‘Enemigo del pueblo’, música compleja de raíz sencilla
Una gran expectación rodeaba el primer estreno mundial del Palau de les Arts en sus 20 años de existencia. Francisco Coll también debutaba como director en un foso de ópera y fue recibido con cálidos aplausos. Probablemente el hecho de que la obertura sea un reconocible pasodoble sorprendió a una parte del público. Pero no era ese el único rasgo vinculado a la música popular española de la obra, que entre la muy nutrida percusión incluye pandereta y castañuelas. En su hora y media de duración despliega una amplia gama de efectos tímbricos con una orquestación muy rica en matices. Los rasgos folklóricos están presentes, pero tampoco son constantes en una partitura atonal que no rehúye la franca tonalidad en algunos momentos.
El valenciano Francisco Coll, con 40 años de edad, se encuentra en una temprana madurez creativa. Acaba de recibir el Premio Nacional de Música y goza de amplio reconocimiento internacional. Tiene también una discografía importante, con obras interpretadas por la Filarmónica de Luxemburgo, la violinista Patricia Kopatchiskaja y la chelista Sol Gabetta, entre otros. La ópera Enemigo del pueblo es un encargo del Palau de les Arts y el Teatro Real de Madrid que ambos han coproducido. Como director musical es colaborador de la Sinfónica del Principado de Asturias y esta temporada debuta con la Orquesta de Castilla y León.
“Nunca pretendo ser complejo, pero mi música acaba siéndolo”, dice Coll en una entrevista de César Rus en Scherzo. El compositor recuerda a Jorge Luis Borges, “quien decía que no buscaba la sencillez por vacía, sino la modesta complejidad”. Coll es un artista polifacético, ya que también cultiva la pintura, con una obra importante, y posee una gran cultura, con muchas referencias detectables en su producción. Compara su utilización del pasodoble con El amor brujo de Falla y dice que en realidad “es un objeto encontrado, por hacer un guiño a Duchamp”.
La obra está dividida en dos actos, representados sin interrupción. La dirección escénica de Àlex Rigola presenta un único decorado, que se va transformando gracias al vídeo de Álvaro Luna, en una gran pantalla que ocupa el fondo del escenario, y a la versátil iluminación de Carlos Marquerie en la escenografía de Patricia Albizu. Muy bello el efecto de la evolución de las nubes y el cambio marcado por la iluminación en rojo en el segundo acto. Es una adaptación libre de la obra de teatro del noruego Henrik Ibsen Un enemigo del pueblo, en la que no hay elementos que permitan situar la acción en un país concreto. Quizá el elemento menos redondo del conjunto es el libreto de Rigola, algo ingenuo y previsible.
Los cinco cantantes que intervienen brillaron a gran altura en sus difíciles papeles. Especialmente el barítono José Antonio López, que es el protagonista de la obra, el Doctor, al que acusan de enemigo del pueblo por defender la salud y el medio ambiente frente a intereses mezquinos. Es bien conocido del público valenciano, pues encarnó el protagonista en El holandés errante de Wagner y Jesús en La Pasión según san Juan de Bach, ambos en el Palau de la Música. Hizo una verdadera exhibición de matices y dominio técnico. Magnífico también el tenor Moisés Marín, que fue alumno del Centro de Perfeccionamiento, con redondos agudos, como el Alcalde, el hermano del Doctor que se enfrenta a él. Bordó su papel la soprano Brenda Rae, en el papel de Petra, hija del doctor. Muy bien Isaac Galán y Marta Fontanals-Simmons.
En cuanto al veterano Cor de la Generalitat, hizo gala de su reconocida profesionalidad con una actuación versátil y brillante. Muy bella la escena final en la que cantan el Doctor y su hija Petra sobre el fondo de las voces del coro. La Orquestra de la Comunitat Valenciana sirvió con opulento sonido la variedad tímbrica y expresiva que la partitura requiere. Por su parte, Coll fue un director minucioso y preciso de su propia obra. Todos fueron premiados por intensos y prolongados aplausos en una sala con buena entrada, aunque no llena.
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