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Xavi Sarrià: “Una manera de luchar contra el fascismo es entender nuestra historia, que desmonta a la ultraderecha”
El músico y escritor Xavi Sarrià (Barcelona, 1977), exlíder de la mítica banda Obrint Pas, presenta su nuevo disco en solitario Causa. Una suerte de relato histórico de las luchas populares que dignifica y recupera la cultura andalusí y morisca. Sarrià reflexiona en esta entrevista sobre las lenguas minorizadas, la exclusión de la música en valenciano y el nuevo escenario en que bandas valencianas como Zoo llegan a los escenarios de zonas castellanohablantes con un tremendo éxito, como ya ocurriera con Obrint Pas. El músico prepara la nueva gira de presentación del disco y sigue trabajando desde el activismo cultural y el cooperativismo editorial.
Este disco tiene muchas raíces en la historia más desconocida del País Valenciano. ¿Por qué?
He aprendido mucho con este disco y uno de los temas es este pasado andalusí y morisco, que no conocía mucho. Como no se conoce mucho en general en nuestra sociedad. Creo que es un gran tema a redescubrir, que gracias a historiadores desde la academia se ha investigado pero también gracias a la música se ha podido recuperar mucho, con Al Tall, Carles Dénia o Pep Gimeno Botifarra. Te das cuenta de que hay todo un tesoro cultural y literario y de cómo han pervivido la música y los cantos de los desposeídos de su tierra y de su identidad, que incluso sufrieron las persecuciones y las expulsiones. A pesar de todo ello, han pervivido cantos como el Cant de Batre y otros gracias a que la gente más despreciada culturalmente ha mantenido cantos milenarios que hoy en día son un tesoro, como lo que significa el flamenco. Se ha mantenido gracias a esa tradición oral y después Vicent Torrent o Pep Gimeno Botifarra lo han dignificado.
A pesar de un cierto desprecio.
El Botifarra decía que la gente se reía cuando cantaba eso pero los agricultores iban al teatro a escucharlo. Eso tan bonito lo cantamos nosotros, decían. Tenemos en nuestra música una historia de lucha, de supervivencia, de resistencia que ha pervivido durante generaciones. La canción del disco titulada Balansiya habla un poco de eso: cuando nos encontramos para cantar en esos saraos que aún se hacen en muchos pueblos y se cantan canciones de influencia diversa pero que muchas vienen de esta historia de sufrimiento y de dolor. Pero al mismo tiempo, cuando cantamos, nos ayuda a seguir adelante y a reencontrarnos en esa comunidad. Por eso decía la canción Si cantem, mai morirem.
En zonas como la Vall de Laguar o en el interior valenciano familias y comunidades enteras lucharon contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo
¿Qué has aprendido de este pasado?
El mundo de Al Ándalus y de los moriscos es tan grande en diferentes periodos, con tantos años de historia, que está por redescubrir. La nit ferida es una canción que habla especialmente de la expulsión de los moriscos y es otra historia de la que tampoco hemos hablado suficientemente: cómo se organizó esta campaña de limpieza étnica tan bestia y de todo lo que significó, además de la resistencia que hubo en zonas como la Vall de Laguar o en el interior valenciano, donde familias y comunidades enteras lucharon contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Y eso que parece una película, si fuera algo americano sería una serie de Netflix. Tenemos esa historia de lo que ha sufrido la gente de aquí y no le damos valor. Ha esido borrado y silenciado y creo que debemos recuperar todas estas historias.
¿Cómo se ha plasmado esta historia en Causa?
En el disco hay todo un relato histórico que llega hasta hoy en día. Pero ese relato histórico nos ayuda a enraizarnos y descubrir qué historia más potente tenemos, cómo la gente más humilde ha resistido en tantos momentos difíciles. Creo que en este momento de crisis, nos ayuda a seguir adelante.
¿Qué elementos comunes con el presente has observado?
Continúa pasando: el supremacismo, el racismo, la persecución de las culturas minorizadas. Es un discurso que está incluso en las instituciones, hoy en día tiene mucha fuerza. Una manera de luchar contra el fascismo y contra el supremacismo es entender nuestra historia, que desmonta los mitos que lanza la ultraderecha. Al mismo tiempo, nos ayuda a entender de dónde venimos y cómo se ha luchado históricamente contra eso. Aparte de que lo que ayuda a desmontar el fascismo es la organización popular, que continúa habiendo gracias a tanta gente.
