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El ladrillo se reactiva en València: aumentan los precios y las construcciones

Un panel informativo que anuncia una nueva promoción de viviendas en Valencia

Carlos Navarro Castelló

Las grúas vuelven a vislumbrarse sobre los edificios de València y el el ejetreo de camiones de obra empieza a dejarse ver por diferentes zonas de la ciudad.

Dos síntomas claros de que el sector del ladrillo vuelve a reactivarse tras años de parálisis como consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Los datos confirman, de hecho, estos síntomas. Los precios de las viviendas, tanto nuevas como de segunda mano, empiezan a remontar y el Ayuntamiento cada vez tiene más licencias sobre la mesa para reactivar planes urbanísticos paralizados durante años.

En el primero de los aspectos, fuentes de la Sociedad de Tasación han informado de que el precio de la vivienda nueva se situó en diciembre de 2017 en 1.738 euros, un 7,2% más que en diciembre de 2014, cuando se registró el mínimo tras la crisis.

En el caso de la vivienda de segunda mano, según el portal inmobiliario Fotocasa, el precio del metro cuadrado ha aumentado un 11,8% desde que tocó fondo por la crisis en diciembre de 2015 hasta enero del presente año, cuando se situó en 1.740 euros.

Además, como ya informó eldiario.es, en el caso de los alquileres la ciudad ha registrado un incremento del 39,4% desde que alcanzó su mínimo histórico, en mayo de 2014, hasta los 7,77 euros por metro cuadrado registrados en el primer trimestre del presente año.

Por otra parte, fuentes de la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento han informado de que el año pasado recibieron 84 solicitudes de licencias (57 en 2016) para la construcción de 2.483 viviendas, un 88% más que en 2016. En lo que va de año, han recibido 48 solicitudes de licencias de obra para la construcción de vienda nueva.

En cuanto a las licencias ya concedidas para construir, el año pasado fueron 47 las otorgadas, mientrs que en lo que va de año ya se han concedido otras 31, por lo que la tendencia es que se superen las del pasado ejercicio.

Las mismas fuentes han comentado que el grueso de estas viviendas que están ya en obras en fase de inicio, la mayoría están en las zonas de expansión de las afueras de la ciudad, en concreto, en Patraix, Malilla y Benicalap.

¿Hacia una segunda burbuja?

Los indicadores en el mercado del ladrillo preocupan en el Ayuntamiento de València hasta el punto de temer que se vuelva a generar una nueva burbuja inmobiliaria.

La concejala de Vivienda, María Oliver, ha explicado que la evolución en los precios de venta va en paralelo al de los alquileres, por el gran auge que ha habido en los últimos años, en parte por la irrupción de los apartamentos turísticos, lo que ha derivado en un exagerado encarecimiento de los mismos.

En este sentido, ha comentado que “mientras los pisos están subiendo de forma muy rápida, entre un 7 y un 11% en los últimos años, los salarios han subido tan solo un 1,5%”.

Esto es un problema enorme porque “actualmente en València el 25% de la población no puede acceder ni a una hipoteca ni a un alquiler”, ha explicado.

Aunque precisamente, el Ayuntamiento acaba de aprobar una línea de ayudas para alquileres de hasta 240 euros, la medida no es suficiente para paliar el problema.

En este sentido, para Oliver el gran problema de València es la gran cantidad de viviendas vacías existentes: “la ciudad cuenta con 50.000 pisos sin uso y la apuesta es tratar de incentivar que vayan saliendoal marcado en alquiler”.

Pese a todo, ha criticado que desde el Gobierno aún tienen la visión de que hace falta generar más suelo, aunque por suerte en València ya no se podrá crecer a costa de la huerta protegida.

Como medidas alternativas para tratar de proteger el mercado de la vivienda, la concejala ha explicado que se ha propuesto a nivel estatal “la posibilidad de crear zonas de mercado en tensión, en las que cuando se detectan aumentos de precio elevados, se saca una media y no se deja que se encarezca más de un porcentaje”.

Según Oliver, “esta medida ya funciona con éxito en ciudades como Berlín y aquí lo debería aprobar el Gobierno, para su porterior desarrollo autonómico”.

Además, ha explicado que se está solicitando que “los contratos de alquiler sean de cinco años prorrogables a otros cinco (ahora son de tres años más uno adicional) y que los inquilinos tengan opción preferencial a la hora de una posible venta del inmueble”.

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