s’ha begut l’enteniment [expresión en catalán equivalente a se ha vuelto loco]”. “Cuando cuelga se dirige a mi y me dice que en breve Trapero recibirá una llamada y que nos iremos de aquí”, ha apostillado sobre Sànchez. El inspector se negó a cumplir con las exigencias de Sànchez y, respaldado por su cadena de mando, ha explicado que mantuvo un cordón policial de antidisturbios en la Gran Vía: “Yo le dije que ya podía llamar al papa de Roma, que sin orden de mis superiores no me iba”.

El primer tramo de la declaración del inspector –propuesto por la defensa de Forn– ha supuesto un duro golpe a la tesis de defensa de Sànchez, que mantiene que tan solo ejerció labores de mediación. Por contra, las palabras del inspector jefe han ido en línea de la acusación de la Fiscalía y de varios mandos de la Guardia Civil, que sitúan a Sànchez usurpando la autoridad policial el 20-S en Economía y con plenos poderes sobre los manifestantes y los agentes de la policía catalana. Los mandos de los Mossos han negado influencia alguna de Sànchez en la cadena de mando.

Con todo, el inspector ha matizado sus palabras y ha explicado que tras ese mal inicio, Sànchez pasó a una actitud “conciliadora” y “colaborativa” con los Mossos, hasta el punto de intercambiarse los teléfonos móviles. “Me ofreció ayuda, colaboración para que intentáramos llegar a la conselleria fuera como fuera y dijo que él intentaría calmar los ánimos”, ha apostillado el mando.

Sànchez no “alentó” a los manifestantes

“En ningún momento he dicho que Jordi Sànchez alentara a la gente contra los Mossos”, ha puntualizado el inspector, quitando valor así al supuesto poder sobre la masa del líder de la ANC. Respecto a Cuixart, el mando le ha dado un papel secundario, aunque ha destacado que, junto a Sànchez, “apaciguó” a manifestantes del 20-S para que los agentes pudieran formar un cordón entre el cruce de la Gran Vía con la Rambla Catalunya y el teatro Coliseum, por donde salió la secretaria judicial.

Asimismo, de la testifical del inspector cabe destacar su defensa a ultranza de no intervenir en la conselleria hasta pasada la medianoche, cunado la mayoría de manifestantes ya se había ido. Una intervención de los antidisturbios con la concentración en marcha, a su juicio, habría provocado “una avalancha” y “un mal mayor al que se quería evitar”. “Ni que viniera el séptimo de caballería entrábamos en la conselleria”, ha zanjado.

“Me supo fatal, me quedé con mal sabor de boca por no poder sacar a la letrada y a los compañeros de la Guardia Civil antes”, ha lamentado el inspector, quien ha destacado que la secretaria judicial pudo salir por el teatro Coliseum sobre las 00:15h. “con total tranquilidad y sin ninguna incidencia”, una vez los 'Jordis' ya habían desconvocado la protesta.

El incidente más relevante que ha reseñado el inspector durante toda la jornada fue el lanzamiento de botellas de plástico a dos agentes de los Mossos de mediación, que iban de paisano y que fueron confundidos por los manifestantes con dos guardias civiles. “Hubo una lluvia de botellas de plástico y vi que los iban a agredir. Los compañeros se metieron dentro del Coliseum y pensé que me habían desbaratado una salida alternativa”, ha explicado. Fue entonces cuando llamó por teléfono a Sànchez y en “diez minutos se despejó la zona”. De la altanería a la colaboración.

Trias, Pacheco y más mandos

Este lunes han comparecido otros once testigos de las defensas. El exalcalde de Barcelona Xavier Trias y el secretario general de CCOO en Catalunya, Javier Pacheco, han reivindicado el pacifismo de la protesta del 20-S. “La gente estaba en actitud reivindicativa, pacífica y tranquila”, ha asegurado el exalcalde, mientras que el líder sindical no detectó ningún “rifirrafe reseñable”.

Un bombero de la ANC ha abundado en esta tesis y ha sostenido que la concentración fue “improvisada” y “festiva” y que Sànchez “siempre dijo que había que hacer un pasillo para la comitiva judicial”. En su comparecencia, el actual diputado de JxCat Toni Morral y el médico Jordi Vilarasau han destacado que los estatutos de la entidad excluían cualquier forma de violencia para lograr la independencia y que Sànchez nunca tuvo un poder especial o voto de calidad en la ANC, ya que las decisiones se tomaban por asamblea.

Por su lado, un subinspector de los antidisturbios de los Mossos ha sostenido que retirar los vehículos de la Guardia Civil frente el departamento habría sido “temerario” y que los concentrados no eran “violentos sino indignados”. Con todo, el relato de los Mosssos sobre el 20-S ha mostrado algunas lagunas y cierto grado de descoordinación cuando un sargento jefe del área de escoltas ha relatado las distintas vías con las que la policía catalana planeó sacar a la comitiva judicial de Economía.

Así, ha explicado que sobre las 22:00h. recibió una llamada del jefe de los antidisturbios de los Mossos en la que acordaron que desde la puerta del edificio les avisarían para que la Brigada Móvil hicieran un cordón y saliera la comitiva judicial. No obstante, la intención de montar el cordón “lo más rápido y sorpresivo posible” se vio frustrada porque a los antidisturbios les “costaba aguantar el cordón” y además empezaron a realizarlo “cuando la diligencia [de entrada y registro] todavía no había finalizado”.

El primer testigo de la jornada ha sido Josep Guillot, representante del sindicato de mandos de los Mossos d’Esquadra (SICME), quien ha insistido en que nunca hubo “injerencias” de Forn en los operativos. Si bien ha tildado las declaraciones públicas del exconseller de “irresponsables y peligrosas”, las ha enmarcado en la “retórica política”. En la misma línea ha ido el comisario de la policía catalana Sergi Pla: “Nunca hemos recibido una orden de Forn, no el major Trapero ni otro comisario la hubiese aceptado”.

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