Cuando tocabais en Obrint Pas, a pesar de los conciertos multitudinarios y de las giras en el extranjero, el grupo era prácticamente invisible en España. ¿Cómo habéis vivido los músicos que usáis el valenciano esta situación?
Siempre hemos tenido la sensación de que no contábamos. Sólo puedes ser noticia en tu territorio y, si triunfas un día en Madrid, no eres noticia allí. Siempre intentamos romper aquel prejuicio de que la música en valenciano es para valencianohablantes. Primero, porque en nuestro instituto la mayoría de gente hablaba en castellano y también venían a nuestros conciertos, nosotros veíamos eso. ¿Si llegamos a la gente castellanohablante, por qué existe ese prejuicio que nos han inculcado de que cantando en valenciano sólo podías tocar en los territorios de habla catalana? Es un prejuicio que viene de muy lejos. Mi abuela, siempre que le decía que íbamos a tocar en Berlín o en Nueva York, preguntaba si allí nos entenderían. Y era una mujer consciente y militante pero tenía ese prejuicio. Venimos de eso.
Hablábamos en valenciano pero no sabíamos ni por qué ni cómo ni cuándo
¿Cómo vive un artista que utiliza una lengua minorizada?
El valenciano era una lengua menospreciada, nosotros hablábamos en valenciano pero no sabíamos ni por qué ni cómo ni cuándo. Le llamábamos a Xàtiva socarrada y no teníamos ni idea de por qué; yo pensaba que era porque hacía calor y después descubrí que era porque la quemó el rey Felipe V. ¡No teníamos ni idea! Veníamos de eso. Todo eso continúa muy presente. Nosotros intentamos hacer el salto para tocar en festivales como el Viñarock y fuimos uno de los primeros grupos que cantábamos en valenciano. Era extraño, a veces teníamos la sensación de que éramos un grupo de segunda. Pero gracias al trabajo de picar piedra y desmontar todos esos prejuicios conseguimos tocar en muchos lugares y viajar por todo el mundo.
La música en valenciano es la historia de ir, paso a paso, avanzando y superando obstáculos
Viajando por el mundo nos dimos cuenta de que a la gente le daba igual, porque no entienden ni el valenciano ni tampoco el castellano. Cuando tocamos en Japón, la gente enseguida conectaba con nuestra música, cultura e ideas. Decidimos viajar allí donde pudiéramos y nuestra sorpresa fue que siempre, en cada lugar que íbamos, nos encontrábamos a gente que se sabía nuestras canciones; en Japón un tío vino con una dolçaina. Claro, podemos romper esos muros y grupos como Zoo lo están haciendo con mucha fuerza, continúan batallando también contra esos prejuicios, cada vez parece que conseguimos minar un poco todo eso aunque continúa sorprendiendo que por cantar en valenciano ya no eres noticia en todo el Estado español. Pero cada vez se va más allá. La música en valenciano es la historia de ir, paso a paso, avanzando y superando obstáculos.
Hoy en día, la música en valenciano parece más normalizada y ya no tan encasillada en la reivindicación y en determinados estilos.
Siempre va bien que haya diferentes estilos y actitudes. La música en valenciano es una amalgama de grupos muy diferentes entre ellos, de hecho nosotros siempre hemos luchado por tocar en conciertos con grupos que se parecen a nosotros. Debemos estar ahí y romper esa burbuja en la que se nos quería arrinconar. Ya había muchos grupos de diferentes estilos que hacían cosas muy diferentes. Esa es la suerte, que desde el principio ha habido diferentes estilos.
En los 90 teníamos un contexto muy hostil sin ningún apoyo institucional (por no decir que teníamos una hostilidad institucional) y se nos censuraba en la televisión pública, costaba mucho salir en los medios. Se reactivó una red de resistencia cívica, cultural y social en la cual se batalló para hacer frente a esa ofensiva neoliberal y uniformizadora que sufrimos, en defensa del territorio, de los derechos sociales o de los derechos lingüísticos y culturales. Hizo que en nuestra época hubiera mucho mensaje en la música. Creo que hoy hay una diversidad muy grande y lo bueno es que éramos muy poca gente y ahora somos mucha gente haciendo música de diferentes estilos. Desde la cançó hasta el rap, el pop, la música tradicional. Sandra Monfort está haciendo cosas muy buenas desde ese campo entre la música tradicional y actual. Lo bueno y deseable es que haya de todo y que cada uno tenga su actitud ante el momento actual.
En tus últimos trabajos y directos destaca mucho la incorporación del formato audiovisual. ¿A qué se debe?
Hicimos el documental con David Segarra, que ha sido amigo de toda la vida. Cuando hicimos No s'apaguen les estreles, hablando con él me imaginaba hacer un concierto con gente citada en la canción que apareciera, pero de cada persona podías hacer un documental porque eran muy potentes. Y decidimos hacer un documental de todo eso. Es muy cañero porque es muy necesario crear ese relato. Nosotros mismos no conocíamos muchas de las historias que explica el documental. ¿Cómo es posible que tengamos tantos ejemplos y referentes de lucha que sean tan desconocidos? Han estado tan silenciados que ahora nos cuesta ponerlos en valor.
En los 90 teníamos un contexto con una hostilidad institucional y se nos censuraba en la televisión pública
Creo que es fundamental crear ese relato de nuestras luchas populares. Si no lo hacemos nosotros, no lo hará nadie, al contrario, se nos impondrá otro relato. Recuperar la historia tan extraordinaria de La Pastora, entenderla bien de boca de su sobrina, que es la primera familiar que la explica. Así incrustamos el documental en el directo. En el nuevo directo también estamos trabajando para continuar con ese camino de mezclar audiovisuales porque tenemos cada vez más la posibilidad técnica de hacerlo y creo que es muy interesante la mezcla con la música. Un concierto es un ambiente de fiesta pero también es un momento de emocionarte y de recordar de dónde venimos y de cantar juntos.
Además, también has incorporado un formato más íntimo en los conciertos. ¿Cómo ha influido la pandemia en ello?
Al principio, la pandemia nos descolocó a todos. Yo tenía una gira preparada para todo el año. Es muy desconcertante porque la música, como todo, la tienes que planificar con tiempo, no se sabía cuánto duraría. Como toda la gente de la música, sufrimos ese año en blanco. Pero después vino la canción No s'apaguen les estreles y pensamos en hacer un concierto sobre eso. La alternativa que teníamos era hacer conciertos sentados y yo vengo de hacer muchos acústicos pero quería hacer algo más, un espectáculo que aportara también al momento. Y ese No s'apaguen les estreles tenía esas historias de resistencia popular, fue muy bonito hacer ese concierto en el Teatre Principal dos días seguidos. También me ha enseñado ahora a tener otro registro en los conciertos. Haremos en esta gira una mezcla con lo electrónico que hemos hecho toda la vida pensando más en un formato más teatral en el escenario. Hemos aprendido mucho en esta temporada de la pandemia y tenemos la capacidad de adaptarnos a las circunstancias. venimos de esa cultura de guerrilla de adaptarse y de intentar sacar el máximo de provecho de la situación con pocos medios.
La cultura en el País Valenciano tiene mucha fuerza, a veces no se ve suficientemente
¿Cómo ves hoy en día la cultura valenciana?
Tengo la suerte de trabajar en el sector del libro, que me apasiona, y desde el cooperativismo y los valores sociales que implica. Creo que la cultura en el País Valenciano tiene mucha fuerza, a veces no se ve suficientemente, a pesar de haber sufrido muchos años la minorización y el desprecio. Nos cuesta mucho visibilizar todo eso, pero cada vez se normaliza más que haya tantas expresiones culturales con una repercusión y fuerza que están transformando la sociedad. La música ha ayudado mucho a sembrar todos unos cambios de mentalidad y de crear referentes y relatos, pero también la literatura y el teatro y la cultura en general. Venimos de esa mentalidad de resistencia, de intentar hacer mucho con pocos medios, y eso también nos ha enseñado a adaptarnos a momentos difíciles, a reinventarnos, a cuando no hay apoyos mantener esa red popular que hace posible que si hay hostilidad se mantengan otras actividades, conciertos o presentaciones. Eso es un gran aprendizaje que hicimos, continuamos haciendo y se debe mantener. Es una lección de cómo en el País Valenciano se mantiene viva la cultura gracias al trabajo de tanta gente.
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